You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
esperaba. Y además hay que tener en cuenta también que empezaba a hacerse viejo, y<br />
ya no se ajetreaba mucho, ni de un lado ni de otro.<br />
Napoleón fue a Milán a hacerse coronar y luego realizó algún viaje por Italia. En cada<br />
ciudad lo acogían con grandes fiestas y lo llevaban a ver las rarezas y los monumentos.<br />
En Ombrosa pusieron en <strong>el</strong> programa una visita al «patriota de lo alto de los árboles»,<br />
porque, como acostumbraba a pasar, a Cósimo aquí nadie le hacía caso, pero fuera era<br />
muy famoso, especialmente en <strong>el</strong> extranjero.<br />
No fue un encuentro improvisado. Todo estaba dispuesto de antemano por <strong>el</strong> comité<br />
municipal de los festejos para hacer un buen pap<strong>el</strong>. Se escogió un buen árbol; querían<br />
una encina, pero <strong>el</strong> que mejor se veía era un nogal, y entonces disfrazaron <strong>el</strong> nogal con<br />
un poco de follaje de encina, pusieron cintas con los tres colores franceses y los tres<br />
colores lombardos, unas escarap<strong>el</strong>as, unos galones. A mi hermano lo hicieron<br />
encaramarse allá arriba, vestido de fiesta pero con <strong>el</strong> característico gorro de pi<strong>el</strong> de gato,<br />
y una ardilla en <strong>el</strong> hombro.<br />
Todo estaba fijado para las diez, había un gran coro de gente alrededor, pero<br />
naturalmente hasta las once y media no se vio a Napoleón, con gran fastidio de mi<br />
hermano que al envejecer empezaba a padecer de la vejiga y de vez en cuando tenía que<br />
esconderse detrás d<strong>el</strong> tronco para orinar.<br />
Llegó <strong>el</strong> emperador, con <strong>el</strong> séquito en <strong>el</strong> que cabeceaban los bicornios. Era ya<br />
mediodía, Napoleón miraba entre las ramas hacia Cósimo y le daba <strong>el</strong> sol en los ojos.<br />
Empezó a dirigirle a Cósimo cuatro frases de circunstancias:<br />
- Je sais tres bien que vous, citoyen... - y se hacía pantalla con la mano -... parmi les<br />
forêts... - y daba un saltito para que <strong>el</strong> sol no le fuera a los ojos -, parmi les frondaisons de<br />
notre luxuriante... - y daba un saltito hacia otro lado porque Cósimo, con una inclinación<br />
de asentimiento, le había descubierto de nuevo <strong>el</strong> sol.<br />
Viendo la inquietud de Bonaparte, Cósimo preguntó, cortés:<br />
- ¿Puedo hacer algo por vos, mon Empereur?<br />
- Sí, sí - dijo Napoleón -, poneos un poco más acá, os lo ruego, para protegerme d<strong>el</strong><br />
sol, sí, así, quieto... - Luego se calló, como asaltado por una idea, y vu<strong>el</strong>to al virrey<br />
Eugenio -: Tout c<strong>el</strong>a me rapp<strong>el</strong>le qu<strong>el</strong>que chose... Qu<strong>el</strong>que chose que j'ai déjà vu...<br />
Cósimo acudió en su ayuda:<br />
- No erais vos, Majestad: era Alejandro Magno.<br />
- ¡Ah, pues claro! - dijo Napoleón -. ¡El encuentro de Alejandro y Diógenes!<br />
- Vous n'oubliez jamais votre Plutarque, mon Empereur - dijo Beauharnais.<br />
- Sólo que entonces - añadió Cósimo -, era Alejandro quien preguntaba a Diógenes qué<br />
podía hacer por él, y Diógenes quien le rogaba que se apartara...<br />
Napoleón chasqueó los dedos como si por fin hubiese encontrado la frase que andaba<br />
buscando. Se aseguró con una ojeada que los dignatarios d<strong>el</strong> séquito lo estuviesen<br />
escuchando, y dijo, en óptimo italiano:<br />
- ¡Si yo no fuera <strong>el</strong> emperador Napoleón, habría querido ser <strong>el</strong> ciudadano Cósimo<br />
Rondó!<br />
Y se dio la vu<strong>el</strong>ta y se fue. El séquito le siguió con gran ruido de espu<strong>el</strong>as.<br />
Todo acabó en eso. Se esperaba que al cabo de una semana le llegase a Cósimo la<br />
cruz de la Legión de Honor. Pero nada. Mi hermano quizá se burlaba de <strong>el</strong>lo, pero a la<br />
familia nos habría gustado.<br />
XXIX<br />
La juventud se va pronto sobre la tierra, imaginaos sobre los árboles, donde todo está<br />
destinado a caer: hojas, frutos. Cósimo envejecía. Tantos años, con todas sus noches<br />
pasadas al frío, al viento, al agua, bajo frágiles abrigos y sin nada alrededor, rodeado d<strong>el</strong>