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La entonación de Jaca: resultados globales
Simón, Javier
Universidad de Zaragoza
Este trabajo va a presentar los resultados del análisis de los enunciados
emitidos por cuatro informantes de Jaca, tanto en modalidad declarativa como
interrogativa. Utilizamos la metodología usada dentro de los grupos de
investigación relacionados con AMPER. Por ello, nuestros resultados se basan
en un análisis acústico concerniente a los rasgos prosódicos de frecuencia
fundamental, intensidad y duración.
El corpus utilizado es el denominado corpus fijo. Consta de 126 enunciados
distribuidos en las dos modalidades citadas y con las variaciones sintácticas y
acentuales previstas por AMPER. Cada enunciado se ha repetido tres veces,
como viene siendo norma en los grupos españoles. Por tanto, en estos
resultados no aparecen los datos relativos al corpus habitual, a los obtenidos
mediante la técnica del maptask o a los de conversación libre. En lo que se
refiere a los informantes, cumplen con los requisitos del proyecto respecto a la
edad y nivel de estudios. Por otra parte, dos informantes son de sexo femenino
y otros dos pertenecen al sexo masculino.
El análisis de los datos obtenidos revela que no existe una gran diferencia de la
entonación jacetana con respecto a la descrita para el español general (v.g.
Face, 2008; Navarro Tomás, 1966; Sosa, 1999; y los trabajos sobre AMPER
para el español). Así, observamos que los enunciados declarativos terminan en
un descenso tonal y los interrogativos en ascenso tonal. También las curvas
previas al tonema son similares a las del español estándar, de manera que los
eventos prosódicos están anclados a posiciones determinadas por la estructura
acentual de los enunciados.
No obstante esta similitud, se ha apreciado una posible influencia de la lengua
aragonesa en la entonación de Jaca. En esta población, hasta por lo menos el
siglo XVIII, se habló aragonés. Esta lengua todavía pervive en determinados
valles de la geografía pirenaica aragonesa. Navarro Tomás subrayó dos
características propias de la entonación aragonesa. Por un lado, señaló que,
aunque en español destaca la duración de la última sílaba, es en aragonés
donde resulta ser particularmente larga (Navarro Tomás, 1917, p. 384).
Asimismo, indicó que los enunciados en los valles pirenaicos no presentan el
tonema de cadencia característico del español estándar, sino que su frecuencia
fundamental termina unos semitonos por encima (Navarro Tomás, 1935, p. 44).
Nuestros resultados muestran una posible influencia de la antigua lengua
aragonesa en la entonación jaquesa. Sin embargo, los datos que tenemos
sobre modalidades vivas pirenaicas, como el chistabino (Mott, 2007, 2010) o el
belsetano (Contini, Franchon Cabrera & Rhardisse, 1998; Rhardisse, 1994), no
presentan suficiente uniformidad como para establecer conclusiones definitivas
sobre la entonación aragonesa. Con todo, parece que las dos tendencias
observadas por Navarro Tomás sobre la lengua aragonesa se cumplen de
algún modo en la entonación que hemos observado en nuestros cuatro
informantes jacetanos. En cualquier caso, esta entonación es radicalmente
diferente de la que se suele considerar como aragonesa que, más bien,
coincide con la típica del valle del Ebro (Simón Casas, 2009).
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