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Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes

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montaña, construido con sus materiales, protegido por la paja brava que es el arbusto musical de la<br />

mañana, el rancho es como una prolongación de ésa, y comunica a sus moradores el aliento de la<br />

tierra, incansable en su labor, inagotable en sus fuerzas creadoras, cumpliendo leyes físicas de<br />

que es fecunda obrera. A semejanza de ella, el quechua ve envejecer el hierro de sus<br />

instrumentos, y no desfallece; los años le arrebatan la carne de su cuerpo, pero no la fuerza de sus<br />

músculos; y con estoica resignación acepta los designios fatalistas de la naturaleza, cuna, madre y<br />

sepulcro, a su hora.<br />

IV.-LA VIDA POLÍTICA<br />

La montaña es madre del rancho. Y con todas las madres generosas y fecundas, ésta tiene<br />

numerosos hijos. Cada montaña es el regazo de innumerables ranchos. Y conviene advertir que,<br />

geográficamente, la montaña esta constituida por diversas colinas o, mejor, la montaña, que<br />

representa un pico elevado de la cordillera, al prolongar sus flancos hacia el valle y formar el cauce<br />

de un río, determina con sus accidentes topográficos, la formación de varias colinas.<br />

Los ranchos que en las diversas colinas reciben la influencia de su madre común, la<br />

montaña, son hermanos entre sí. Existe entre sus moradores un vínculo de localidad: cultivadores<br />

de la misma tierra, utilizando el agua del mismo arroyo, pastando sus rebaños en las mismas<br />

praderas, tomando la leña, del mismo bosque, venerando a sus ancestros en el mismo cementerio,<br />

celebrando sus fiestas ante el mismo templo, mantienen la vida de comunidad que tiene, por ello,<br />

un origen y un sentido esencialmente geográficos.<br />

"La comunidad es el acercamiento temporal de los hombres, a veces prolongado, a veces<br />

accidental", define René Maunier. En este caso, la palabra "acercamiento" es exacta, porque la<br />

comunidad quechua no entraña confusión de intereses, deberes ni personas. Pero no es temporal<br />

sino milenaria.<br />

Es esta influencia geográfica que divide la sociedad quechua en "comunidades". Una<br />

comunidad que originariamente se distingue de las otras por la circunscripción territorial que ocupa,<br />

adquiere peculiaridades que acaban por darle una fisonomía propia. Los "ídolos" y santuarios que<br />

venera, el "cabecilla" que obedece los curanderos y la forma de plantas y animales medicinales,-<br />

los sitios de hazañas, crímenes y espíritus malignos, temidos por todos los miembros de la<br />

comunidad, constituyen diferencias que devienen fundamentales.<br />

René Maunier afirma: "De esta vida común nace y surge la autoridad: poder legítimo o<br />

arbitrario que la vida del grupo ejerce sobre el hombre". Efectivamente, la organización política se<br />

presenta desde los primeros momentos, en la sociedad quechua. El "ayllu" es la expresión jurídica<br />

de la comunidad.<br />

El jefe del ayllu es el "cacique". Portador de un grueso bastón adornado con cintas y<br />

medallas, y con empuñadura de plata o metal, el cacique es la autoridad suprema, tanto civil como<br />

política, económica o criminal. La autoridad del cacique es aceptada por todos, pues está basada<br />

en la tradición inmemorial. Se sabe que una de las características de los grupos humanos es la<br />

conformidad a la autoridad surgida de la vida en común. Agréguese a ello que el cacique, en sus<br />

orígenes, fué el héroe guerrero y desempeñó funciones religiosas. La autoridad del cacique no está<br />

limitada sino por las normas de la tradición y no se funda en preceptos jurídicos ni obedece sino a<br />

los dictados de su conciencia. No obstante este criterio individual del derecho, hay tradiciones<br />

comunes que obedecen todos los caciques: la protección a las mujeres y los niños el castigo del<br />

robo, el asesinato y al adulterio con penas infamantes, la severidad para con el ocioso y con el que<br />

no trabaja, respeto del culto, de los muertos, y la protección a los enfermos, la hospitalidad al<br />

extranjero, etc.<br />

Actualmente, el cacique está incrustado en el engranaje de la administración política del<br />

Estado. Por tal razón, su autoridad moral ha disminuído en el concepto de la raza. Y desde los<br />

primeros tiempos de la conquista, otro personaje ha llegado a ocupar un rango muy importante en<br />

el ayllu: el anciano, el "cabecilla".<br />

Alcides Arguedas, en su interesante novela sobre las costumbres de los aymaras, "Raza<br />

de Bronce", ha designado con el nombre de Choquehuanca al personaje que representa a ese<br />

viejo y sabio mentor del ayllu, sabio en experiencias, profundo en sus intuiciones sobre el valor y la<br />

significación de la vida, admirable en el consejo y la prudencia, temible cuando se decide a obrar.<br />

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