Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes
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trabajo que comienza a las 6 de la mañana, después de recorrer hasta 15 y 20 kilómetros a pié. A<br />
las 9, su mujer le lleva el almuerzo. Sólo a las 6 de la tarde suspende su faena y gana el hogar,<br />
donde lo espera la familia para la comida. Instantes después, se acuesta.<br />
La mujer, en cambio, tiene las labores de la casa. Se viste con una blusa y una falda<br />
tejidas de lana. Los sombreros y las sandalias son de la misma calidad que los del hombre, aunque<br />
difieren en la forma. La mujer lleva una capa, tejida de lana. Prepara el almuerzo que lleva al<br />
esposo, recorriendo las largas distancias; no acostumbra el desayuno. Hila lana obtenida de las<br />
ovejas, (pues la llama es rara entre los quechuas y sólo abunda, entre los aymaras). Va por todas<br />
partes con su rueca, hilando mientras camina o viaja, y sin descuidar a su criatura que lleva<br />
cargada en la espalda. Teje en el patio de su rancho, con ayuda de una armazón de palos; tiñe con<br />
diversos colores la lana y los distribuye armoniosamente en fajas verticales, lanzando los ovillos de<br />
hilo entre las armazones; finalmente, entrecruza las hileras verticales con una trama interior<br />
horizontal, y el tejido resulta sólido, resistente y durable. Con él fabrica los vestidos para la familia,<br />
las frazadas, los sacos para el transporte de cereales, asignando colores especiales a cada uno de<br />
estos empleos.<br />
A partir de los 16 años, el quechua piensa en el matrimonio. La elección de los novios no<br />
se funda en motivos sentimentales. Los jóvenes de ambos sexos buscan una persona<br />
"trabajadora" y tal es la condición esencial; se la prueba, poseyendo sembradíos o animales de<br />
labranza o ganado, resultados del esfuerzo propio. Verificada esta virtud del trabajo, los novios se<br />
unen, sin matrimonio, llevando una vida común que sirve de prueba para el matrimonio. El quechua<br />
no quiere una reyna del hogar, sino un elemento que juegue un rol activo en la producción<br />
económica y la distribución de tareas, en el seno de la familia. Si durante esta vida común que dura<br />
meses o años, los novios han probado su virtud para el trabajo, se realiza el matrimonio o subsiste<br />
la vida en común. De modo contrario, se separan aún que posean hijos, pues éste no es jamás; un<br />
obstáculo para que se presenten nuevos pretendientes.<br />
El quechua es endógamo. Prefiere a las gentes de su comarca, que han crecido con él y<br />
cuyas íntimas costumbres conoce. Practica la monogamia; viva en matrimonio o en concubinato,<br />
es rígida su fidelidad conyugal; no Proviene este hábito de moral religiosa alguna ni de preceptos<br />
jurídicos, pues ni el sacramento católico ni el matrimonio civil producen diferencias: los que viven<br />
como esposos están en igualdad de condiciones con los que viven como amantes. Para el<br />
quechua, para su hondo sentido moral, no tienen ninguna significación las distinciones que la<br />
Iglesia o la ley hacen entre hijos legítimos, o naturales, El quechua condena el adulterio; la mujer<br />
adúltera es considerada como signo de mal agüero y causante de epidemias, tempestades y<br />
hambrunas; se la expulsa con piedras y el marido engañado tiene el deber de vengar el ultraje, y<br />
se le perdona si en castigo ha dado muerte al traidor y a la infiel.<br />
Los matrimonios tienen escasa descendencia; raras veces poseen más de cinco hijos, no<br />
obstante de que el aborto provocado y los medios para evitar la concepción son, sino<br />
desconocidos, considerados como crímenes, no de carácter legal o católico, sino de carácter<br />
moral; cada hijo representa un nuevo productor, una nueva fuente de riqueza que desde los 4 años<br />
desempeñará su rol activo en el engranaje familiar, para no concluir su tarea sino con la muerte,<br />
porque esta raza que ha hecho del trabajo la más profunda; razón de ser de la vida, no conoce las<br />
vacaciones, ni el descanso de verano, ni el retiro por los años, ni la jubilación, ni los viajes por<br />
placer, y sólo altera el ritmo isócrono de la labor diaria con el domingo, día en que toda la familia<br />
queda en el rancho y almuerza de cuclillas en torno del fogón que funde con su calor los esfuerzos<br />
de todos sus miembros.<br />
El rancho, la morada milenaria del quechua, es un conjunto de 3 ó 4 habitaciones y una<br />
cocina, construídas en torno del patio: las paredes son de barro y de piedra no labrada,<br />
sirviéndoles de techo una armazón de madera sobre la que se coloca una capa de "suncho"<br />
(arbusto silvestre), protegida por una capa de paja adherida con barro. Todas las habitaciones son<br />
depósitos de granos, patatas o harina, o útiles de labranza, enceres de trabajo etc. El quechua<br />
duerme en los sitios que quedan vacíos, sobre el suelo: usa cueros de oveja en vez de colchón y<br />
se cubre con frasadas tejidas en la casa. Los matrimonios se distribuyen en las diversas<br />
habitaciones. Junto al rancho, el aprisco proporcionado a la importancia económica de la familia,<br />
guarda el rebaño dé ovejas o se subdivide para bueyes, asnos y caballos.<br />
El rancho está siempre en el flanco de una montaña, al lado de un arroyo o un manantial.<br />
No tiene cimientos, o, mejor, sus cimientos son las entrañas de la montaña. Del mismo color que la<br />
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