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eamo hemos podido comprobar, los orígenes<br />
de la fiesta de navidad afloran en un cierto<br />
clima de incertidumbre. Los datos son escasos y los<br />
primeros testimonios no son excesivamente explícitos.<br />
Pero este hecho no debe sorprendemos. Es natural<br />
que así sea. Las fiestas cristianas aparecen en<br />
escena sigilosamente. Al principio, de manera rudimentaria<br />
y elemental. Pero, poco a poco, su contenido<br />
va fraguando en formas concretas y enriqueciéndose.<br />
A ello contribuye con frecuencia el progresivo<br />
desarrollo de la predicación y de la catequesis;<br />
otras veces son las controversias doctrinales las<br />
que suscitan un esfuerzo constante de enriquecimiento<br />
y consolidación.<br />
En el caso de la fiesta de navidad ocurrió exactamente<br />
esto. Es cierto que desde un principio la<br />
Iglesia de Roma celebró el día 25 de diciembre el nacimiento<br />
del Señor. Pero fueron los Padres de finales<br />
del siglo IV y del V, como san Gregario Nacianceno,<br />
san Juan Crisóstomo, san Agustín y, de modo<br />
muy especial en occidente, san León Magno, entre<br />
otros, quienes desarrollaron el contenido teológico<br />
de la fiesta y perfilaron los múltiples aspectos que la<br />
configuran.<br />
Descubrir estos aspectos y comentarios, aunque<br />
sólo sea muy someramente, constituye el objetivo de<br />
11<br />
La fiesta de navidad:<br />
alcance y contenido<br />
estas pagmas que siguen. Tarea tanto más difícil<br />
cuanto más complejo es el contenido doctrinal que<br />
se pretende desentrañar.<br />
1. El misterio de Dios hecho hombre<br />
Cuando las comunidades cristianas del siglo III,<br />
tanto en oriente como en occidente, comenzaron a<br />
celebrar la fiesta del nacimiento del Señor no era<br />
tanto el acontecimiento histórico del alumbramiento<br />
lo que les interesaba rememorar cuanto el misterio<br />
insondable e inaudito del Dios hecho hombre en<br />
las entrañas de la Virgen María. Es cierto que esta<br />
referencia no aparece en la primitiva predicación<br />
kerigmática. Sin embargo, las controversias cristológicas<br />
agudizaron la sensibilidad cristiana y estimularon<br />
la piedad popular. El tema de la encamación<br />
del Hijo de Dios se incorporó en seguida a la<br />
predicación de los Padres y a los contenidos de la fe<br />
cristiana hasta cristalizar en una celebración litúrgica.<br />
Ya en el siglo II, en su homilía pascual, decía Melitón<br />
de Sardes:<br />
«El (Cristo) vino del cielo a la tierra en beneficio<br />
del que padecía; se revistió de este mismo en el seno<br />
de la Virgen y apareció como hombre; tomó sobre sí<br />
los padecimientos del que padecía mediante un cuer-<br />
PARA VIVIR EL AÑO LITURGICO 187