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bernal, jose manuel - 10

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abundan en las liturgias occidentales, sí que se encuentran<br />

fragmentos dispersos redactados en esta<br />

misma tesitura. Vaya citar únicamente un texto de<br />

la liturgia galicana:<br />

«Aquel que ha dado la forma a todas las cosas recibe<br />

la forma de esclavo; aquel que era Dios es engendrado<br />

en la carne; ha sido envuelto en pañales el que<br />

era adorado en el firmamento; he aquí que reposa en<br />

un pesebre el que reinaba en el cielo» 6.<br />

Todos estos testimonios ponen en evidencia de<br />

forma elocuente la poderosa tensión que se establece<br />

entre la grandeza del Dios soberano y las exigencias<br />

de la humanidad asumida. En definitiva, el contraste<br />

no es otro que el que suscita la unión de las<br />

dos naturalezas en la única persona del Verbo. Estamos,<br />

por tanto, en la mismísima entraña del misterio<br />

del Dios hecho hombre, percibida en estos textos<br />

con mayor profusión de detalles y en medio de un<br />

impresionante colorido de contrastes.<br />

2. Navidad celebra la gloria<br />

del hombre·Dios<br />

Ante la insondable grandeza del misterio de Dios<br />

hecho hombre, ¿cuál es la actitud de la Iglesia? ¿Qué<br />

tipo de sentimientos suscita la liturgia de navidad en<br />

el alma de la comunidad orante que se reúne para<br />

celebrar el nacimiento del Señor? Esta pregunta nos<br />

orienta hacia uno de los aspectos más significativos<br />

y propios de esa liturgia.<br />

La actitud de la Iglesia, reunida en asamblea para<br />

celebrar el misterio del Dios hecho hombre, es<br />

una actitud profundamente contemplativa, de gozosa<br />

admiración y de alabanza, en la línea del evangelio<br />

de Juan cuando dice:<br />

«La Palabra se hizo carne, y puso su tienda entre<br />

nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que<br />

recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de<br />

verdad» (Jn 1,14).<br />

• L. C. Mohlberg, Missale Gothicwn, Herder, Roma 1961,<br />

p. 6, n. 14.<br />

190 PARA VIVIR EL AÑO LITURGICO<br />

Hay, pues, en la celebración de navidad una invitación<br />

constante a la mirada contemplativa y gozosa<br />

del misterio. Mirada que sólo es posible desde<br />

la fe. Porque sólo desde la fe es posible penetrar la<br />

hondura del misterio; sólo desde la fe es posible descubrir<br />

la grandeza de Dios manifestada a través de<br />

la pequeñez del niño de Belén. La gloria de Dios,<br />

que es la manifestación de su presencia y de su cercanía,<br />

sólo es detectada y percibida por los creyentes;<br />

es decir, por los que saben fijar su mirada no en<br />

lo periférico y superficial, en lo que aparece, sino en<br />

la hondura del misterio.<br />

Sólo los creyentes perciben la realidad actual del<br />

misterio. No se limitan a recordar el acontecimiento<br />

histórico del Señor. Perciben más. Esto es, son<br />

conscientes de que el nacimiento temporal e histórico<br />

no es sino la manifestación del nacimiento eterno<br />

del Verbo que, desde la eternidad, procede del<br />

Padre. Así se interpretan, por cierto, las palabras del<br />

Sal 2: «Tú eres mi Hijo: Yo te he engendrado hoy».<br />

y las del Sal <strong>10</strong>9: «Eres príncipe desde el día de tu<br />

nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo<br />

te engendré como rocío antes de la aurora». Al proclamar<br />

estos salmos, la Iglesia no piensa sólo en el<br />

nacimiento de Belén. Su mirada se adentra en la<br />

misma intimidad del misterio eterno de Dios. Así lo<br />

piensa san Agustín comentando esos versos:<br />

«En este "hoy" se podría ver la profecía del día en<br />

que nació Jesucristo en su carne. No obstante, conteniendo<br />

"hoy" la noción de presente, y como en la eternidad<br />

no hay ni pasado que ha cesado de ser ni un futuro<br />

que aún no existe, sino solamente un presente<br />

continuo, porque el que es eterno lo es por siempre,<br />

esta expresión "Yo mismo te he engendrado hoy" debe<br />

entenderse más bien de la generación eterna del<br />

poder y de la sabiduría de Dios que es su Hijo único.<br />

Así lo entiende la fe católica más sincera» 7.<br />

El mismo obispo de Hipona, en un sermón pronunciado<br />

el día de navidad, nos dice de manera más<br />

llana y directa:<br />

«Nuestro Señor Jesucristo tiene dos nacimientos:<br />

el uno es divino, el otro humano; pero los dos son ad-<br />

7Agustín, Enarrationes in Psall11os. In Psall11ll1n 2um: ce<br />

38,5.

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