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Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes

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gran guerra, estando hoy interesado porque la mantenga, para que ella asuma sola el papel<br />

conciliatorio en las delicadas crisis internacionales, tan pronto en Europa como en el Extremo<br />

Oriente o conteniendo a los alemanes en sus exageradas pretensiones.<br />

Luego, si la Doctrina Monroe fué la negativa de los EE.UU. a inmiscuirse en los asuntos<br />

europeos, actitud que apoyaron los países latinoamericanos, la declaración de defensa continental<br />

de Lima, sin extender sus alcances al Viejo Continente, previene cualquier intento de ataque a las<br />

Américas, preparándolas, como lo veremos por el desarrollo de los acontecimientos posteriores,<br />

para defenderse de la dominación económica, primera fase de una posible, aunque lejana invasión<br />

que provenga de allende los mares.<br />

La conducta argentina cuando la discusión de la fórmula en Lima, que fué de resistencia al<br />

proyecto primitivo, ha tenido como antecedente la interpretación dada en 1913 por su<br />

internacionalita don Estanislao S. Zeballos, al negar la aplicabilidad, para su país, de lo que él<br />

llamó "actitud" Monroe. Al presente, sus vinculaciones comerciales con Gran Bretaña y ciertas<br />

diferencias, en este orden con los EE.UU., explican aún más esta conducta, que tuvo su<br />

contraposición en la política brasilera, decididamente inclinada a favorecer la tesis americana,<br />

cristalizada en la llamada Declaración de Lima.<br />

Brasil se apresuró en dar forma práctica a este acontecimiento de solidaridad americana,<br />

enviando, en misión de acercamiento económico a su canciller Aranha, a Washington. Allí, las<br />

actitudes de este personaje fueron categóricas. Demandó la cooperación de los EE.UU. para la<br />

defensa del extenso territorio brasilero, que hizo depender del rápido desarrollo de sus riquezas<br />

naturales, recalcando, según nos lo comunica el cable, que la falta de este desarrollo en las<br />

naciones latinoamericanas en general, constituía un peligro latente, ya que ellas quedaban<br />

expuestas a la codicia ajena. En el aspecto monetario obtuvo apreciables ventajas, a base de la<br />

colocación de un gran empréstito. Y en cuanto a la considerable producción del manganeso<br />

brasilero, declaró, enfáticamente, que su país lo brindaría a otros estados, aludiendo a los<br />

totalitarios, en caso de que los EE.UU. no se interesasen por este metal, indispensable para su<br />

industria armamentista.<br />

La visita del canciller Aranha ha despertado enorme interés en los EE.UU. y cuando<br />

recibamos noticias completas sobre su misión, desenvuelta con tanta firmeza y en momento tan<br />

oportuno, tendremos la confirmación plena de que la cooperación internacional en materia de<br />

reconstrucción económica de los pueblos, es la mejor forma de prepararlos para una defensa<br />

conjunta y solidaria de sus territorios.<br />

Este fruto del voto de Lima, es uno de los resultados tangibles que el secretario de estado<br />

americano Cordell Hull, anunciara iba a producir la VIII Conferencia Panamericana, en reportajes<br />

anteriores a la fecha de su inauguración.<br />

Analizando el proceso de estos acontecimientos internacionales y relacionándolos con<br />

Bolivia, es preciso considerar que nos hicimos presentes al tratarse de la ponencia presentada en<br />

esta misma Conferencia, para la supresión de las barreras aduaneras, circunstancia en la cual,<br />

nuestro canciller Diez de Medina, recordó a las delegaciones, los derechos inmanentes de nuestro<br />

país, en lo que respecta a su comunicación con el mar. Esta actitud debía haberse<br />

complementado, ciertamente, buscando, a base de la Declaración de Lima, un entendimiento<br />

sincero y estrecho con los EE.UU., que diera como resultado, una compensación, siquiera parcial,<br />

a las adversas condiciones en que se desarrolla nuestra economía, como consecuencia de esta<br />

nuestra situación mediterránea.<br />

Nuestras relaciones económicas con los EE.UU., garantes de la cooperación<br />

panamericana, no son nuevas y ellas crecen día a día, hasta que llegará el momento — si no ha<br />

llegado ya — de que este país deba considerar a Bolivia como un reducto, enclavado en el corazón<br />

de América del Sur, para prevenir atentados contra la soberanía de los pueblos, cuya conservación<br />

constituye la esencia misma de la Declaración.<br />

Estas relaciones tienen su expresión en las estadísticas, que acusan las mayores cifras<br />

para las importaciones provenientes de los EE.UU.; hemos acudido con preferencia al mercado<br />

financiero de Nueva York para obtener nuestros empréstitos; el comercio de exportación de<br />

nuestro estaño podrá encausarse, en el futuro, hacia este país y en la cuestión petrolera quedarían<br />

fijados los cimientos de un substancial convenio económico entre ambas naciones.<br />

Habiéndose clasificado al estaño como materia prima de guerra por los técnicos<br />

americanos y aconsejádose por ellos, la mayor acumulación posible de tales materias en previsión<br />

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