bernal, jose manuel - 10

1. Un comportamiento discutible
Es frecuente encontrarnos con grupos oequIpos
de anlmaClon llturglca que, al preparar determinadas
celebraciones, se Interrogan sobre el
sentido, el enfoque o la dlreCClon que se qUiere
Imprimir a la celebraclon en cuestlon La tarea,
aSI planteada y sin matices, es Inadecuada eImprocedente
Los grupos, o los equipos de animaCión,
o las comunidades, no tienen por que
reInventar las fiestas ni por que atribuirles un
nuevo contenido Las fiestas, especialmente las
de mas solera, todas tienen su propia Identidad
y su propio mensaje Esto no hay que relnventarlo
Lo que SI hay que hacer es descubrirlo y
adaptarlo alas nuevas eXigencias hlstorlcas Esa
es la tarea de los grupos y de los animadores
2. Elementos que definen la identidad de
una fiesta
Las fiestas tienen todas su propia Identidad
Idenlidad que ha sido gestada, consolidada yrefrendada
por una tradlclon de siglos y por numerosas
comunidades ecleslales, diferenciadas
por la geografla, la cultura y los usos, pero unidas
en la fe Lo que caracterIZa alas fiestas y les
da un sello propio son, por una parte, las lecturas
b¡blicas, seleCCIonadas para ser proclama-
PARA DEFINIR LA IDENTIDAD DE LAS FIESTAS
Herramientas para la reflexión
das en el marco de la celebraclon eUcarlstlca o
del OfiCIO divino Por otro lado, las plegarlas o
textos de oraClOn, llamadas composIciones eucologlcas
El examen combinado e Inteligente
de lecturas ytextos de oraclon acaban ofreclendonas
lo que bien podrlamos denominar el perfil
de la fiesta
3. Los textos bíblicos
a Ireneo, en el que pentecostés es equiparado al doming0
3 En otro texto, recogido en las Actas Pauli, se
menciona el clima de alegría que caracteriza a pentecostés.
Aparte de estos dos informes, proveniente
uno de Galia y el otro del Asia Menor, el testimonio
de mayor interés lo encontramos en los escritos de
Tertuliano. Es un claro exponente del comportamiento
de la Iglesia de Africa.
'Quaestwnes et ResponsIOnes ad orthodoxos, ed F Cabro!
y H. Lec!ercq, MOl1umenta Eccleszae LltUrglca, 1, París 1900­
1902,n 2259
130 PARA VIVIR EL AÑO LITURGICO
Esta claro que los textos blbllcos son susceptibles
de multlples lecturas Aun cuando el sentido
Inmediato y propio de cada pencopa blbllca
sea Invanable ydefinitiVO, ajeno acualquier manlpulaclon
caprichosa, es cierto que el mismo
texto, en Virtud de sus aspectos colaterales eincluso
secundanos adqUiere colondos y resonancias
distintas segun el entorno festivo en
que es leido En ese sentido, la fiesta ayuda ainterpretar
el texto blbllco Pero tamblen ocurre lo
contrano, ya que los textos blbllcos seleCCIonados
para una fiesta la Interpretan y la definen
Nos encontramos pues ante un fenomeno de
mutua InteracclOn e Interdependencia Esta observaclon
relativa alas lecturas blbllcas afecta a
todo tipO de celebraclon, aun cuando nosotros,
en este libro, por Simples motivos de estrategia,
solo vamos ahacer referencia alas de la misa
4. Los textos de oración
En la liturgia romana los principales textos de
oraclon con una slgnlflcaclon cualificada son
las tres conocidas oraciones propias de cada
misa (colecta, oraclOn de ofrendas y oraclon para
despues de la comunlon) y, sobre todo, el
prefacIo, SI lo tiene Para que el examen de estos
textos pueda constituir un criterio valido de
Interpretaclon de la fiesta debe ser profundo,
atento alo que se lee entre lineas ydotado de un
cierto sentido entlco
5. Celebrar desde el entorno histórico
Vuelvo arepetir que las fiestas no se relnventan
Cada ciclo Ilturglco, cada fiesta, cada celebraclon
tiene su propia Identidad Esta no se la
damos nosotros Solo cabe hablar de una recreaclon
de las fiestas, de una relnVenCIOn, en el
sentido de que la e¡ecuclon de los gestos rituales
y la proclamaclon de las palabras sagradas
se realiza desde un entorno hlstorlco nuevo,
Irrepetible Eso es lo que cambia las circunstancias
hlstoncas que enmarcan nuestra vida
Ellas garantizan la novedad Irrepetible de la fiesta
y de la celebraclon, su encarnaclon en el tiempo,
su perenne lozanla y juventud
En el De oratiol1e, escrito entre los años 198-200,
Tertuliano elabora un comentario a la oración dominical,
el primero que conocemos. En este escrito,
que corresponde al período católico del escritor africano,
hace Tertuliano una referencia importante al
tiempo de pentecostés:
«Nosotros, sin embargo, según la tradición que
hemos recibido, únicamente el día de la resurrección
del Señor debemos abstenernos, no sólo de esto (=
orar de rodillas), sino de todas las preocupaciones que
dominan nuestros sentimientos y nuestra actividad,
dejando incluso los negocios a fin de no dar lugar al