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Blaze!

Esta es la historia de Blaze, la más grande guerrera que podrás encontrar... Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse. No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada. Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible. https://blaze.000webhostapp.com

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Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse.

No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada.

Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible.

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Capítulo 25 – Sopa de aleta.<br />

Albert sintió su calzado ardiendo, despertando por el calor que agobiaba a sus pies, escuchando un<br />

sereno ruido que nunca había experimentado hasta la fecha.<br />

¿Dónde estoy? –se preguntó el joven, notando que estaba cubierto con la larga capa de su señora,<br />

formando una improvisada tienda de campaña sobre su cuerpo, valiéndose de las hombreras y de<br />

sus armas para mantener la estructura.<br />

<strong>Blaze</strong> estaba parada sobre un polvo medianamente grueso y amarillento, mirando hacia el<br />

horizonte, con su cabello al viento, vistiendo solamente su ropa, nada de armadura.<br />

<strong>Blaze</strong>, esto es… ¿es el mar? –consultó Albert, mirando y escuchando el infinito, constante y plácido<br />

oleaje, sintiendo la brisa marina en el rostro por primera vez en su vida.<br />

Te dije que algún día vendríamos –contestó la maga, mirando a su escudero, disfrutando las caricias<br />

del viento.<br />

Es hermoso, parece no tener fin –comentó Albert, maravillado con el espectáculo, callándose y<br />

cerrando sus ojos para concentrarse en el sonido de las olas, escuchando el chillido de un ave<br />

marítima que pasó cerca de ellos.<br />

Es temprano y hace mucho calor, supongo que no te quedarás parado ahí todo el día, entremos al<br />

agua –invitó <strong>Blaze</strong>, sacándose las botas, lanzándolas a la arena, sumergiéndose rápidamente en el<br />

agua, asustando al oráculo.<br />

¡<strong>Blaze</strong>! ¿¡Donde estás!? ¡BLAZE! –gritó Albert, temiendo que la maga se hubiera ahogado después<br />

de introducirse completamente en la salada y fría agua, caminando al interior del mar hasta que<br />

sus rodillas quedaron cubiertas por la interminable salmuera.<br />

Varios metros más adelante emergió <strong>Blaze</strong>, moviendo los brazos en el agua hacia adelante,<br />

avanzando en la superficie del mar, como si se tratara de un pez, llegando al lado de Albert.<br />

¿Estás bien?, ¿no tragaste mucha agua? –preguntó preocupado el joven, ofreciendo sus manos<br />

para ayudar a la maga a levantarse, pero esta se incorporó por sus propios medios, sacudiendo su<br />

cabello.<br />

Hace mucho que no nadaba en el mar, está refrescante –respondió despreocupada la joven,<br />

limpiándose una oreja, sacando un poco de arena de esta–. Deberías probar tú también.<br />

¿¡Qué!? No, no, no, no sé hacer eso que hiciste con los brazos, de seguro me ahogaría al intentarlo<br />

–especuló Albert, imitando pobremente el braceo acuático de su señora.<br />

Ven, yo te enseño, es más fácil que utilizar la espada, aprenderás –explicó <strong>Blaze</strong>, pateando el agua<br />

para mojar a Albert.<br />

Albert se estremeció por el gélido rocío resultante de la patada de <strong>Blaze</strong>, que le mojó el pecho y<br />

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