Jornadas de estudio: Integración en familia ... - Nadie sin Futuro

COMUNICACIONES
• las que atraviesan el primer estadio de la emigración, caracterizado por las semanas y
meses de precariedad subsiguientes a su llegada al país a que viajaron,
• las familias que ya están regularizadas y disponen de una vivienda mínimamente estable
• y las familias que además han conseguido una cierta estabilidad laboral y una elemental
socialización en sus ámbitos de vida cotidiana.
Y es que es obvio, por ejemplo, que el no tener consigo a los hijos en el estadio primero
de precariedad generalmente será para las familias de quienes emigraron una estrategia
de salvaguardia de esos sus hijos, más bien que expresión de una ruptura familiar. Y al
contrario: la prolongación de esa separación que puede darse en el segundo y tercer estadio
de los procesos migratorios, esa sí que generalmente significaría tensiones en la familia,
no exentas de consecuencias sobre todo para los hijos menores. Esto se haría notar, por
ejemplo, considerando las cifras de las familias bolivianas y peruanas que se encuentran
separadas de sus hijos por haber dejado a éstos en su país al emprender sus viajes migratorios.
En concreto resulta que esto ocurre en un 56 % de las familias bolivianas, pero sólo
en un 38 % de las peruanas sin que pueda por ello decirse que las familias bolivianas padezcan
mayores divisiones que las peruanas. Porque estando la mayoría de las bolivianas
en el primer estadio de su ciclo migratorio y estando una gran proporción de las peruanas
en su segundo o tercer estadio, las primeras aún viven en la precariedad inicial y no han tenido
tiempo ni recursos para cumplir con las condiciones que les permitirían traer a sus hijos
con las debidas garantías, cosa que si han podido hacer ya la mayoría de las peruanas.
Pero volviendo al enfoque que voy a adoptar en mi intervención: ante el panorama de
escasez de información sobre la situación de los latinoamericanos en Europa al que me he
referido hace un momento, en el cual la suficiencia y calidad de los datos apenas los hace
sociológicamente adecuados para otros países que España, lo que diré acerca de las familias
latinoamericanas inmigradas a Europa voy a basarlo sobre la información de que dispongo
acerca de España. Y no pienso que esta restricción nos deba perjudicar mucho. Porque
al fin y al cabo los grandes números que caracterizan a la migración latinoamericana
a España dan lugar a que en ellos se muestre toda la gama de las distintas posibilidades
del migrar de los latinos con familia o sin familia. Baste recordar, por ejemplo, que en un
área tan pequeña como la de Madrid residen, según el padrón municipal del año 2009, casi
630.000 vecinos nacidos en Latinoamérica [exactamente 629.385] 3 .
3 Según el mismo padrón son 480.709 los que en Madrid tienen nacionalidades latinoamericanas. Hay pues
cai 150.000 nacionalizados como españoles, que desaparecen en las estadísticas migratorias.
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