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Blaze!

Esta es la historia de Blaze, la más grande guerrera que podrás encontrar... Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse. No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada. Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible. https://blaze.000webhostapp.com

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Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse.

No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada.

Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible.

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¿Qué locuras dices? ¡Debes estar confundiéndome! –exclamó <strong>Blaze</strong>, extrañada, volviendo a invocar<br />

el Obsidian Lightning.<br />

El segundo ataque fue diferente. La muchacha no caería nuevamente en el truco de la rienda, por<br />

lo que esta vez saltó y atacó desde el aire, penetrando con la hoja de magia negra el lomo del<br />

verdoso Kelpie, quién soltó un doloroso resoplido al verse herido de muerte. Su cuerpo cayó al río,<br />

inmóvil, tiñendo las aguas con una espesa y oscura sangre, mientras <strong>Blaze</strong> aún blandía la<br />

relampagueante espada.<br />

Gracias por vengar mi muerte –escuchó la joven maga, antes de percatarse de que tenía en frente<br />

a una bella y menuda chica.<br />

Una Rusalka –musitó <strong>Blaze</strong>, sin dejar de empuñar el demoníaco conjuro.<br />

El cuerpo de la Rusalka desprendía una tenue luz verdosa, pero su piel era más blanca y pura que<br />

la nieve presente en la cúspide de una inexplorada montaña. La muchacha sonrió a la guerrera, con<br />

una lívida y perfecta dentadura, mientras su figura se desvanecía en pequeños fuegos centelleantes.<br />

¡Espera…! –gritó <strong>Blaze</strong>, extendiendo su mano para tocarla, al mismo tiempo que dejaba de ejecutar<br />

su hechizo, pero esto sólo aceleró su desaparición.<br />

Repentinamente, los últimos rastros del Obsidian Lightning produjeron una pequeña explosión de<br />

sonido, lanzando a <strong>Blaze</strong> por el aire y haciéndola impactar contra el árbol que anteriormente dañó,<br />

derribándolo. La maga quedó tendida sobre el árbol caído, inconsciente.<br />

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~<br />

¿Qué rayos pasó anoche? Mi cabeza duele… –gruñó la confundida joven, cubriéndose los ojos por<br />

el ardiente sol de la mañana con una mano, mientras que con la otra se sobaba un sobresaliente<br />

chichón–. Al menos ya no huelo a mierda.<br />

<strong>Blaze</strong> estaba desorientada. Se sentó sobre el tronco del árbol en el que pasó la noche e inspeccionó<br />

los alrededores, notando que contiguo al río había un camino de tierra que parecía ser frecuentado<br />

a menudo. Caminó temblorosa, ya que sus ropas permanecían húmedas después del chapuzón<br />

nocturno, siguiendo el curso de agua. Pasada una hora de caminata, divisó las casas de un pequeño<br />

pueblo y, cuando le quedaban unos metros para entrar en el lugar, encontró a una niña sentada en<br />

cuclillas frente al río. La pequeña miraba absorta el agua, tanto así que no se percató de que estaba<br />

a punto de resbalar, lo que no sucedió ya que <strong>Blaze</strong> la tomó por la ropa como si agarrara a un gato<br />

por el lomo.<br />

¡Ten cuidado, no sabes que si te ahogas en un río, puedes acabar convertida en una Rusalka! –gritó<br />

la maga a la doncella, agitándola como a una bolsa de monedas para hacer sonar el contenido.<br />

Perdón –replicó la muchacha, con una amplia y nerviosa sonrisa–. Lo que pasa es que me pareció<br />

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