Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes
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Reflexiones sobre<br />
Historia Económica<br />
La historia militar y política ha sido en todo tiempo cultivada con preferencia por la natural<br />
atracción que ejerce en los espíritus la narración de los hechos guerreros y el análisis de las<br />
gr<strong>andes</strong> pasiones humanas.<br />
Menos aparatosa y espectacular, la historia económica y financiera no ha tenido la suerte<br />
de cautivar con igual intensidad la atención pública y ha sido virtualmente relegada al plano<br />
modesto y casi anónimo de las investigaciones de gabinete:<br />
Y, sin embargo, en el desarrollo armónico y solidario de las fuerzas espirituales y<br />
materiales con que se elabora la civilización, no podrá prescindirse del factor económico en el<br />
estudio de la historia de los pueblos, sin dar a las investigaciones un carácter unilateral e<br />
incompleto.<br />
En medió de la infinita complejidad del fenómeno humano al través del tiempo y del<br />
espacio, lo económico salta a la vista del observador como la fuerza de propulsión que acciona el<br />
misterioso engranaje de los pueblos, dando expresión real y tangible a los demás factores morales,<br />
espirituales y políticos que mueven ese enorme complejo de la dinámica social.<br />
Sin las exageraciones y aberraciones del materialismo histórico, pero sí dando a cada<br />
factor su lugar propio en el conjunto de todos los factores concurrentes al progreso humano, la<br />
sociología económica fija los principios que rigen las condiciones de nutrición de las sociedades. Y<br />
el conocimiento de esas condiciones con relación al tiempo y al espacio, constituye la materia<br />
noble de la investigación histórica dirigida a esclarecer el futuro de los pueblos por el estudio de su<br />
pasado económico.<br />
Desde este punto de vista, nuestros pueblos americanos necesitan conocer no sólo su<br />
pasado político e institucional, sino también su fuerza de expansión económica, su capacidad de<br />
nutrición propia, las riquezas de todo orden que aportaron a la civilización y las fuerzas económicas<br />
con que han de proveer a su bienestar futuro y al de los pueblos con quienes mantienen relaciones<br />
de interdependencia económica.<br />
En la causalidad misma del descubrimiento de América, figura el factor económico como la<br />
brújula que guía las naves de Colón hacia los rumbos imaginarios de las Indias.<br />
Durante la esforzada gesta conquistadora, es también lo económico el incentivo que dirige<br />
y alienta a los capitanes españoles para la realización de sus temerarias empresas en busca del<br />
oro y de la plata, en pos de los tesoros de los incas y de los aztecas, en persecución de aquella<br />
quimera loca, del El Dorado, de la ciudad de los Césares, de los fabulosos tesoros de Moxos, de<br />
las tierras y montañas sembradas de oro y piedras preciosas del Gran Paititi...<br />
Y en el decurso de los tres siglos de la dominación colonial, a pesar del sentido religioso y<br />
místico de la obra respetable de las misiones cristianas, es siempre el factor económico la causa<br />
fundamental de toda la expansión imperialista de España en América, hecha a base de una vasta<br />
empresa feudal, bajo el rígido y severo concepto de política de puertas cerradas, para evitar el<br />
peligro de la irrupción de otros imperialismos.<br />
Finalmente, fué el factor económico el que marcó la hora de la independencia, uno de<br />
cuyos puntos iniciales en esta parte del continente debe situarse en la Cátedra del comercio libre<br />
del Virreinato de Buenos Aires.<br />
Antes que las instituciones políticas y religiosas de España, fué la Casa de Contratación de<br />
Sevilla la que fijó los rumbos de la América colonial.<br />
Cumple, pues, a, los historiadores investigar el factor económico en el desarrollo de<br />
nuestro continente, señalando el acervo de riqueza y de dolor con que éstos pueblos contribuyeron<br />
a la civilización.<br />
Largo tiempo deben pensar los pueblos frente a su pasado económico para buscar los<br />
derroteros de su bienestar futuro.<br />
La vida de los pueblos no es sino la constante remodelación de sus caracteres ancestrales<br />
en formas nuevas que manipulan y guardan la misma arcilla primitiva extraída de la entraña del<br />
suelo y recocida por el calor de su cielo.<br />
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