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Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes

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historiógrafos. Sin embargo no por eso es menos valiosa su labor. Esos apuntes y esas memorias<br />

constituyen los cimientos de nuestra historia patria. A ellos tenemos que recurrir una y mil veces,<br />

para poder Interpretar el espíritu, las tendencias y los anhelos de la época, pues es el alma misma<br />

de aquel tiempo que habla a través de ellos.<br />

Sin embargo más que la obra histórica tiene valor la labor periodística de ese momento, la<br />

que desgraciadamente no ha sido coleccionada hasta ahora. En "La Crónica de Charcas", "El<br />

Nacional de Bolivia" y "El Boliviano", vertieron todos los hombres de esa época inquieta sus<br />

prédicas liberales, sus anhelos patrióticos, y también sus enconadas diatribas contra los enemigos<br />

políticos, salpicadas siempre de esa fina ironía chuquisaqueña, que hería algunas veces mucho<br />

más que la desembosada ofensa. En esos periódicos se registraban los ampulosos artículos de<br />

José Mariano Serrano, los idealistas de Manuel José Cortes, los bien meditados de Mariano<br />

Calvimontes, y los vibrantes y nerviosos de ese espíritu inquieto y tornadizo que fué Casimiro<br />

Olañeta.<br />

Bastaría esta desconcertante personalidad para iluminar la época. Olañeta el hombre que<br />

se impone la Bolívar y funda la nación. El que sirve a todos los revolucionarios y ataca a todos los<br />

gobiernos. Olañeta el eterno descontento; el que proclama la justicia y desoye el deber. Olañeta el<br />

diestro tejedor de la malla política, siempre fiel para con sigo mismo y sIempre inconsecuente para<br />

con sus amigos. Olañeta el inestable y el escurridizo, necesitaría la pluma de un Zweig para poder<br />

interpretarlo.<br />

LOS ROMÁNTICOS<br />

La época heroica de Bolivia termina con la batalla de Ingavi; hasta entonces el país juega<br />

un rol internacional. Los ejércitos de Santa Cruz tratan de variar el mapa de la América, y hacen<br />

que las cancillerías de la Argentina y Chile estén atentas al menor gesto que hace el Mariscal, que<br />

se ha convertido en el supremo protector de dos naciones. Posteriormente Bolivia pierde su<br />

significación continental y se limita humildemente a sus propios destinos. Se puede decir que<br />

después de la batalla de Yamparáez comienza para la nación una nueva época. Tiene que<br />

reconcentrarse en sí y alimentarse de si misma. Lejos ya de la influencia del espíritu hispano que<br />

se había extendido todavía hacia los primeros años de la república. Lejos ya de la energía colonial<br />

y de la fama de la Audiencia de Charcas en todo el Virreinato, y que había producido aun esos<br />

gestos heroicos de Santa Cruz y Ballivián, Bolivia por primera vez iba a ser ella misma. Belzu<br />

hecha mano entonces del hombre que es lo auténticamente boliviano; del cholo, y queriendo<br />

interpretar al parecer esos anhelos abstractos de democracia que tanto habían predicado aquellos<br />

escritores, los realiza en forma inusitada y por demás poco grata para sus mismos predicadores,<br />

gobernando con el imperio de la plebe.<br />

En esta época aparece al mismo tiempo una nueva generación de escritores, de espíritu<br />

por entero diferente al de la generación de comienzos de siglo. Esta ya no tiene el temple enérgico,<br />

apasionado y luchador de los forjadores de la patria. Es por el contrario contemplativa,<br />

desengañada y melancólica. Estos hombres ya no toman la pluma como un arma para la<br />

controversia política o jurídica, sino para desgranar sus aflicciones en versos lacrimosos y poemas<br />

sombríos. Este grupo de poetas se reúne en Chuquisaca para murmurar su malcontento con el<br />

régimen imperante, cuyo carácter populachero y cuya índole positiva herían su sensibilidad<br />

aristocrática y su manía soñadora. Incomprensivos para las realidades de la patria, se daban en<br />

soñar en utopías de una república platónica, o en cantar sus decepciones en lánguidas cadencias,<br />

al estilo de los románticos franceses.<br />

Estos poetas que encarnan el romanticismo boliviano en Chuquisaca fueron Daniel Calvo,<br />

Domingo Delgadillo, Ramón Rosquellas, Mariano Ramallo, Almanzor Prudencio; el brasilero Luis<br />

Pablo Rosquellas, el potosino Cortes y el paceño Manuel José Tovar. Los mismos que rodearían a<br />

un político ideólogo, surgido casi del mismo centro de escritores y que encarnaba los ideales<br />

quiméricos del grupo. Linares era el personaje ideal para aquellos poetas que querían realizar el<br />

ensueño. Verdadera personalidad romántica, el dictador era un forjador de utopías a la manera de<br />

Robespierre y de Sain Just. Digno émulo de estos quiso sembrar en el pueblo la virtud y la<br />

beatífica existencia, terminando por despedazarse como ellos en el choque contra la realidad.<br />

Pasada la esperanza fugaz de realizarse la utopía, los poetas vuelven a tañer su lira<br />

melancólica, cantando sus decepciones y sus hondas tristezas, en versos no siempre bien rimados<br />

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