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Blaze!

Esta es la historia de Blaze, la más grande guerrera que podrás encontrar... Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse. No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada. Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible. https://blaze.000webhostapp.com

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Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse.

No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada.

Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible.

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Tenía que planear muy bien los encuentros con Antoine, no quería que su padre se enterara de lo<br />

que estaba comenzando… ¿qué estaba comenzando?, ¿estaba realmente considerando a este<br />

hombre como su “compañero” ?, ¿tan profundamente logró calar en su corazón, instalándose allí,<br />

trastornando sus pensamientos?<br />

Cuando llegaron a la mansión, Camille se presentó frente a su padre toda desgreñada, desaseada<br />

y sonriente, lo que hizo que el mandamás de la casa de Valois se desvaneciera por un momento.<br />

Una vez despertó, le contó cómo fue salvada del lobo por Édouard, quien al ver cómo le estaban<br />

salvando el pellejo asumió que debía olvidar que vio a la muchacha acompañada por un hombre<br />

desconocido y de estrato social bajo.<br />

Ve, hija, ve a que curen tus heridas, esperemos que tu hermosa piel no quede con horribles marcas,<br />

no fuiste hecha para estos trotes, ¡Mon Dieu! Édouard, serás más que recompensado por tu<br />

valentía –sentenció Jean de Valois, echándose aire con el abanico de su hija, sofocado por el<br />

terrible relato–. ¡Que alguien traiga un poco de vino!<br />

Camille fue acompañada por dos criadas, que la ayudaron a bañarse y vestirse, además de tratar<br />

cuidadosamente sus lesiones con compresas de hierbas medicinales. A pesar de las magulladuras,<br />

cortes y la pérdida de uno de sus vestidos favoritos, el reposo de la joven fue más que placentero,<br />

levantándose cuando despuntaban los primeros rayos del sol y con un ánimo sin igual.<br />

Debo entrenar, Antoine no me vencerá –declaró Camille, tomando la espada y moviéndola<br />

torpemente dentro de su habitación, rompiendo sin querer algunos frascos de perfume y talco.<br />

La joven entrenó sin parar por un tiempo indeterminado, sumida en una especie de trance, como<br />

si fuera dominada por una fuerza externa. Sus suaves manos se rasgaron por el esfuerzo,<br />

produciéndole ampollas en los lugares que no se rompieron, sin producirle dolor. Bajó a la cocina<br />

cuando sintió hambre, encontrándose al cocinero de la mansión, que la observó extrañado.<br />

¿Qué sucede, Remy? –consultó Camille, caminando lentamente al bebedero.<br />

Mademoiselle, está escurriendo sudor por el piso. Además, esa espada… –respondió el cocinero,<br />

asustado.<br />

Camille no se había dado cuenta de que aun portaba el arma, de hecho, la estaba utilizando para<br />

apoyarse al caminar.<br />

¡Ah, la espada! Mi espada… –respondió la joven, mirando la hoja del arma, que parecía un poco<br />

menos derruida que el día anterior.<br />

Como no solicitó desayuno esta mañana y tampoco bajó para el almuerzo, asumimos que se<br />

encontraba descansando por sus heridas. Su padre nos dijo que no la molestáramos y…<br />

¡Mademoiselle Camille! ¡Mademoiselle!, ¿qué hace?<br />

Camille hace rato que no escuchaba a Remy, tomando todo alimento que se le cruzaba en su<br />

recorrido por la cocina, mordisqueándolos groseramente hasta acabarlos. Después del atracón,<br />

tomó una jarra llena de agua y se la llevó, confinándose en su habitación.<br />

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