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Blaze!

Esta es la historia de Blaze, la más grande guerrera que podrás encontrar... Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse. No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada. Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible. https://blaze.000webhostapp.com

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Entrenada en artes esotéricas y militares por sus maestros Echleón y Bel, respectivamente, Blaze recorre las tierras medievales en la búsqueda de aventuras y peligros a los que enfrentarse, en parte para pasar el tiempo y también para perfeccionarse.

No hay mal que se le resista, tampoco bien que le aguante, la verdad es que es mejor no cruzarse en su camino, sobre todo si está enojada.

Sigue aquí sus peripecias, aprende un poco de sus habilidades y conoce a los demás personajes que le harán la vida imposible.

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Capítulo 9 – Dos espadas malditas.<br />

Seis meses antes del enfrentamiento de <strong>Blaze</strong> contra el demonio cobrador.<br />

Camille de Valois, hija de Jean de Valois, noble acomodado habitante de la región de Phranç, pasea<br />

sobre una carroza blanca diseñada especialmente para ella, tirada por dos recios corceles –<br />

obviamente– blancos. El carruaje está labrado magníficamente, como si fuera una esfera formada<br />

por bellas enredaderas desde donde emergen sublimes rosas, cuidadosamente perfumadas antes<br />

de cada salida.<br />

Camille es una muchacha adorable. Si tuvieras la oportunidad de sentarte frente a ella, serías<br />

derretido por sus cándidos, ovalados y grandes ojos acaramelados. Sus mejillas sonrosadas y<br />

turgentes demuestran claramente su nivel social, no hay rastros de afilados ángulos en su rostro,<br />

al igual que su portentoso busto y nalgas, que se desparraman hacia los lados al entrar en contacto<br />

con alguna superficie plana, zonas que contrastan con su ceñida cintura, la que se mantiene a raya<br />

gracias a un estrecho corsé.<br />

Camille adora el color blanco, tanto es así que se ha esmerado por mantener su dentadura lo más<br />

limpia posible, con tal de lucir sus ordenadas perlas a todo el mundo. Si tan sólo supiera como<br />

blanquear su cabello, no tendría que sufrir el infernal calor que le produce el llevar su tupida y alba<br />

peluca…<br />

Édouard, desvía la carroza hacia el pueblo, quiero ver personalmente los vegetales que utilizaremos<br />

en la cena de esta noche –ordenó la niña a su sirviente, un viejo que llevaba toda la vida viviendo<br />

en su casa, casi un familiar más.<br />

Lo que usted diga, mademoiselle –respondió el hombre, acatando la orden.<br />

La carroza anduvo entre los pequeños puestos atiborrados de vegetales, deteniéndose en cada uno<br />

de ellos para revisar la mercancía.<br />

Raíz con forma de persona, raíz normal, raíz mmm… –categorizó Camille, mientras Édouard le<br />

acercaba las hortalizas al lechoso coche, mirando a través de su abanico–. ¡Raíz peluda!<br />

La muchacha quería los mejores productos, pero no estaba dispuesta a bajar de su cómodo vehículo,<br />

le aterraba la posibilidad de manchar su hermoso vestido (blanco) de encajes. Después de recorrer<br />

todo el poblado, emprendieron la marcha de regreso a la mansión de su padre.<br />

¡Ufff, que cansado! Édouard, cuando regresemos, envía a los sirvientes a recoger lo que<br />

encargamos a los campesinos –ordenó Camille, desparramándose en el confortable asiento del<br />

carruaje.<br />

Como usted diga, mademoiselle.<br />

Cuando la carroza estaba saliendo del pueblo, de la primera casa (o última, depende de la dirección)<br />

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