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Blaze!

Esta es la historia de Blaze, la más grande guerrera que podrás encontrar... Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse. No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada. Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible. https://blaze.000webhostapp.com

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Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse.

No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada.

Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible.

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en tales circunstancias–. Buenas noches.<br />

No recibió respuesta. Seguramente el anciano ya estaba dormido en su trono, el que contaba con<br />

un respaldo mullido para su cabeza, ya que de otro modo no podría descansar, no pudiendo<br />

tenderse en una cama hace ya años, solamente levantarse le reportaría un cansancio extremo que<br />

lo dejaría inutilizado todo un día. Nunca había hablado directamente con él preguntando por su<br />

edad, pero antes de entrar en la adolescencia, hablando con una de las mujeres más ancianas del<br />

pueblo, se enteró que Echleón era conocido por varias generaciones de pobladores, siendo el<br />

partero oficial del pueblo, atendiendo casi la totalidad de los partos ocurridos allí, incluyendo el<br />

propio nacimiento de <strong>Blaze</strong>.<br />

Verdaderamente podía decir que no conocía nada sobre su maestro principal, a diferencia de su<br />

otro viejo maestro, Bel, de quién si conocía varias cosas. Echleón era un misterio andante, un<br />

ermitaño interesado sólo en incrementar su conocimiento sobre las artes mágicas, una figura<br />

oscura y tétrica oculta en su marchito cuerpo. No era mala persona, sólo era un completo<br />

desconocido para ella, siendo esa la razón por la que nunca logró conectarse emocionalmente con<br />

él, a pesar de conocerse hace tanto tiempo y estar eternamente agradecida por haberse hecho<br />

cargo de ella desde su más temprana infancia. Nunca intentó ser una figura paternal para ella,<br />

dedicándose solamente a instruirla estrictamente en el esoterismo, evitando todo tipo de<br />

interacción afectiva.<br />

<strong>Blaze</strong> abrió la ventana de su habitación para sacudir las cobijas de su cama, levantando la grisácea<br />

capa de polvo que se había acumulado sobre estas, dejando circular el aire. La noche estaba<br />

despejada, pero podía presentir un temporal acercándose. Se acostó tal cual se encontraba vestida,<br />

tapándose con las sábanas y nada más, costándole conciliar el sueño. Su mente estaba activa,<br />

revuelta, divagando entre recuerdos inespecíficos, hasta que se durmió sin darse cuenta. Despertó<br />

sobresaltada y sudorosa, el sol de la mañana ya despuntaba por la ventana que olvidó cerrar.<br />

Recordaba vagamente el contenido del sueño que tuvo, pero se sentía triste y frío, cambiando<br />

repentinamente a un sofocante y alegre calor, ardorosa sensación que la hizo despabilar.<br />

Se cambió la sudada ropa y salió al pueblo a comprar alimentos para preparar su desayuno.<br />

Echleón siempre preparaba su propio alimento en forma de brebajes, nunca en su vida le había<br />

visto comer algún alimento sólido, debía ser por la inmovilidad que ella presumía que tiene su<br />

mandíbula, ya que al hablar parecía no mover ningún musculo de su rostro, apareciendo el sonido<br />

por entre los pelos de su barba, sin realizar inflexiones con sus labios.<br />

Comió pausadamente, rumiando, acompañando su carne adobada y mezclada con vegetales,<br />

queso y frutas con un pequeño barril de espumosa cerveza. Incineró los restos (casi nada, sólo el<br />

barril) y se metió en una de las habitaciones de la casa, la cual estaba llena de botellas de vidrio de<br />

distintos tamaños y formas, eligiendo uno de forma esférica y varios cilíndricos del tamaño del dedo<br />

meñique de la hechicera, además de un serpentín largo y transparente. Salió nuevamente de la<br />

casa, dirigiéndose al bosque más cercano al pueblo para recolectar ciertas hierbas y flores. Tomó<br />

los vegetales recolectados, machacándolos con sus manos y los depositó en la botella esférica,<br />

conectándole a esta el serpentín y en el extremo final de este adjuntó uno de los pequeños<br />

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