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Blaze!

Esta es la historia de Blaze, la más grande guerrera que podrás encontrar... Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse. No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada. Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible. https://blaze.000webhostapp.com

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Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse.

No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada.

Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible.

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Capítulo 8 – Las oscuras tareas de <strong>Blaze</strong> – …Mediodía.<br />

La maligna serpiente exhala lentamente un vaho desde su pútrida boca en dirección a <strong>Blaze</strong>. ¡El<br />

ataque más poderoso de los demonios gobernados por…!<br />

Cuando todo parecía perdido para la maga, el alfeñique apareció desde entre los arbustos,<br />

abalanzándose sobre ella y retirando el collar de su dañado cuello. La joya contactó levemente el<br />

“Sleeper’s yearning” lanzado por el demonio, rompiéndose en millones de pedazos, como si se<br />

tratara de una escultura hecha de un fino polvo. <strong>Blaze</strong> pateó el culo del hombrecillo, para alejarlo<br />

del remanente del ataque demoníaco, estampándolo de cabeza en el tronco de un árbol.<br />

Me salvaste –suspiró la muchacha, inspirando profundamente para recuperar el aliento. La<br />

serpiente retrocedió–. ¿Qué dijiste que harías conmigo?<br />

La furibunda muchacha estaba hecha un desastre. Cuello y ojos sangrantes, magulladuras varias,<br />

ropajes empolvados y sudados… Y estaba sedienta, ¡de sangre! La serpiente intentó ponerse a la<br />

defensiva, pero…<br />

¡Spiritual Chains! –gritó <strong>Blaze</strong> y la serpiente quedó inmovilizada en el acto–. No te escaparás, no te<br />

lo perdonaré, ¡no te lo perdonaré!<br />

El demonio intentó en vano atacar con su Viscous Miasma…<br />

¡Astral Explotion, Astral Explotion, Astral Explotion! –vociferó la bestial mujer, atacando tres veces<br />

consecutivas al petrificado ofidio, siguiendo la ofensiva con una lluvia de puñetazos y un sinfín de<br />

patadas, que disminuyeron su gigantesco tamaño hasta casi la altura de la hechicera.<br />

<strong>Blaze</strong> se abalanzó sobre el reptil con rostro de desquiciada y una sonrisa que dejaba ver toda su<br />

dentadura, capturándolo entre sus brazos, corriendo paralelamente a la fila de árboles presentes<br />

en la entrada de la ciudadela, estrellando a su enemigo en cada uno de los troncos de aquellos<br />

arbustos, tronzándolos con su cuerpo. La serpiente nuevamente disminuyó de tamaño, quedando<br />

disminuida a una delgada, abatida y flácida hilacha.<br />

¡Es… espera! –solicitó el debilitado demonio, pero no fue escuchado en absoluto.<br />

La hechicera sujetó al zoomorfo desde su cola, quien gritaba desesperadamente solicitando piedad,<br />

y le agitó vigorosamente como si se tratara de una honda, lanzándolo al despejado cielo. Cuando<br />

el demonio descendió del lanzamiento y se acercaba a impactar de lleno el piso, fue recibido por<br />

un…<br />

¡Infernal Breath! –exhaló <strong>Blaze</strong>, disparando una ardiente flama desde su boca, cocinando en el aire<br />

al noqueado demonio, quien cayó lentamente al piso como si se tratase de una marchitada hoja<br />

otoñal.<br />

La serpiente quedó tirada en el piso; quemada, inmóvil e inconsciente. Su tamaño se redujo a no<br />

más de 20 centímetros. Después de unos minutos, abrió los ojos y sintió como una inmensa presión<br />

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