Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes
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Notas sobre la vida<br />
intelectual de Chuquisaca<br />
en el pasado siglo<br />
.<br />
LOS CAROLINOS<br />
Homenaje al Cuarto Centenario<br />
de su fundación<br />
Ninguna de las ciudades de la República ha sido para las letras tan fecunda como la<br />
ciudad de Chuquisaca. Parece que la naturaleza misma predispusiera allí al estudio y a la<br />
meditación. La atmósfera de selección que se respira en Sucre, la tranquilidad de su vida, su grato<br />
clima y su paisaje amable, llevan a las gentes insensiblemente al amor de las letras y al culto del<br />
espíritu. Los hombres allí antes que entregarse a la vorágine de la política o a la turbulencia de los<br />
negocios, prefieren sumergirse en la contemplación estética del arte o en la honda meditación de<br />
las ideas. Por eso Chuquisaca ha conservado, desde la época de la Colonia, el prestigio de pueblo<br />
cultor de la inteligencia, cimentado en una larga y fecunda labor intelectual.<br />
La Plata en el período colonial llegó a ser la capital intelectual de América. La fama de su<br />
real y pontificia Universidad, que obtuvo los mismos privilegios que la de Salamanca, concentraba<br />
en la ciudad de Chuquisaca estudiantes que iban desde Buenos Aires, el Tucumán, el Cuzco, de<br />
todo el Alto Perú y desde Lima misma. "Ir a Chuquisaca a estudiar —dice el insigne y erudito<br />
escritor Gabriel René Moreno— era todavía a principios del siglo, en la capital del virreinato, algo<br />
como emprender un peregrinaje de seiscientas leguas castellanas en mula para obtener una<br />
patente de omniciencia, o más bien como una cruzada individual para ir a conquistar del<br />
mahometismo de la ignorancia el pozo de la sabiduría".<br />
Los estudios universitarios se caracterizaban por la filosofía escolástica, la lógica<br />
aristotélica, el latín y la jurisprudencia. Se puede decir que la docta universidad no estaba muy lejos<br />
del trivium y del cuadrivium medioevales. Antes que en las ciencias empíricas, era en el ejercicio<br />
de la dialéctica y de la controversia filosófica que se ejercitaban esos futuros doctores que habían<br />
de hacer brillar sus dotes oratorias, ya sea en el estrado jurídico, en el púlpito sagrado o en la<br />
tribuna política, durante la era revolucionaria. La forma silogística en el discurrir y el ergo dialéctico<br />
daban carácter a las apasionadas controversias. Si a esto se añade la agudeza de la mentalidad<br />
chuquisaqueña, el fino atisbo y la ironía punzante, tendremos que antes que un conclave de<br />
sabios, Chuquisaca era un gremio de elegantes sofistas, hábiles contendientes, prontos a la<br />
respuesta y muy duchos para aventurarse en los mil vericuetos de la disputa. En la Universidad se<br />
manejaba la dialéctica como un arma, y sobre cualquier asunto se planeaba la discusión. "Se<br />
disertaba en el pro y en el contra, dice Moreno, de palabra y por escrito todos los días; se argüía y<br />
redargüía de grado o por fuerza entre sustentantes y replicantes, a lo largo de los corredores,<br />
dentro del aula, en torno a la cátedra solemne, ante las mesas examinadoras y desde los bancos<br />
semi-parlamentarios de la Academia Carolina. Disputar y Disputar.— Donde quiera que se juntaran<br />
dos o tres estudiantes, se armaba al punto la controversia por activa y pasiva en todas las formas<br />
de la argumentación escolástica".<br />
Se comprende así que la palabra hubiera tenido tanta influencia en el desarrollo posterior<br />
de Bolivia, y más la palabra hablada que la escrita. Los juristas ejercitados en el arte oratorio,<br />
conmovieron en las tribunas políticas a las multitudes anhelantes, y fundaron el nuevo estado más<br />
en virtud de las palabras que de las inmediatas realidades.<br />
Esta educación teorética y formativa, de latinazgos y de ergos teologales, ya en la misma<br />
Colonia trató sin embargo de ser modificada por otra que tuviera más en estima las ciencias<br />
naturales, y que empleara los métodos inductivo y experimental que habían sido proclamados por<br />
Bacon hacia varios siglos y que dominaban en la filosofía de los enciclopédicos franceses. Ya don<br />
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