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Blaze!

Esta es la historia de Blaze, la más grande guerrera que podrás encontrar... Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse. No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada. Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible. https://blaze.000webhostapp.com

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Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse.

No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada.

Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible.

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a la literatura disponible en la gran biblioteca de Libër –explicó Datiel con pesadumbre, emoción<br />

completamente distinta a la de los jóvenes viajeros, que rebosaban de alegría.<br />

Creo que nos excedimos en nuestra demostración de alegría, no estamos siendo para nada<br />

empáticos con el señor Datiel –denotó Albert, silenciándose, mirando compasivamente al<br />

acongojado hombre.<br />

Perdónenos, por favor, llevamos un tiempo buscando infructuosamente lo que usted llama DSH,<br />

no tanto tiempo, pero hemos pasado por varias cosas desagradables para dar sólo con pistas y nos<br />

emociona saber que realmente existe y… –se disculpó <strong>Blaze</strong>, quedándose sin palabras, bajando la<br />

mirada con vergüenza, rascándose la nuca.<br />

Sé por experiencia propia lo difícil que puede ser encontrar uno de esos trozos, cuando todo esto<br />

acabe puedo regalarles el que tengo en mi poder –dijo Datiel, determinado a volver todo a la<br />

normalidad.<br />

Desde la lejanía se escucharon gritos de la muchedumbre, horrorizados ante la presencia de la<br />

difunta Amira, conocida por todos los habitantes del pueblo, sabiendo que la mujer llevaba años<br />

muerta y no había justificación alguna para que estuviese de pie entre los vivos otra vez.<br />

¡Amira! –gritó Datiel, corriendo hacía el griterío, siendo seguido de cerca por <strong>Blaze</strong> y Albert.<br />

Los habitantes del pueblo huyeron de las calles, refugiándose en sus casas, dejando a Amira sola<br />

en la calle, sentada en el piso con una daga clavada en el pecho por su propia mano, llorando<br />

desconsolada por no poder morir adecuadamente.<br />

Amira, ¿estás bien? –preguntó Datiel, agachándose al lado de su esposa–. ¿La gente del pueblo te<br />

atacó? Malditos, ¡es la misma persona que conocieron años atrás!<br />

No, nadie me atacó, sólo huyeron despavoridos, el miedo en sus rostros, no puedo vivir con eso, el<br />

rechazo… intenté acabar con mi nueva vida, pero no resultó, a pesar de haberme acuchillado varias<br />

veces, las heridas sanaron inmediatamente, dejé la daga clavada a ver si me desangraba, pero<br />

tampoco funcionó…<br />

Amira, perdóname por haberte resucitado, no esperaba que esta fuera tu reacción, tampoco<br />

consideré como se comportarían los pobladores ante tu presencia, perdóname por hacerte sufrir<br />

de este modo –solicitó Datiel, con lágrimas en sus ojos, retirando la daga del pecho de su mujer,<br />

abrazándola cariñosamente.<br />

Lo único que rescato de esto es tener la certeza de que no todo acaba con la muerte, no sé si hay<br />

un más allá, pero lo seguro es que la muerte no es el fin –dijo Amira, respondiendo el abrazo,<br />

sujetando con muchísima fuerza a Datiel–. Por favor, acaba con esto, déjame descansar<br />

nuevamente.<br />

<strong>Blaze</strong> y Albert miraban desde cerca, mudos, intentando interferir lo menos posible en la triste<br />

situación. Datiel extrajo de uno de sus bolsillos el cuchillo de plata con el que escribió la palabra<br />

Emet en la frente de Amira, acariciando el rostro de su esposa.<br />

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