Jornadas de estudio: Integración en familia ... - Nadie sin Futuro

CLAUSURA
más, tenemos una ventaja de más de cincuenta años en el trabajo. Esto de aquí y ahora es
nuevo y mucho más difícil de afrontar, porque es mucho más masivo y más diverso y más
rápido. Ya irán saliendo las cosas. Sigan por el camino que van, si en algo hemos podido
aprender todos es en quedarnos con esta clave: la familia clave de integración. Que yo les
pediría que extendieran incluso el concepto familiar fuera de toda esta dificultad que hay
ahora de definir la familia desde nuestras claves religiosas y creyentes. Les pediría que extendieran
la clave familia, por analogía, al grupo y a la asociación. No tengan miedo. Yo en
esto sé que rompo una lanza en un tema que está muy en discusión. Hay personas que no
son partidarias de la auto-organización de los emigrantes, porque creen que retrasa, que
tiene mucho peligro de producir el gueto. No tengan miedo al gueto. Se pueden crear círculos
muy cerrados donde pueda darse el caldo de cultivo para la delincuencia. Para eso
están las autoridades, que lo vigilen.
Pero es imposible la integración uno por uno. Las personas se integran en familia y se
integran en grupo. Cuando un grupo toma consistencia y fomenta su cultura o trabaja por
el desarrollo de su idioma, etc., adquiere una seguridad por la que ya no entrarán, ni en la
Iglesia, ni en la sociedad, como pobres dispersos que serán engullidos o asimilados, y perderán
su propia identidad, como cuando entran con su propia identidad. Entran, entonces,
como aportación de riqueza a una comunidad variada y diversa, tanto en la Iglesia, como
fuera.
Tal vez en España se esté trabajando muchísimo –a mí me admira la cantidad de recursos
que se están invirtiendo, tanto personales como reales, en las asociaciones que aquí
están representadas, no las voy a nombrar, están en la mente de todos– en lo que es la integración,
pero menos en lo que es el cultivo de lo propio. Y esto es importante, porque si
se integran sin seguridad en lo propio… Es importante, por ejemplo, todo lo que es el cultivo
de su propio idioma, las clases complementarias de lengua materna. Hay un proceso
acelerado de integrarles en el sentido de clases para que aprendan castellano, pero quien
se preocupa de que no pierdan su idioma. No solamente los sudamericanos que también
necesitan cultivarse en la especificidad de las características propias de su idioma y su cultura
–no es lo mismo la cultura de un peruano que la de un español, por mucho que tengamos
muchos rasgos comunes–.
Ese hecho diferencial es bueno que lo cultiven, no para diferenciarse más, sino para entrar
con su propia identidad y fuerza. A mí me dijo una persona que trabajo mucho con nosotros,
que era hijo de granadina y prusiano –¡buena aleación!–, ‘mire usted hay que ver la
historia de un país que nos precede en lo que ha supuesto la integración de la emigración,
que es los EEUU, hasta que ustedes no tengan un obispo de origen español en la Conferen-
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