Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes
Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes
Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
torrenciales centuplican el caudal de los riachuelos y de los arroyos, interrumpiendo durante<br />
semanas íntegras, las comunicaciones. El cauce de los ríos está circundado de lodazales y<br />
pantanos que hacen peligroso el tránsito. En veces, las montañas vomitan el "suco", avalancha de<br />
lodo que entierra sembrados, casas, aldeas. Las tempestades eléctricas son frecuentes y el<br />
granizo, en veces, destruye en pocas horas todos los frutos.<br />
Este cuadro sombrío no se presenta siempre. Y en los años en que la temporada de lluvias<br />
se muestra benigna, es bello el panorama de los sembradíos de patatas cubiertos de flores<br />
blancas, el de los maizales de cabello café grisáceo, el de los trigales con el verde puntiagudo de<br />
sus espigas, y el todo, coronado por las montañas que sobre fondos pardos ostentan el verdegueo<br />
de huertezuelas, bosquecillos, sembradíos descolgados de los picachos.<br />
A mediados de abril, cesan las lluvias; la temperatura baja, frías ráfagas comienzan a<br />
sacudir de las montañas. El campo amarillea. Diríase que envejece. Cada día, capas de polvo<br />
recubren el antiguo verdor fresco y jugoso. La tierra se endurece. Las casas de los mozos y de los<br />
indios crecen y muestran sus establos de ovejas, de caballos, de gallinas. Y cuando comienza la<br />
cosecha, sólo los molles mecen sus ramas transparentes y flacas sobre el erial.<br />
A principios de junio (invierno), cuando las cosechas han concluido, el cielo de un azul<br />
transparente y profundo, cubre la tierra muerta y en las noches — incomparable dominio de las<br />
estrellas, — las heladas congelan los arroyos y los riachuelos, que apenas parecen estrechas<br />
cintas de cristal extendidas a lo largo de las playas ensanchadas y pedregosas.<br />
Y vienen los vientos de agosto, polvorosos y frescos, desperezando la dureza gélida de los<br />
campos soñolientos. Ni una lluvia desde mediados de otoño! Y ahora, al anunciarse la primavera,<br />
el agua de los canales de irrigación serpentea en los campos, pues la tierra debe ser remojada<br />
para que el arado pueda rasgar sus entrañas. Y los campos que en invierno ofrecían su café bajo,<br />
café de tierra muerta, hoy presentan un café obscuro, café de tierra mojada, café de tierra que<br />
comienza a engendrar. Cuando cae la primera lluvia de septiembre, un olor de fertilidad se<br />
desparrama en los campos, un perfume de tierra mojada.<br />
III.- LA FAMILIA CAMPESINA<br />
El mozo practica la monogamia. Condúcele a ello, más que el instinto o el concepto<br />
religioso, el interés material que obtiene de su compañera única. La moza, la campesina, es un<br />
factor apreciable de la producción.<br />
Busca generalmente el mozo a su compañera entre las muchachas de su pueblo o de su<br />
región, practicando una especie de endogamia. Contribuye a ello su espíritu sedentario, pues<br />
cuando deja su casa es sólo temporalmente, con un negocio determinado, y durante su ausencia<br />
su espíritu vive constantemente en el hogar.<br />
Casi siempre, el matrimonio ha sido precedido de un concubinato, suerte de ensayo de la<br />
futura vida conyugal. El mozo sigue, en este orden, la influencia del indio, cuya institución del<br />
"sirvinacu" contribuye eficazmente a la solidez de la familia legalmente constituida más tarde.<br />
El matrimonio, civil y religioso, es una práctica social más que un sacramento de la iglesia<br />
o una institución del Estado. La bendición eclesiástica, el contrato ante el oficial del registro civil,<br />
son meros detalles formales, pues las gentes no comprenden nada ni del uno ni de la otra. Lo que<br />
reviste interés y merece los preparativos de los novios, de la familia, de los vecinos, es la fiesta con<br />
la que se celebra el matrimonio, a tal punto que ella toma el nombre mismo del acontecimiento: no<br />
se la llama invitación o convite, sino "matrimonio".<br />
Varias semanas antes, las familias elaboran chicha y luego fabrican pan, pasteles, tortas,<br />
galletas. Después de la ceremonia civil, el novio — calzado de botines y un pañuelo alrededor del<br />
cuello, cuando no un cuello y una corbata — preside junto con su padrino la comitiva de hombres<br />
que se encamina a la iglesia. Detrás va la comitiva de las mujeres, presidida por la madrina y la<br />
novia, — vestida ésta con polleras de terciopelo, blusa adornada de volantes y encajes. Pasada la<br />
bendición, las dos comitivas, en el mismo orden, van al "matrimonio", es decir, al festín. Y mientras<br />
las familias y los amigos comen, beben y bailan, los desposados van a dormir, pues la tradición<br />
exige que saliendo de la iglesia, los recién casados deben acostarse.<br />
En la generalidad de los casos, el novio ha construido su "casa". Sobre un pedazo de sus<br />
tierras o arrendando un lote del patrón de la finca, ha echado cincuenta centímetros de cimientos<br />
de piedra y barro, y a cincuenta centímetros de altura, ha continuado las paredes con adobes. Dos<br />
84