Historia Universal
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El saldo en vidas humanas es impreciso, pero suficiente para comprender la magnitud del atentado y las<br />
consecuencias posteriores de la intervención norteamericana en Afganistán. Muchas señales preocupantes quedan<br />
respecto a la eficacia de los servicios de inteligencia estadounidenses, los niveles de confianza en los sistemas<br />
convencionales .de seguridad, la capacidad de respuesta y el perfil de los miembros del gabinete de seguridad del.<br />
gobierno encabezado por George Bush cuya legitimidad y mediocridad han sido muy cuestionadas, el realineamiento<br />
de los gobiernos ante las nuevas condiciones y, en general, respecto al papel que los Estados Unidos han<br />
desempeñado dentro del sistema mundial, y al que se le atribuyen no pocas responsabilidades en los conflictos<br />
internacionales como factor de desestabilización, a tal punto que el historiador norteamericano Amo Mayer, una de<br />
.las tantas voces disidentes, en un artículo publicado en Le Monde, afirma que su país es «el primer y principal autor<br />
de terrorismo preventivo de Estado». Este tipo de' opiniones eran muy difíciles de externar en los Estados Unidos en<br />
los días posteriores al atentado, sin el riesgo de ser señalados como traidores, tal como les sucedió a los escritores<br />
Gore Vidal y Susan Sontag, para quienes los ataques del 11 de septiembre no fueron más que el resultado de la<br />
política exterior norteamericana que ha llevado a los Estados Unidos ha convertirse en un «Estado policial». El propio<br />
presidente George Bush, con una gran carga retórica y razonamiento elemental, lo preguntó así en el discurso que<br />
pronunció ame el Congreso de los Estados Unidos, el 20 de septiembre posterior al atentado: « ¿Por qué nos odian? »<br />
BLOQUE 5<br />
La CIA y el FBI en busca de Osama Bin Laden.<br />
La censura o la autolimitación de los norteamericanos para<br />
responder a esta pregunta se fueron diluyendo en cuanto el<br />
gobierno de George Bush pretendió extender las acciones en el<br />
Medio Oriente hacia Irak e Irán, dos de las posiciones más<br />
incómodas en la región. Más aún, ocho meses después del<br />
atentado terrorista, el influyente diario The Washington Post, de<br />
orientación republicana, publicó una nota en la que se afirma que<br />
el presidente George Bush había sido informado, desde e16 de<br />
agosto de 2001, que Al Qaeda planeaba atentados en territorio<br />
norteamericano, según lo consignaban informes de los servicios<br />
de inteligencia que se venían generando desde diciembre de<br />
2000 por la CIA y el FBI, a petición del propio presidente. La<br />
existencia de este último reporte de la CIA en cuyo título se<br />
advertía: «Bin Laden, decidido a atacar en Estados Unidos»- no<br />
fue negada del todo por la Casa Blanca, aunque se argumenta<br />
que el informe era vago e impreciso.<br />
No obstante, el responsable de la lucha antiterrorista en el equipo presidencial, Richard Clarke, había expresado en<br />
una reunión del 5 de julio de 2001 que «Algo espectacular va a ocurrir aquí, y va a ocurrir pronto». Esta filtración puso<br />
bajo presión al presidente al demandársele el esclarecimiento de los hechos por parte de la oposición y de los<br />
familiares de las víctimas, quienes expresaron su desconcierto y su ira, pues existe la convicción de que el gobierno<br />
de Washington pudo haber evitado la tragedia.<br />
Estos hechos, por su impacto visual inmediato, hablan por sí solos.<br />
Pero casi al mismo tiempo se abrieron varias interrogantes que<br />
desbordan, por mucho, las consecuencias dramáticas que este<br />
conflicto generó en la sociedad norteamericana y en la opinión pública<br />
mundial, y que tienen que ver con el futuro del nuevo orden mundial.<br />
Como bien lo dice el escritor neoyorquino Paul Auster en relación con<br />
el impacto del 11 de septiembre en la sociedad norteamericana: «No<br />
creo que pueda escribirse algo realmente profundo sobre algo que<br />
aún está ocurriendo. Se puede hacer periodismo, pero no literatura».<br />
Habría que agregar que tampoco se puede hacer historia.<br />
Milicianos del grupo Hamas.<br />
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