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Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes

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Y todo el mundo actual, puede afirmarse, vive bajo el signo de Nietzsche. Hoy nadie habla<br />

del imperio de la razón, sino del imperio de las fuerzas subconcientes, de la líbido, de la voluntad<br />

de poderío. La vida ciertamente no obedece a leyes racionales ni lógicas. La vida es impulso, salto<br />

ciego, ímpetu salvaje. La vida se resume en una danza loca. Ya Erasmo tuvo la genial intuición de<br />

que los poderes de la inteligencia y de la mente eran vanos, y que el mundo solo obedecía a la<br />

locura. El lugar que el intelecto ocupa en esa danza es apenas minúsculo, y sin darse cuenta, o<br />

dándosela, danza también empujado por las energías subconscientes. Aquella razón absoluta de<br />

Descartes, aquella razón pura de Kant, se han esfumado ya del mundo. Apenas si hoy podemos<br />

hablar de una razón al servicio de la vida, de una "razón vital" como diría Ortega. El hombre de hoy<br />

ya no tiene fe en los poderes racionales; hasta el artista obedece, para crear, a sus impulsos<br />

subconscientes. La líbido obscura ha derrotado a la luminosa inteligencia.<br />

Francovich en su libro hace un magnífico análisis de este mundo actual en el que imperan<br />

lo que él llama, siguiendo a Bacon, los "fantasmas" y los "ídolos". El no deja escapar un gesto ni de<br />

enfado ni de desconsuelo, pero no oculta que el mundo de hoy es lejano a su espíritu. Francovich<br />

es todavía un enamorado de los dones del intelecto. Tiene de los románticos la añoranza en el<br />

poder de la razón. Hombre de nuestro siglo sin embargo, no puede menos de cerciorarse de su<br />

impotencia y su derrota.<br />

Hoy contemplamos el triunfo de las fuerzas biológicas, de los impulsos subconscientes, de<br />

esa voluntad irracional que es la esencia del mundo. Y estas son, querámoslo o nó, las verdaderas<br />

realidades. El “ídolo" ha sido la: Razón. Bacon padeció, pues, de un error de perspectiva, como se<br />

podría decir con una frase actual. Por eso en lugar de denunciar, como lo hace Francovich, el<br />

triunfo de los "ídolos" de Bacon, podría el hombre de hoy, con sonrisa diabólica y triunfante,<br />

proclamar la muerte del ldolo.<br />

"Historia de la Novela Boliviana"<br />

Por Augusto Guzmán.<br />

<strong>Revista</strong> "México"- -La Paz.<br />

Son muy pocos los que se han dedicado a historiar nuestras letras. La crítica literaria no es<br />

un género que hayan cultivado con especialidad los escritores bolivianos. Entre nosotros se escribe<br />

críticas solo ocasionalmente: cuando aparece el libro de un amigo o cuando se publican ideas<br />

manifiestamente adversas a nosotros. Más que estudios críticos son naturalmente laudatorias<br />

rabiosas en el primer caso o censuras acerbas en el otro. Han sido raros, muy raros, los<br />

verdaderos críticos en Bolivia.<br />

En el siglo pasado el primero de nuestros críticos, el primero como en todo, fué René<br />

Moreno. Publicó extensos y admirables estudios sobre Ricardo Bustamante, Daniel Calvo, Manuel<br />

José Tovar, Néstor Galindo, María Josefa Mujía, y otros muchos sobre diversos poetas y escritores<br />

americanos. Desgraciadamente son muy poco conocidos tales trabajos, que no llegaron a<br />

publicarse en libro. Parece que hoy quieren llenar esta gran laguna en la obra de Moreno los<br />

hermanos Vásquez Machicado, eruditos morenistas, publicando esos estudios en volúmen aparte.<br />

Otro de los principales críticos de ese tiempo fué don Santiago Vaca Guzmán. Publicó un precioso<br />

volúmen, hoy muy raro, que se titula "La Literatura Boliviana" y al que nos referimos en la pequeña<br />

reseña que hacemos del escritor en este mismo <strong>número</strong>. Estos con Julio Lucas Jaimes, Nicolás<br />

Acosta y Julio César Valdes fueron talvez los únicos críticos que ha tenido Bolivia.<br />

Es un hecho extraño y digno de anotarse que la generación modernista que ha dado los<br />

mejores poetas y novelistas bolivianos, no haya tenido un solo crítico. Así Jaimes Freire, Tamayo,<br />

Peñaranda, Reynolds, y los novelistas Chirveches, Arguedas, Jaime Mendoza y Alarcón, no<br />

tuvieron ni intérpretes, ni glosadores ni panegiristas, ni simples comentadores siquiera. Se sabe<br />

que los críticos son los que conducen la opinión literaria del público y que la fama de los escritores<br />

está, por así decirlo, en sus manos; En Bolivia no ha sucedido eso. La obra de estos escritores se<br />

ha hecho conocer por sí misma y se ha impuesto por su valor intrínseco, pues nadie ha dicho<br />

media palabra sobre ellos.<br />

Sobre la historia de nuestras letras, don Abel Alarcón publicó un pequeño folleto titulado<br />

"La Literatura Boliviana", que no corresponde ni a su talento ni a su prestigio de escritor; demuestra<br />

un desconocimiento completo de nuestra literatura, posiblemente porque fué compuesto de<br />

memoria y sin ninguna documentación, ya que ese estudio había sido escrito en París para la<br />

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