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Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes

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nació el germen del concepto de Libertad en Sudamérica, y de donde se propagó a todo el<br />

continente. Para hacer realidad tales ideas marcharon a Buenos Aires Bernardo Monteagudo,<br />

Mariano Moreno y José Castelli; a Cochabamba Mariano Michel, y a La Paz Juan Basilio Catacora<br />

y Juan Bautista Sagárnaga, quienes adelantándose a todos los demás, movieron la villa a franca<br />

rebeldía, y en compañía de otros compañeros sellaron con su propia sangre sus ideas.<br />

De los claustros universitarios de San Francisco Javier y de la Academia Carolina salieron<br />

también aquellos célebres doctores in utroque jure, que iban a sostener con todos los argumentos<br />

que venían a mano, con la dialéctica corrida del arzobispo o con la argumentación silogística de<br />

épocas atrás, la autonomía del Alto Perú. Pusieron en juego todas sus dotes oratorias para fundar<br />

una nueva república a un a trueque de ir contra la voluntad del Libertador, contra las corrientes de<br />

la época, y aun tal vez contra los mismos intereses del nuevo estado. Las ciencias políticas que<br />

propugnaba Moxó no habían tenido tiempo de hacerse campo en los espíritus, y así estos seguían<br />

bajo el imperio de la abstracción, de la lógica pura y del ideal jurídico, manteniendo el derecho<br />

romántico de independencia y libertad, sin darse clara cuenta de sí la nueva república contaba con<br />

posibilidades económicas y materiales para ello.<br />

Estos formidables dialécticos eran Casimiro Olañeta, Manuel Maria Urcullo y José Mariano<br />

Serrano a los Que podría considerarse como los verdaderos creadores de Bolivia. Varios<br />

volúmenes hubieran dejado estos próceres, si hubiesen escrito todo lo que hablaron. Su palabra<br />

llena toda la vida republicana en los primeros años; y el tono enfático y oratorio, de su índole está<br />

impreso en las letras de la época. El acta de la Independencia de Bolivia, obra de don José<br />

Mariano Serrano, es una muestra del estilo rebuscado y altisonante que empleaban los escritores<br />

charquinos del momento: "Lanzado furioso el León Ibero, desde las columnas de Hércules hasta<br />

los Imperios de Monctesuma y de Atahuallpa, es por muchas centurias que ha despedazado el<br />

desgraciado cuerpo de América, y nutrídose con su substancia: todos los Estados del Continente<br />

pueden mostrar al Mundo sus profundas heridas para comprobar el dilaceramiento que sufrieron;<br />

pero el Alto Perú aun las tiene más enormes, pues que la sangre que vierten hasta el día, es el<br />

monumento más auténtico de la ferocidad de aquel monstruo, etc". Este solo pasaje nos ilustra del<br />

gusto por la forma barroca y pretenciosa en el decir.<br />

Por otra parte ese tono enfático y oratorio es característico de las letras chuquisaqueñas, y<br />

lo podemos encontrar, claro que con un gusto depurado ya, aun en los poetas casi<br />

contemporáneos como don Ricardo Mujía, y aun talvez, como cree descubrir el crítico español Diez<br />

Canedo, ese "aliento oratorio" se muestra hasta en la poesía exquisitatnente lírica de Claudio<br />

Peñaranda.<br />

Aunque la labor intelectual de esta primera época de la república estaba constreñida por el<br />

imperativo jurídico y político, sin embargo no faltaron escritores que quisieron dejar a la posteridad<br />

sus impresiones sobre aquellos dramáticos momentos que les cupo vivir. Habían sido testigos de la<br />

heroica guerra de los dieciséis años, y lo eran de las glorias de Santa Cruz, que hacia triunfar la<br />

enseña boliviana de los ejércitos de la Argentina, de Chile y del Perú. Para narrarnos toda aquella<br />

epopeya se necesitaba la pluma quizá de un Tito Livio, pero sin embargo muchos de esos patricios<br />

no quisieron privarnos del relato de su impresión directa, y de las no siempre desapasionadas<br />

reflecciones que les sugería ese espectáculo. Así nacieron los "Apuntes para la historia de la<br />

revolución del Alto Perú" de Manuel Maria Urcullo; el "Ensayo sobre la Historia de Bolivia" de<br />

Manuel José Cortes: "Las memorias para la Historia de Bolivia" de Manuel Sánchez de Velasco,<br />

publicado recientemente por la Geográfica de Sucre, y el "Bosquejo histórico de Bolivia", de Miguel<br />

María de Aguirre, que permanece aun inédito.<br />

Estos son los Herodotos de la historia de Bolivia, pues sus obras constituyen las primeras<br />

fuentes de información sobre los sucesos de aquella época. Sin embargo no se puede decir que<br />

ninguno de ellos haya hecho verdadera historia. Ni el poco sosiego de su vida política ni la poca<br />

serenidad de sus espíritus lo podrían permitir. Antes que labor histórica documentada y analítica,<br />

hicieron simple crónica de los sucesos que veían, precipitada muchas veces y apasionada casi<br />

siempre. Por eso se hace necesario no solamente aquilatar su criterio con prudencia, sino aun no<br />

aceptar sus datos sin compulsa; pues aunque ellos relatan lo que vieron, no se puede siempre<br />

confiar en la memoria. Así René Moreno el erudito papelista contesta más de un dato aportado por<br />

Urcullo o Cortes, y se asombra de que estos hubiesen escrito su historia sin documento alguno,<br />

cuando en los sótanos del palacio de la Corte Suprema, donde ellos ejercían su ministerio a diario,<br />

se cubrían de polvo los documentos manuscritos que habrían rejuvenecido la memoria de nuestros<br />

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