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Blaze!

Esta es la historia de Blaze, la más grande guerrera que podrás encontrar... Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse. No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada. Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible. https://blaze.000webhostapp.com

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Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse.

No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada.

Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible.

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Después de un tiempo de viaje, Albert y <strong>Blaze</strong> llegaron a los pies de la montaña tras la cual se<br />

encontraba el reino del dios Sol, marcha que se sintió eterna para el joven oráculo, que de sólo<br />

caminar sudaba vistiendo las piezas de su armadura, teniendo terminantemente prohibido el<br />

quitárselas, debiendo acostumbrarse a ellas lo más prontamente posible.<br />

¡Ya no puedo más! Tengo que sacarme ropa o moriré de deshidratación, ¿puedo, cierto? –requirió<br />

Albert, con la camisa y pantalón exudando humedad.<br />

Puedes desnudarte casi completamente, sólo tienes que mantener tu… cosa, como decirlo… oculta,<br />

por favor –demandó <strong>Blaze</strong>, recordando el incidente del rey Bod.<br />

Albert se comenzó a sacar la ropa inmediatamente, desesperado por el calor, quedando vestido<br />

sólo con el casco, los avambrazos, las grebas y un taparrabos blanco y corto.<br />

¿Y las piernas de esa cosa? Es un calzón cortísimo, ponte de vuelta el pantalón y arremángatelo –<br />

ordenó la maga, mirando en otra dirección, tapándose además los ojos.<br />

Pero si los arremango, seguiré acalorado –reclamó el oráculo.<br />

¡Hazlo! –mandó <strong>Blaze</strong>.<br />

Espera –replicó el joven escuetamente.<br />

<strong>Blaze</strong> escuchó unos ruidos raros, como si Albert azotara algo contra el blando piso próximo a las<br />

típicas rocas que ruedan desde las escarpadas laderas de las cordilleras.<br />

¿Qué haces?, ¿te vestiste ya? –consultó la joven, queriendo seguir con lo planeado.<br />

Sí, terminé, pero no quedó como había pensado –contestó Albert, mostrando su trabajo, habiendo<br />

cortado las piernas de su pantalón con la katana, quedando por sobre sus rodillas, aunque uno de<br />

los cortes quedó un poco más largo que el otro.<br />

Pjjjjj –carcajeó <strong>Blaze</strong> con la boca cerrada–. No me digas que cortaste las piernas por separado, con<br />

un solo corte habrían quedado parejas.<br />

Lo sé, me di cuenta después de cortar la primera… Aún así, no quedaron tan mal y así puedo<br />

ventilarme –evidenció el muchacho, mirándose las piernas.<br />

Calla, no sigas, mucha información –pidió, para que no especificara lo que necesitaba ventilar–.<br />

Hoy nos quedaremos acá y mañana temprano comenzaremos con tu entrenamiento en combate,<br />

eso te ayudará a sobrevivir al paso por la montaña.<br />

Albert tragó saliva, mirando hacia la imponente estructura pétrea que tenía en frente, imaginando<br />

estar en la cima y observar toda la región desde la inmensa altura, siendo empujado por un<br />

arremolinado viento, lanzándolo por los aires hasta las punzantes rocas.<br />

¿Puedo subir esto reptando? –preguntó el muchacho, sentado en el fresco suelo, atemorizado por<br />

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