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Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes

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limitados por precipicios, completamente pedregosos y llenos de arbustos, considerablemente<br />

inclinados en veces, y en los que aún el arado arrastrado por caballos es impracticable, no sé si<br />

serían propicios a las máquinas, los tractores y los procedimientos modernos.<br />

El quechua fabrica su arado de madera y lo protege con una "reja", barra de hierro en la<br />

punta. Arrastrado por bueyes, este arado rotura la tierra previamente regada mediante canales y<br />

cequias y abonada con bosta. Preparado así el terreno, algunos días después las "yuntas" abren<br />

los surcos en los que se echa la semilla (patata, trigo, maíz, etc.), y los cubren con una capa de<br />

tierra. El quechua va detrás de cada yunta hundiendo el arado en el suelo y estimulando a las<br />

bestias con un aguijón. Varias yuntas, al cabo de 7 u 8 horas, acaban la labor del terreno y el<br />

quechua, el arado al hombro, conduce las bestias al aprisco. Volverán las yuntas algunos meses<br />

más tarde, para remover la tierra y facilitar el crecimiento. El quechua regará frecuentemente el<br />

sembradío y lo cuidará en las noches contra los animales, dormido en una pequeña cabaña<br />

construida a su vera. Al promediar el otoño, abrirá los surcos y recogiendo las patatas, las guardará<br />

en pozos abiertos cerca del rancho; cortará los tallos de maíz que, reuniendo en gr<strong>andes</strong><br />

porciones, deshojará al cabo de algunas semanas y echará al sol las mazorcas, en el patio del<br />

rancho, para después guardarlas en los graneros; transportará a hombro las gavillas de trigo hasta<br />

la era, las hará triturar con los caballos que giran estimulados por los gritos de los "cosechadores",<br />

separará el grano de la paja, lanzándolos al aire con ayuda de gr<strong>andes</strong> orquestas de madera: bajo<br />

la acción del viento, el grano caerá solo. Y, al declinar la tarde, lo llevará al granero, en gr<strong>andes</strong><br />

sacos tejidos por su mujer.<br />

Esto que sucede con las faenas agrícolas, pasa con todos los órdenes de la actividad<br />

económica. Su trabajo es esencialmente manual. La considerable fuerza que le proporciona el<br />

ejercicio muscular permanente, desde la infancia, le permite levantar fácilmente 80 Y 85 kilos y<br />

transportarlos en los hombros o la espalda, durante varios kilómetros, sin descanso alguno.<br />

Algunos utensilios de hierro: hachas, martillos, cinceles, picos, azadas, le permiten tallar la piedra y<br />

la madera y construir molinos de fuerza hidráulica, sin cooperación de ingenieros. Fabrica puertas<br />

laminando con hacha los troncos de los árboles o uniendo delgados trozos de madera mediante<br />

cuerdas. Y cuando se trata de levantar una casa, realiza todas las operaciones a la mano, y sabe<br />

combinar y mezclar los materiales, lo mismo que abrir una ventana o sostener la armazón del<br />

techo.<br />

2.- Mecanismo de la vida económica<br />

Si la doctrina fisiocrática buscara colectividades que justifiquen sus reglas, las encontraría<br />

en esta raza. Para el quechua no hay sino dos gr<strong>andes</strong> leyes en el orden económico:<br />

1a.- La tierra es la única fuente de producción. Quizá en un pasado histórico muy remoto,<br />

se dedicó a la caza, a tomar los frutos espontáneos de la naturaleza, pues siguiendo el proceso de<br />

todos los grupos humanos, ha pasado del estado primitivo dé la caza y de la pesca al estado<br />

pastoril y, luego al estado agrícola. Y en él se ha quedado. Hoy suele ocuparse de la pesca, pero<br />

no como hábito, sino excepcionalmente, pues sólo riachuelos cruzan sus valles. La cría de<br />

animales no tiene una función económica independiente: es un complemento de la vida agrícola.<br />

No practica la industria ni el comercio. La tierra, a la que designa con el nombre simbólico de<br />

"madre" (pacha-mama), es fecunda e incansable para satisfacerle. El quechua es el agricultor, por<br />

antonomasia. Niño, joven, anciano, está convencido de que si cultiva la tierra, tendrá asegurado el<br />

sustento, el "pan nuestro de cada día", como dice la oración que le han enseñado, traduciéndola a<br />

su lengua, no obstante de que no consume pan sino en fechas excepcionales del año. De lo<br />

contrario, si no cultiva la tierra, ninguna otra fuente de bienestar y sustento podrá proporcionarle la<br />

vida.<br />

2a.- La producción está sometida a leyes naturales y divinas que hay que aceptar<br />

resignadamente y obedecer. El quechua es fatalista. Si no vienen las lluvias para las siembras, o el<br />

granizo y las heladas han destruido las sementeras, o la sequía ha agostado los sembradíos, es<br />

porque los altos designios del destino así lo quieren o porque se han enojado los dioses por la<br />

corrupción de las costumbres.<br />

No conoce otra industria que la transformación de los productos agrícolas: congela la<br />

patata en la intemperie y obtiene el chuño que puede conservarse indefinidamente; convierte el<br />

trigo en harina y raras veces la vende en forma de pan; convierte el maíz en harina o muko (pasta<br />

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