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Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes

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contenido de la obra, donde la agudeza de los juicios rivalizaba con los rasgos admirables que<br />

caracterizaban a los personajes.<br />

"Martín Martinez" debía llamarse la novela que estudiaba las andanzas del joven médico<br />

que iba a buscar fortuna en las minas. Don Alcides Arguedas, que recibiera el encargo de prologar<br />

e] libro, aconsejó a su autor buscar un mejor titulo para su obra.<br />

—"Martín Martinez" no significa nada, no sugiere nada, doctor Mendoza.<br />

—Póngale entonces, usted, el titulo que quiera...<br />

—Pues... llámele "En las tierras del Potosí". Eso quiere decir algo, eso sugiere algo.<br />

Y la novela llevó, en efecto, tal titulo.<br />

Pero Mendoza, joven y desconocido médico, al anunciar, en París, a Arguedas su intención<br />

de editar su novela, habiale expresado:<br />

—He leído a Gorki y me ha impresionado su escuela.<br />

Arguedas al leer la novela constató, efectivamente, la influencia de Gorki y presentó a su<br />

autor el día en que le llevó a casa de Rubén Darío:<br />

—Aquí le traigo al Gorki Boliviano"...<br />

Rubén Darío no habría de olvidarlo. Y cuando escribió su célebre artículo "Bolivia",<br />

basándose en las informaciones que le proporcionara el propio Jaime Mendoza, refiriéndose a este<br />

autor, escribió estas o parecidas frases:<br />

"Jaime Mendoza, en quien vemos aparecer, en nuestra América, un nuevo y vigoroso<br />

Gorki".<br />

Vuelto a la patria, Mendoza continuó su fecunda labor de investigador y de escritor. Fué<br />

escribiendo sobre diversos temas y cuidando de no publicar inmediatamente sus producciones.<br />

Pero habría de publicarlas más tarde, sin corregirlas, desordenadamente, y sin prevenir que las<br />

había escrito muchos años atrás. Tal impresión me hizo, por ejemplo, la lectura de "El lago<br />

enigmático", editado recién en 1936. La última vez que le ví, Mendoza me confirmó que, en efecto,<br />

esa novela había sido escrito con mucha anterioridad.<br />

En 1914, publicó "Páginas Bárbaras", novela de la selva que canta la vida del siringuero.<br />

En 1918, aparecieron las "Memorias de un estudiante", varios relatos de la vida de un joven<br />

profesional.<br />

Por varios años Mendoza cesó de fatigar las editoriales ¿Habríale cansado el estéril<br />

tormento de escribir? No. Iba almacenando los materiales con los que habría de construir, pocos<br />

años después, las más inconmovibles columnas de su obra.<br />

Y fué, propiamente, en 1924, que impuso la autoridad de su personalidad y de su mente.<br />

Ese año, con "La Universidad de Charcas y la idea revolucionaria" con la "Biografía de Gregorio<br />

Pacheco", y en 1925 con "Ayacucho y el Alto Perú", con "El factor geográfico en la nacionalidad<br />

boliviana", Jaime Mendoza ocupó un puesto de primera línea entre los mejores historiadores,<br />

ensayistas y pensadores de Bolivia.<br />

Su obra ulterior, marmórea y fuerte, seguiría por los surcos maestramente trazados. En<br />

1926, apareció "El Mar del Sur", la más interesante y completa interpretación de nuestras<br />

relaciones con el Pacífico; un año después, nos ofrecía "La ruta Atlántica", estudio medular e<br />

interpretativo de la atracción que ejerció la sierra de La Plata en el espíritu de los conquistadores<br />

que remontaron el Paraguay y que cruzaron las tierras chiquitanas en pos del embrujo áureo.<br />

Tres obras posteriores, "Héroes anónimos", (1928), ", El trípode psíquico", (1930), y "El<br />

niño boliviano", (1930), lo alejaron de sus estudios centrales. Pero se trataba, en realidad, de<br />

producciones anteriores. "Héroes anónimos", por ejemplo, no constituye sino un extracto de su<br />

diario de la campaña del Acre.<br />

A partir de 1933, se consagró, íntegramente, a dar contextura, expresión y nervio a su<br />

doctrina. "La tesis andinista", (1933), "La tragedia del Chaco", (1933), "El macizo boliviano", (1935),<br />

"El Chaco en los albores de la Conquista", (1937), explayan su idea central: este prodigioso<br />

fenómeno telúrico que constituye el "macizo andino", ha creado, desde siglos inmemoriales, una<br />

unidad política, social y espiritual, sucesivamente transformado por los acontecimientos históricos,<br />

un día en Tiahuanacu, otra en el Imperio de los Incas, otro en la Nueva Toledo, otro en el Alto<br />

Perú, otro, en fin, en Bolivia... Y esa singular manifestación cósmica, ha plasmado un tipo de<br />

hombre, el "andino", el hombre de la montaña, creador, ayer, de una de las civilizaciones más<br />

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