Artículos 2009 en El Mundo de Eduardo del Campo

48
EL MUNDO, MIÉRCOLES 15 JULIO 2009
LITERATURA / TELEVISIÓN
Cádiz / Conferencia
«Para Stieg Larsson, las
novelas eran un ‘hobby’»
Eva Gabrielsson, la pareja del autor de ‘Millennium’, se encuentra
con sus lectores y reivindica la faceta de periodista del escritor
EDUARDO DEL CAMPO
Esa mujer alta vestida de negro, con
media melena platino y recién llegada
de Estocolmo que fuma de pie un
cigarrillo en la calle Ancha de Cádiz
podría ser la protagonista de la novela
jamás escrita de Stieg Larsson.
Sus datos biográficos esenciales son
un magnífico pie para un drama socio-policiaco.
Se llama Eva Gabrielsson,
es sueca, es arquitecta y es
la viuda oficiosa de Larsson, con el
que convivió 32 años y del que no
heredó nada porque la ley sueca no
reconoce tan larga convivencia sin
papeles. La herencia perdida pasó a
manos del hermano y padres del escritor,
millonarios beneficios de la trilogía
Millennium. Muchos lectores
enamorados de Lisbeth Salander, la
protagonista de la saga, ya ven en
ella a otra heroína agraviada.
Un centenar de personas espera
dentro de la Asociación de la Prensa
de Cádiz a Gabrielsson. Ha venido,
invitada por los periodistas gaditanos,
para hablar de la trayectoria
periodística de su compañero
como reportero de investigación,
que no es sólo, dice, la fuente de su
trilogía sino la obra que él consideraba
más importante de su vida.
«Para él, las novelas eran un hobby,
nada serio. Las escribía en los fines
de semana, en las vacaciones, para
pasárselo bien. Nunca dejó el periodismo».
La mujer vestida de negro comienza
su charla recordando su
primer viaje con Larsson a España.
Era 1996, un año después de que el
periodista fundara la revista de investigación
Expo. La pareja llegó a
Málaga a pasar una semana de vacaciones,
lejos de un Estocolmo en
llamas. Unos días antes, en venganza
por sus textos, su imprenta había
sido asaltada. «Llegamos a Málaga
sin saber cómo íbamos a publicar el
Eva Gabrielsson, ayer en Cádiz. / CATA ZAMBRANO
siguiente número. Pero la prensa
sueca publicó ese número de Expo
como un anexo, en solidaridad por
el ataque. Fue la primera vez que
Expo tuvo una tirada gigantesca.
Las vacaciones fueron muy felices».
A Gabrielsson le gusta subrayar a
los lectores que la ética periodística
que rezuma la redacción de Millennium
en la ficción es un trasunto de
Expo y de la actitud de Larsson hacia
su oficio: el reportero no debe
contribuir con su pasividad a la corrupción
de la vida pública, como la
que, dice, permitió la proliferación
de los abusos de las grandes empresas
suecas en los 80 y 90. Por
eso, para remediarlo, un
«furioso» Stieg fundó Expo
y luego, en la ficción,
Millennium.
«La trilogía debería imponerse
como de obligada
lectura a los alumnos
de Periodismo», dice Carmen
Morillo, la presentadora
del acto, al abrir el
turno de preguntas con
los lectores. ¿Habrá cuarta
parte?, le pregunta una
lectora que dice que tiene
a toda su familia enganchada
en la serie. Gabrielsson
desmintió que
esta cuarta parte en la
que trabajaba Larsson
cuando murió repentinamente
esté terminada.
«Está lejos de completarse.
Si los herederos me
dieran permiso, la terminaría
yo, pero sin ese permisonopuedo.Ysi
hay
una cuarta parte, la gente
querrá la quinta, y la sexta...»,
dice con una sonrisa
cansada. «Me enferma»,
Hablando de enfermedades:
cuando una lectora le dice
que su imagen idílica de Suecia se
ha desmoronado por culpa de Millennium,
Gabrielsson asiente. «No
somos un país particularmente progresista
en el trato a las mujeres.
España tiene mejores estadísticas
de presencia de mujeres en órganos
de decisión en las empresas».
La moderadora da por terminado
el acto pero la invitada interrumpe:
no, no, es ella la que tiene ahora
una pregunta a los lectores. Siempre
lo hace tras cada acto de este tipo,
dice. «¿Qué es lo que os atrae
tanto de Millennium?»Yenese
punto empieza otra charla.
K
Los actores de ‘Vacaciones en el mar’, en los años 70. / THE KOBAL COLLECTION
Génova / Intervención
‘Vacaciones en el mar’,
sin barco por las deudas
La Capitanía del Puerto de Génova
inmovilizó esta semana la nave Pacific,
que fuera en los años 70 el escenario
de la famosa serie televisiva
Vacaciones en el mar, por las deudas
acumuladas por la naviera española
Quail Cruises, actual propietaria del
barco, según informó la agencia Europa
Press.
Las autoridades portuarias llevaron
a cabo la orden emitida por el
Tribunal de Génova a petición de las
empresas acreedoras, la italiana San
Giorgio del Porto y el operador turístico
brasileño CVC Tur Ltda.
Según informó la revista especializada
italiana Ship2Shore,ladeuda
contraída por Quail Cruises sería superior
a los 10 millones de euros.
La Pacific, que pertenece a Quail
K
Cruises desde hace un año, se halla
en fase de rehabilitación. De hecho,
hace pocas semanas la armadora española
confirmó que la nave no
prestaría servicio durante la estación
de verano y sería sustituida por el
buque Gemini. La nave llegó al Puerto
de Génova para acometer esas reformas
en noviembre, de donde tendría
que haber salido, ya operativa,
en marzo, para cubrir diversas rutas
por el Mediterráneo.
En 1998, esta misma nave, que entonces
tenía otros propietarios, había
sido secuestrada en el puerto de Pireo
(Grecia) por su vinculación con
una red de tráfico de drogas que enlazaba
el norte de África con algunos
países del Mediterráneo, entre ellos
España.
Impreso por Eduardo Delcampo Cortés. Prohibida su reproducción.
DECADENCIAS / LUIS ANTONIO DE VILLENA
Eduardo Chamorro,
periodista de cultura
Mis primeros recuerdos y parcas conversaciones
con Eduardo (que siempre parecía
serio sin serlo, la barba) datan de las
gloriosas noches del pub Dickens de Madrid,
donde Chamorro, junto a Martínez
Sarrión, montaban la guardia a su admirado
y muy amigo Juan Benet, mientras los
tres criticaban a los pipiolos –que éramos
los demás– y le daban al güisqui, para el
que mostraban un saque estupendo… Por
eso –y por veneración literaria– Chamorro
pudo escribir casi 10 años después de la
muerte de Don Juan –como llamaban a Benet–
uno de los libros más atractivos sobre
el autor de Volverás a Región: Juan Benet
y el aliento del espíritu sobre las aguas.
¿Es el libro de un periodista de cultura?
¿No es igual un periodista de cultura que
otro periodista cualquiera? Debiera acaso
serlo, pero habitualmente (y es una desgracia)
no lo es. El periodista de cultura,
como lo era Eduardo Chamorro, tiene a la
par mucho de informador y otro tanto de
escritor puro. Naturalmente no se le caen
los anillos por meter baza y opinión razonada
sobre cualquier sonsera de los políticos
mindundis, que son legión. Pero sobre
cualquier incursión a lo cotidiano barato,
hecha con gusto, brilla, antes y después el
cuidado de la prosa y en general el gusto
por hacer un tipo de libros (suelen decirse
inclasificables) donde todo se da la mano.
Eduardo Chamorro, por ejemplo, escribió
con Rafael Azcona un guión para la película
de Mario Camus Los desastres de la guerra,
al tiempo o casi que preparaba novelas
de misterio como Guantes de segunda mano
o seguía trabajando e indagando en un mundo
que siempre le apasionó, el de la decadencia
del Imperio español con los últimos
reyes de la Casa de Austria, de donde vino
su accésit al Planeta, La cruz de Santiago,
una novela con Velázquez y Felipe IV, oEl
enano del rey, lo que claro está no era óbice
para investigaciones periodísticas como Felipe
González, un hombre a la espera o Viaje
al centro de UCD.
Recuerdo también el temple sereno,
zumbón y afectuoso de Chamorro en el
viaje que hicimos (otoño de 1985) a Venecia,
capitaneados por el poeta José María
Álvarez, a visitar y rendir homenaje lírico
alatumbadelpoetaEzra Pound en el melancólico
y muy famoso cementerio insular
de San Michele. Nos llamaron fachas
por homenajear al genial Pound, algo que
ninguno éramos, más bien al contrario. Algunos
se preguntarán ahora (a su muerte
con 63 años) si Chamorro era un escritor a
ratos perdidos o un periodista que empezó
en el Grupo 16, constante y bueno.
Valle-Inclán dijo en un momento de desafecto
que «el periodismo avillana el estilo»,
lo que no es verdad más que en las noticias
de teletipo que tienen otro cometido.
Novelistas importantes como Mujica Láinez
(que trabajó en La Nación de Buenos
Aires) decía a cuantos le querían escuchar
–un escritor culto, refinado, manierista–
cuánto debía su técnica y su hacer al periodismo.
Probablemente el escritor/periodista nace
a fines del XIX, pero hoy lo tiene más
difícil por los mandatos de la brevedad y
la diseñocracia, aunque su labor no cambia.
El periodista de cultura, como Eduardo
Chamorro, sabe hacer bien lo que le pidan,
le gustan las aventuras novedosas y
tiene claro que ser periodista no es saber
tres chuminadas (y con pinzas) sino saber
mucho de todo, cuanto más mejor, y saber
trasmitirlo. Eso hizo.
Obituario en página 20