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Blaze!

Esta es la historia de Blaze, la más grande guerrera que podrás encontrar... Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse. No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada. Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible. https://blaze.000webhostapp.com

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Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse.

No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada.

Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible.

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Después de fregar con un paño sus cuidados dientes, eligió un vestido de su armario, uno que le<br />

acomodase en la actividad que realizaría más tarde.<br />

¡Padre, voy a salir a pasear con Édouard al estanque! –gritó la muchacha a su progenitor, el que<br />

seguramente aún dormía, producto de la jarana de la noche anterior.<br />

La joven no obtuvo respuesta, lo que no la detuvo en su intención de ausentarse por un par de horas<br />

de su mansión, subiéndose rápidamente al blanco carruaje conducido por su criado. El coche<br />

recorrió los senderos hasta encontrar la laguna mencionada, posesión de un amigo de su padre,<br />

quien alegremente le recibió en su propiedad.<br />

Monsieur Philippe –saludó Camille, con una reverencia.<br />

Mademoiselle Camille –respondió el dueño de casa, con un ademán.<br />

El carruaje se estacionó junto a la casa patronal, bajo la sombra de un altísimo serbal común, lugar<br />

en el que Camille descendió del vehículo, dirigiéndose hacia el estanque y subiendo a una barcaza<br />

preparada especialmente para ella, pintada con su color favorito.<br />

Rema con cuidado, Édouard, no quiero terminar en el fondo de la laguna –solicitó Camille, abriendo<br />

el paraguas que traía consigo para cubrirse del quemante sol.<br />

Por supuesto, mademoiselle –respondió el viejo, que estaba poniéndose rojo por el esfuerzo de<br />

mover el pequeño bote.<br />

Después de avanzar unos cuantos movimientos de remo, el bote se quedó estático en la laguna.<br />

Camille sacó un pequeño libro de entremedio de su ropa, el cual comenzó a hojear, destellando<br />

fugaces sonrisas al pasar sus ávidos ojos por las palabras impresas. Édouard aflojó un poco su<br />

camisa para permitir el intercambio gaseoso, respirando profundamente y restregándose la frente<br />

con un pañuelo para enjugar su sudor. Pasaron varios minutos en total silencio.<br />

Creo que va siendo hora de que te busque un reemplazo, Édouard… ¡Mira tu reflejo en el agua! –<br />

exclamó la muchacha al ver el estado de su criado.<br />

Édouard miró su rostro reflejado en el fluido; pero, cuando devolvía la mirada la mirada a su ama,<br />

recibió una bofetada de agua en la cara, lanzada por la juguetona Camille.<br />

Caíste, Édouard. Ahora volvamos a casa.<br />

Los visitantes salieron de la laguna, despidiéndose y agradeciendo la hospitalidad de Monsieur<br />

Philippe, ofreciéndole una botella de vino y unos exquisitos quesos en gratitud por la invitación.<br />

Luego emprendieron el viaje de regreso a la mansión de Valois, pero encontraron un problema en<br />

el camino y debieron desviarse de la ruta utilizada anteriormente, pasando por el interior del pueblo<br />

en el que suelen comprar los vegetales.<br />

No quería pasar tan pronto por aquí –musitó Camille, mientras seguía hojeando el librito, cuando<br />

divisó por el rabillo de su ojo derecho una silueta que le pareció conocida–. ¡Detente, Édouard!<br />

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