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Blaze!

Esta es la historia de Blaze, la más grande guerrera que podrás encontrar... Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse. No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada. Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible. https://blaze.000webhostapp.com

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Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse.

No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada.

Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible.

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Capítulo 16 – Una vida totalmente nueva.<br />

Fuera del monasterio en el que habita Albert, faltando escasos minutos para la medianoche, <strong>Blaze</strong><br />

vigila desde el techo de una construcción contigua a un monje que hace guardia en la puerta<br />

principal de la residencia religiosa.<br />

Es como si me estuvieran esperando –murmuró la maga, tapando su rostro con la capucha de su<br />

capa–. Con este poquito debería bastar para desorientarlo.<br />

<strong>Blaze</strong> encendió una pequeña bola formada por hojas secas enrolladas, lanzándola en dirección al<br />

guardián, quien trastabilló después de oler el humo que salió de la ardorosa esfera. La maga saltó<br />

desde su posición, cayendo con gracia y ligereza detrás del hombre, cogiéndolo antes de que se<br />

precipitara al piso, arrastrándolo a las sombras.<br />

Me tendrás que perdonar, pero te dejaré atado y amordazado… – comunicó la sigilosa joven al<br />

durmiente, quitándole la ropa–. Olvidé decirlo, también desnudo.<br />

La hechicera entró a la abadía por la puerta principal, tapándose el rostro con la ropa hurtada,<br />

lanzando detrás de sí en distintas direcciones varias de las bolitas adormecedoras, algunas de las<br />

cuales comenzaron a arder inmediatamente, mientras que otras fueron programadas para<br />

encenderse al cabo de unos minutos.<br />

Con eso bastará, creo – habló <strong>Blaze</strong> con su tono de voz normal frente a algunos trasnochadores<br />

religiosos, que se percataron de la intrusión de la extraña presencia en su residencia, pero que<br />

nada pudieron hacer al caer dormidos por los orbes tranquilizadores.<br />

La confiada joven avanzó con resolución al subterráneo donde se debía encontrar el oráculo enano,<br />

descubriendo su rostro, encontrándose la puerta de macizo metal cerrada con un grueso y<br />

compacto candando.<br />

Aquí viene la parte difícil –pensó la joven, manoseando la cerradura, insertándole unos raros<br />

alambres, lográndola abrir después de varios minutos de hacer palanca–. ¡Al fin! Ya estaba<br />

considerando derretir completamente esta maldita cosa…<br />

<strong>Blaze</strong> se infiltró directamente en la habitación de Albert, cerrando rápidamente la puerta para no<br />

hacer rechinar mucho las bisagras, abalanzándose sobre el muchacho para despertarle, tapándole<br />

la boca para que no fuera a gritar.<br />

¡Hey, despierta, chico oráculo! –susurró con firmeza en el oído izquierdo de Albert, quien se<br />

despertó sobresaltado y enmudecido por la mano de <strong>Blaze</strong>–. No grites, no te haré daño.<br />

La maga soltó lentamente al muchacho, quien se incorporó en su cama, sentándose, mirándola a<br />

través de la oscuridad. <strong>Blaze</strong> tomó un porta-vela de madera que encontró en el escritorio de Albert,<br />

encendiendo la mecha con sus dedos pulgar e índice.<br />

¿Mejor? –preguntó <strong>Blaze</strong>, sentándose a los pies de la cama.<br />

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