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4. Trasvase de fiestas y de fechas<br />
entre oriente y occidente<br />
Esta breve reseña, inspirada en la excelente monografía<br />
de Bernard Botte 31, nos revela un fenómeno<br />
que ya hemos detectado al analizar los orígenes<br />
de otras fiestas o ciclos. Las fiestas cristianas, en la<br />
antigüedad, no se instituyen a golpe de decreto de la<br />
noche a la mañana, como ocurre en la actualidad.<br />
Es la ley de la vida la que se impone. El desarrollo<br />
cultural es fruto, más bien, de procesos de maduración<br />
que no se reproducen de manera idéntica en<br />
cada Iglesia. Es un proceso vivo, lento y progresivo<br />
al mismo tiempo. Sin traumas. Como todo organismo<br />
vivo, las Iglesias van enriqueciendo sus calendarios<br />
particulares de manera progresiva, incorporando<br />
los nuevos elementos y asimilándolos paulatinamente,<br />
hasta su consolidación plena y orgánica. Este<br />
proceso no sólo se advierte con referencia a la fecha<br />
de las fiestas, sino también respecto al contenido<br />
de las mismas.<br />
Tratándose de las fiestas de navidad y epifanía,<br />
hay que destacar un hecho sorprendente. Me refiero<br />
al intercambio de fecha y de fiestas que se opera entre<br />
oriente y occidente. Occidente exporta a las Iglesias<br />
de oriente la fiesta de navidad, y oriente, a su<br />
vez, exporta a occidente la fiesta de epifanía. Este<br />
hecho refleja unos poderosos vínculos de comunicación<br />
entre las dos grandes Iglesias. Dentro de la innegable<br />
autonomía que caracteriza a todas las Iglesias<br />
durante los primeros siglos, llama la atención la<br />
vigorosa comunión que reina en los comportamientos<br />
fundamentales. Nunca como en esa época se supo<br />
combinar mejor el respeto a las tradiciones propias<br />
de cada Iglesia con el obligado respeto a los elementos<br />
fundamentales, respecto a los cuales se<br />
mantuvo una unidad indiscutible. Quienes han cultivado<br />
la historia comparada de la liturgia son testigos<br />
cualificados de este fenómeno. En todo caso, los<br />
orígenes de las fiestas de navidad y epifanía y su recíproca<br />
expansión en oriente y occidente reflejan un<br />
inapreciable sentido eclesial de apertura y una capacidad<br />
impresionante para asumir y encarnar elementos<br />
nuevos.<br />
11 Les origines de la Noifl et de l'Épiphanie, Mont César, Lovaina<br />
1932.<br />
Queda colgando aún un interrogante: ¿por qué<br />
las Iglesias de la antigüedad eligieron esas fechas<br />
para celebrar el misterio de la manifestación del Señor?<br />
¿Pensaban acaso las comunidades primitivas<br />
que el nacimiento del Señor había tenido lugar históricamente<br />
en esas fechas? Nada nos induce a pensar<br />
que la Iglesia primitiva pretendiera celebrar en<br />
esos días el aniversario del nacimiento de Jesús. De<br />
hecho, todos los esfuerzos por fijar la época del año<br />
en que nació Jesús han sido vanos. La ausencia de<br />
datos serios a este respecto es total. Con todo, es<br />
cierto que se han ensayado algunos intentos de respuesta,<br />
pero basados en cálculos alegóricos, fruto<br />
más bien de la fantasía, que carecen por completo<br />
de validez histórica. Por ejemplo, en la obra De Pascha<br />
computus, compuesta en el 243, después de un<br />
largo proceso de malabarismos simbólicos, se llega<br />
a la conclusión de que Jesús nació el 28 de marzo,<br />
cuatro días después del equinoccio de primavera,<br />
que corresponde al cuarto día de la creación, cuando<br />
Dios creó el sol. Pero este cálculo, sin fundamento<br />
histórico alguno, hay que relacionarlo con la tendencia<br />
a fijar el nacimiento del Señor en conexión<br />
con el culto solar.<br />
Cuando la Iglesia de Roma fija la fecha del 25 de<br />
diciembre para celebrar el nacimiento de Cristo, no<br />
lo hace por motivos históricos, como si intentara celebrar<br />
en esa fecha el aniversario del nacimiento. La<br />
elección de esa fecha está claramente motivada por<br />
la fiesta pagana del Natalis l11Victi. La fiesta cristiana<br />
será una réplica o una cristianización del culto al<br />
sol, como ya he explicado al principio.<br />
En oriente ocurre otro tanto. Por el relato de san<br />
Epifanio citado anteriormente sabemos que el 6 de<br />
enero se celebraba en Egipto una fiesta pagana de tipo<br />
solar. Así se expresa Epifanio:<br />
«En muchos sitios los charlatanes que inventan<br />
los ritos idolátricos, para engañar a los adoradores de<br />
ídolos que confían en ellos, celebran una fiesta grandiosa<br />
precisamente en la noche que precede al día de<br />
la epifanía... Hay que citar en primer lugar la fiesta<br />
que se celebra en Alejandría en el llamado Koreion,<br />
esto es, en un templo majestuoso que se levanta en el<br />
recinto sagrado de Kore. Permanecen despiertos toda<br />
la noche, cantando algunos himnos y tocando la flauta<br />
para acompañar los cantos que entonan en honor<br />
PARA VIVIR EL AÑO LITURGICO 185