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Blaze!

Esta es la historia de Blaze, la más grande guerrera que podrás encontrar... Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse. No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada. Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible. https://blaze.000webhostapp.com

Esta es la historia de Blaze, la más grande guerrera que podrás encontrar...

Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse.

No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada.

Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible.

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Tampoco es que ande por la vida agarrándole los pies a la gente –replicó <strong>Blaze</strong>, recordando la<br />

curación de juanetes realizada hace poco, limpiándose las manos en la sotana que tomó prestada<br />

y sosteniendo la delgada extremidad superior del joven oráculo.<br />

El oráculo retomó su meditación, olvidando para quien realizaba su trabajo, sumergiéndose en la<br />

oscuridad que siempre le traía las respuestas solicitadas. <strong>Blaze</strong> sintió un incremento en la energía<br />

mágica del muchacho, haciéndole abrir los ojos de repente, sabiendo que la contestación venía en<br />

camino.<br />

Pasos te dirigirán a distintas direcciones e independiente de donde te lleven, sonrisas te generarán;<br />

pero de nada te servirán, ya que lo que buscas ha dejado de palpitar hace años… –versó Albert,<br />

abriendo los ojos, observando la perpleja cara de <strong>Blaze</strong>, que no acababa de entender las palabras<br />

recitadas.<br />

Pregunté por el lugar, no por lo que sentiré al llegar allí –reclamó la maga, sintiéndose timada.<br />

No funciona así, cuando una respuesta me llega, no es en forma de visiones, sino que en otro tipo<br />

de sensaciones –describió Albert–. En este caso sentí tus pasos viajando infinidad de millas,<br />

sintiendo la presencia de personas que te harán sentir complacida, pero que luego te<br />

desilusionarán, acallando y endureciendo a un corazón como una fría roca.<br />

Espera, ¿quieres decir que eres una especie de… oráculo… ciego? –preguntó <strong>Blaze</strong>, cuidando de<br />

elegir correctamente las palabras a utilizar.<br />

Si quieres llamarlo así, sí, eso soy –respondió Albert, dándose ínfulas, sabiendo de buena fuente<br />

que sus predicciones se cumplían en su totalidad, si eran bien interpretadas.<br />

¡Eres un pedazo de inútil! –gritoneó la maga, levantándose de la cama, abriendo la puerta de la<br />

habitación y saliendo de esta–. ¡Debí curarte después de tener la respuesta!<br />

Albert salió tras la maga que gritaba desaforada, intentando atenuar su furia, subiendo juntos los<br />

peldaños de la escalera que comunicaba el subterráneo con la primera planta del recinto,<br />

encontrándose de frente con algunos monjes despiertos y armados con escobas y cuchillos sacados<br />

de la cocina, mientras que otros yacían durmientes sobre el piso. <strong>Blaze</strong> los observó con enojo e<br />

intentó encender las bolas aturdidoras que lanzó al entrar en el monasterio con un chasquido de<br />

sus dedos, pero éstas estaban sumergidas en el recipiente que utilizaban para fregar el piso,<br />

produciendo un burbujeo en el pantanoso líquido que llenaba el receptáculo.<br />

Mataré a estos insolentes –afirmó <strong>Blaze</strong>, formando una luminosa Fire Ball frente a su mano derecha,<br />

apuntando a los temerosos hermanos.<br />

¡No los hieras! –gritó Albert, levantando el brazo de la maga, haciéndole lanzar el hechizo al techo<br />

del recinto, golpeando las vigas, lo que hizo que una densa cortina de polvo cayera sobre todos los<br />

presentes–. Sígueme.<br />

Albert intentó guiar a <strong>Blaze</strong> a la salida del monasterio mientras eran buscados por los hermanos<br />

armados, pero la polvareda los desvió a la sala de rezos, lugar en el que se encontraron a Leasoir,<br />

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