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abundan en las liturgias occidentales, sí que se encuentran<br />
fragmentos dispersos redactados en esta<br />
misma tesitura. Vaya citar únicamente un texto de<br />
la liturgia galicana:<br />
«Aquel que ha dado la forma a todas las cosas recibe<br />
la forma de esclavo; aquel que era Dios es engendrado<br />
en la carne; ha sido envuelto en pañales el que<br />
era adorado en el firmamento; he aquí que reposa en<br />
un pesebre el que reinaba en el cielo» 6.<br />
Todos estos testimonios ponen en evidencia de<br />
forma elocuente la poderosa tensión que se establece<br />
entre la grandeza del Dios soberano y las exigencias<br />
de la humanidad asumida. En definitiva, el contraste<br />
no es otro que el que suscita la unión de las<br />
dos naturalezas en la única persona del Verbo. Estamos,<br />
por tanto, en la mismísima entraña del misterio<br />
del Dios hecho hombre, percibida en estos textos<br />
con mayor profusión de detalles y en medio de un<br />
impresionante colorido de contrastes.<br />
2. Navidad celebra la gloria<br />
del hombre·Dios<br />
Ante la insondable grandeza del misterio de Dios<br />
hecho hombre, ¿cuál es la actitud de la Iglesia? ¿Qué<br />
tipo de sentimientos suscita la liturgia de navidad en<br />
el alma de la comunidad orante que se reúne para<br />
celebrar el nacimiento del Señor? Esta pregunta nos<br />
orienta hacia uno de los aspectos más significativos<br />
y propios de esa liturgia.<br />
La actitud de la Iglesia, reunida en asamblea para<br />
celebrar el misterio del Dios hecho hombre, es<br />
una actitud profundamente contemplativa, de gozosa<br />
admiración y de alabanza, en la línea del evangelio<br />
de Juan cuando dice:<br />
«La Palabra se hizo carne, y puso su tienda entre<br />
nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que<br />
recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de<br />
verdad» (Jn 1,14).<br />
• L. C. Mohlberg, Missale Gothicwn, Herder, Roma 1961,<br />
p. 6, n. 14.<br />
190 PARA VIVIR EL AÑO LITURGICO<br />
Hay, pues, en la celebración de navidad una invitación<br />
constante a la mirada contemplativa y gozosa<br />
del misterio. Mirada que sólo es posible desde<br />
la fe. Porque sólo desde la fe es posible penetrar la<br />
hondura del misterio; sólo desde la fe es posible descubrir<br />
la grandeza de Dios manifestada a través de<br />
la pequeñez del niño de Belén. La gloria de Dios,<br />
que es la manifestación de su presencia y de su cercanía,<br />
sólo es detectada y percibida por los creyentes;<br />
es decir, por los que saben fijar su mirada no en<br />
lo periférico y superficial, en lo que aparece, sino en<br />
la hondura del misterio.<br />
Sólo los creyentes perciben la realidad actual del<br />
misterio. No se limitan a recordar el acontecimiento<br />
histórico del Señor. Perciben más. Esto es, son<br />
conscientes de que el nacimiento temporal e histórico<br />
no es sino la manifestación del nacimiento eterno<br />
del Verbo que, desde la eternidad, procede del<br />
Padre. Así se interpretan, por cierto, las palabras del<br />
Sal 2: «Tú eres mi Hijo: Yo te he engendrado hoy».<br />
y las del Sal <strong>10</strong>9: «Eres príncipe desde el día de tu<br />
nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo<br />
te engendré como rocío antes de la aurora». Al proclamar<br />
estos salmos, la Iglesia no piensa sólo en el<br />
nacimiento de Belén. Su mirada se adentra en la<br />
misma intimidad del misterio eterno de Dios. Así lo<br />
piensa san Agustín comentando esos versos:<br />
«En este "hoy" se podría ver la profecía del día en<br />
que nació Jesucristo en su carne. No obstante, conteniendo<br />
"hoy" la noción de presente, y como en la eternidad<br />
no hay ni pasado que ha cesado de ser ni un futuro<br />
que aún no existe, sino solamente un presente<br />
continuo, porque el que es eterno lo es por siempre,<br />
esta expresión "Yo mismo te he engendrado hoy" debe<br />
entenderse más bien de la generación eterna del<br />
poder y de la sabiduría de Dios que es su Hijo único.<br />
Así lo entiende la fe católica más sincera» 7.<br />
El mismo obispo de Hipona, en un sermón pronunciado<br />
el día de navidad, nos dice de manera más<br />
llana y directa:<br />
«Nuestro Señor Jesucristo tiene dos nacimientos:<br />
el uno es divino, el otro humano; pero los dos son ad-<br />
7Agustín, Enarrationes in Psall11os. In Psall11ll1n 2um: ce<br />
38,5.