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Blaze!

Esta es la historia de Blaze, la más grande guerrera que podrás encontrar... Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse. No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada. Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible. https://blaze.000webhostapp.com

Esta es la historia de Blaze, la más grande guerrera que podrás encontrar...

Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse.

No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada.

Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible.

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está poseída. ¿Hace cuánto tiempo está así?<br />

Con este son seis días –respondió Weiss, rememorando cuando comenzó todo.<br />

Cuando se escapa, ¿va a algún lugar en particular? –requirió la maga.<br />

No lo sé, he intentado seguirla, pero es muy veloz para mí –se lamentó Weiss, golpeándose las<br />

rodillas con los puños.<br />

Le ofrezco un trato, si le ayudo a saber que sucede con su sobrina, ¿dejaría a Albert entrar a la gran<br />

biblioteca a buscar cierta información que necesitamos? –propuso <strong>Blaze</strong> a Weiss, mirando a su<br />

escudero para que se preparara.<br />

Claro, una vez sepamos que hacer con ella… –contestó Weiss, siendo detenido por la maga.<br />

No, no, no. Ahora, yo puedo encargarme completamente de su sobrina mientras Albert busca en<br />

la biblioteca, no deseo hacerle perder el tiempo a nadie, menos a mí misma –ordenó, asignando<br />

las tareas.<br />

No tengo problema, pero tendrá que ir acompañado por otro monje bajo mis ordenes –dictaminó<br />

Weiss ante la petición de <strong>Blaze</strong>.<br />

¿Te incomoda, Albert? –consultó la señora a su escudero.<br />

Para nada, me gusta la compañía –respondió sonriente el oráculo, feliz de poder entrar al almacén<br />

de información.<br />

Weiss dejó a Dælilik encargada con su vecino, quien conocía la situación por la que estaba pasando<br />

la muchacha y no diría nada sobre la manera en que la estaban protegiendo de sí misma,<br />

acompañando a la pareja de viajeros a la gran biblioteca, conversando sobre lo que deseaban<br />

informarse. Una vez dentro del convento, les presentó al monje que custodiaría a Albert.<br />

Este es Abelard, ayudarás al joven Albert a encontrar información sobre míticas reliquias halladas<br />

en la época contemporánea –presentó Weiss a los viajeros, confiando en que la parte fuerte de la<br />

pareja iba con ella, además de que su súbdito contaba con más tamaño y fuerza que el delgado<br />

oráculo, por lo que difícilmente serían asaltados por Albert–. Volvamos a la casa, por favor.<br />

Hola, soy Albert, un gusto conocerte –saludó el oráculo, extendiendo su mano, siguiendo al monje<br />

por un pasillo interno que comunicaba al convento con la biblioteca.<br />

Es tan sociable con los de su clase, pero con el resto de los mortales… –pensó <strong>Blaze</strong>, perdiendo de<br />

vista a Albert detrás de la puerta en el fondo del pasillo–. Volvamos, señor Weiss.<br />

<strong>Blaze</strong> volvió junto al anciano a la casa, Dælilik se había dormido atada en su silla mientras era<br />

resguardada por el vecino, por lo que no se percató cuando este se fue. Weiss la despertó<br />

cariñosamente después de soltar sus amarras, entregándole un plato de comida caliente, el que se<br />

zampó en menos de un minuto, corriendo a la puerta de la vivienda para escapar como<br />

acostumbraba, pasando al lado de la maga, quien no movió ninguno de sus músculos para intentar<br />

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