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visión de Cristo mesías, elevado a los cielos, se conecta<br />
con el tema de la ascensión y ofrece un interesante<br />
paralelismo con la subida de Moisés al monte<br />
Sinaí. El envío del Espíritu se entiende aquí -tal<br />
como aparece en Jn 20 y en el discurso de Pedrocomo<br />
un don del Señor glorificado y como una contrapartida<br />
de la entrega de la ley realizada por Moisés.<br />
Esta tradición, de inspiración eminentemente<br />
cristológica y mesiánica, es la que relaciona la celebración<br />
del día cincuenta con la ascensión del Señor<br />
a los cielos.<br />
La otra tradición, extendida sobre todo en occidente,<br />
se inspira preferentemente en el capítulo 2 de<br />
los Hechos y subraya la dimensión eclesial y misionera<br />
del acontecimiento de pentecostés. La donación<br />
del Espíritu Santo, manifestada en las lenguas de<br />
fuego, señala el inicio de la Iglesia como comunidad<br />
universal y misionera. La palabra de los apóstoles se<br />
hizo entender por todos los hombres que, venidos de<br />
todas las partes del mundo y congregados en Jerusalén<br />
el día de pentecostés, les escucharon y les entendieron<br />
como si hablaran en su propia lengua. Es<br />
aquí precisamente donde se advierte la vocación misionera<br />
de la comunidad cristiana y su destino universal.<br />
Por otra parte, se vislumbra aquí también la<br />
plenitud escatológica del acontecimiento pascual al<br />
ponerse de manifiesto la reunión de todos los dispersos<br />
en Jerusalén para escuchar la misma palabra,<br />
confesar la misma fe y proclamar estupefactos las<br />
maravillas del Señor. Por todos estos motivos es explicable<br />
que, al concluir el día cincuenta la alegría<br />
pascual, se evoque la venida del Espíritu Santo como<br />
culminación del acontecimiento salvador.<br />
b) Fiesta de la asce11Sión<br />
a los cuarenta días<br />
El concilio de Elvira, celebrado hacia el año 300,<br />
reprueba la costumbre de dar por terminado ellaetisimum<br />
spatium a los cuarenta días después de la<br />
pascua; es decir, después de haber celebrado la ascensión<br />
del Señor el día cuarenta, a tenor de la cronología<br />
de Lucas. Estas son las palabras del concilio:<br />
«Tenemos por bien corregir una mala costumbre,<br />
apoyados en la autoridad de las Escrituras. Celebre-<br />
142 PARA VIVIR EL AÑO LITURGICO<br />
mas todos el día de pentecostés (después de pascua,<br />
no el día cuarenta, sino más bien el día cincuenta). Si<br />
alguien no lo hiciere, sea señalado como introductor<br />
de una nueva herejía» 19.<br />
He colocado entre paréntesis unas palabras que<br />
aparecen sólo en algunos manuscritos y que, por<br />
otra parte, permiten una comprensión adecuada del<br />
texto.<br />
Se trata, en efecto, de una innovación que iba<br />
instaurándose progresivamente entre las comunidades<br />
hispánicas. La interrupción de la alegría pascual,<br />
por otra parte, después de la ascensión del Señor<br />
encontraba un apoyo bíblico en las palabras del<br />
Señor: «Días vendrán en que les será arrebatado el<br />
novio; entonces ayunarán» (Mt 9,15). En efecto, por<br />
la ascensión Jesús ha desaparecido de entre los suyos.<br />
Por eso en muchas Iglesias se consideró coherente<br />
reiniciar el ayuno inmediatamente después de<br />
la ascensión del Señor. Lo cual suponía una interrupción<br />
anticipada de la cincuentena basándose en<br />
una apreciación excesivamente historicista del misterio<br />
de la glorificación del Señor y reduciendo incoherentemente<br />
la cincuentena a cuarenta días.<br />
En todo caso, el canon 43 del concilio de Elvira,<br />
así interpretado, nos deja suponer que ya a comienzos<br />
del siglo IV algunas Iglesias del área hispánica<br />
comenzaban a celebrar la fiesta de la ascensión del<br />
Señor el día cuarenta. Esta parece ser, al menos, la<br />
única forma coherente de interpretar las palabras<br />
del citado concilio.<br />
El hecho, de ser cierto, nos permitiría apreciar el<br />
primer síntoma de descomposición de la cincuentena,<br />
mantenida hasta ese momento en su unidad original.<br />
Es muy probable que la referencia a la venida<br />
del Espíritu Santo, vinculada por muchas Iglesias a<br />
la celebración del día cincuenta, haya favorecido un<br />
cierto reajuste de fechas en conexión con la cronología<br />
que aparece en el libro de los Hechos. Quiero<br />
decir que la evocación de la venida del Espíritu Santo<br />
realizada el día cincuenta ha podido ser el justificante<br />
inmediato para celebrar la ascensión del Señor<br />
diez días antes. Es evidente, por otra parte, que<br />
"c. 43; ed. J. Vives, Concilios visigóticos e hispano-romanos,<br />
Barcelona-Madrid 1963, 9.