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Blaze!

Esta es la historia de Blaze, la más grande guerrera que podrás encontrar... Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse. No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada. Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible. https://blaze.000webhostapp.com

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Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse.

No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada.

Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible.

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Pero señor Leasoir, estaba llegando al punto –respondió Albert, mientras era empujado<br />

amablemente de la sala.<br />

Desayuna primero, después de que regreses de las compras puedes venir a hablar nuevamente<br />

conmigo –ordenó Leasoir, utilizando su arma definitiva contra el muchacho.<br />

El rostro de Albert se iluminó al oír tales palabras, en todos los años que llevaba encerrado en el<br />

monasterio había salido unas pocas veces al exterior, muchas menos desde que descubrió sus<br />

habilidades divinas, como solía llamarlas Leasoir. Le encantaba salir a hacer las compras, podía<br />

pasarse casi todo el día comprando y al regresar nadie le decía nada; además, no importaba la<br />

cantidad de cosas que comprara, ya que siempre era acompañado por dos o tres de los hermanos<br />

del monasterio, cargando entre todos los productos comprados. Las expectativas que le producía<br />

el hecho de salir del monasterio le hicieron olvidar casi completamente la razón por la cual había<br />

venido a consultar a su superior.<br />

Hoy será un día espectacular –susurró Albert, cayendo nuevamente en el engaño que Leasoir había<br />

fraguado hace ya mucho tiempo para mantenerlo contento y tranquilo, y que siempre utilizaba<br />

cuando el muchacho tenía momentos de ansiedad extrema.<br />

El desayuno de ese día fue uno de los más deliciosos que había probado, el pan parecía ser más<br />

crujiente, como si estuviera recién horneado, y la leche estaba fresquísima, sin nada de natas<br />

flotando en su superficie, como si hubiera sido recién ordeñada. La verdad es que Albert no notaba<br />

que estaba siendo atendido para darle en el gusto en las pequeñas cosas que le alegraban la vida,<br />

con tal de desviar su atención de las situaciones agobiantes que lo pudieran estresar. Esta era una<br />

de las razones por las cuales era despreciado por casi todos los residentes del monasterio, que sólo<br />

lo toleraban por el hecho de que eran mantenidos casi en un cien por ciento por las remuneradas<br />

tareas que el joven realizaba desde hace años, remuneraciones que él no supo que generaba hasta<br />

la noche recién pasada y que ahora estaba olvidando por el coordinado engaño del manipulador<br />

sacerdote.<br />

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~<br />

La puerta del convento se abrió lentamente, dejando salir a cuatro personas, una de las cuales era<br />

Albert, mientras que dos de los religiosos tiraban de una carreta de madera vacía y el cuarto<br />

hombre “acompañaba” muy de cerca al extasiado muchacho. Gracias a que Albert trabajaba<br />

encerrado en su cuartucho, no fue reconocido por ninguno de los feriantes y compradores presentes<br />

en las tiendas dispuestas en la zona central de la ciudad, de otra forma se habría formado un<br />

tumulto en torno a él, imposibilitándoles las compras.<br />

Después de más de un año, el lugar no ha cambiado mucho, pero estar fuera de la abadía en un<br />

día como este es maravilloso – comentó Albert, llenando sus pulmones con aire medianamente<br />

fresco, al menos no tenía el olor del viciado ambiente del convento, que olía a libros viejos y a<br />

encierro humano.<br />

¿Qué tiene de maravilloso este día, niñato? Parece que viene una tormenta y tú lo ves como si<br />

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