Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes
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que ha dado Bolivia, jurisconsulto, historiador y novelista, verdadero polígrafo, autor de más de<br />
treinta obras sobre diversos temas, quién como se sabe se radicó desde joven en Buenos Aires,<br />
donde murió; Gabriel René Moreno, el más grande historiador y bibliógrafo boliviano, que sin<br />
embargo murió casi ignorado por sus compatriotas y olvidado por los pocos que lo conocían, en la<br />
capital chilena y que sólo ahora, con ocasión del centenario de su nacimiento, ha sido releída su<br />
obra y altamente valorizada por las nuevas generaciones; Julio Lucas Jaimes, el potosino que ha<br />
escrito la mejor obra sobre Potosí y la que hasta ahora no ha sido superada, y Ricardo Jaimes<br />
Freyre, uno de los representantes más altos de la lírica boliviana y de los poetas más gr<strong>andes</strong> de la<br />
América, los que vivieron y murieron en tierra argentina.<br />
Entre los escritores bolivianos voluntariamente exilados del país, y que aún vive en la<br />
ciudad de Buenos Aires, se encuentra don Manuel María Pinto, uno de los líderes del movimiento<br />
modernista que revolucionó la lírica castellana, y además el más sólido investigador de la historia<br />
de Bolivia después de René Moreno.<br />
El doctor Manuel María Pinto hijo, nació en La Paz, en el año 1872. Se dedicó al estudio<br />
del derecho, pero desde muy joven sintióse apasionado por las letras, y en especial por la poesía.<br />
Ya en 1893 publicó un pequeño volumen de versos editado en La Paz en colaboración con Alberto<br />
Cornejo y José Zarco, y en el que ya pueden notarse ciertos atisbos de la renovación lírica que iba<br />
a emprender después. Años más tarde y luego de recibirse de abogado se trasladó a la capital<br />
argentina a dirigir el bufete que su padre don Manuel María Pinto había instalado en aquella<br />
ciudad, y en la que, gracias a su inteligente y esforzada labor como jurisconsulto, ha conquistado<br />
una espectable situación.<br />
Y es en esa gran urbe propicia a todas las transformaciones ideológicas y estéticas que el<br />
poeta Manuel María Pinto, conjuntamente con Rubén Darío, Lugones y Ricardo Jaimes Freyre,<br />
revoluciona la lírica castellana, creando nuevas formas de versificación, e introduciendo a nuestra<br />
poética los métodos prosódicos de conformación musicológica de la lira de Baudelaire, de Verlaine<br />
y de Mallarme. Así se originó la escuela que se había de llamar el modernismo literario, que forjó<br />
una poética, si bien con contenidos de la lírica francesa y española, de un carácter mucho más<br />
profundamente americano de lo que se cree.<br />
Aunque Rubén Darío fué el gran maestre de la logia modernista, Pinto fué uno de los más<br />
altamente iniciados, y de los más apasionados por el movimiento; y el que talvez en su obra<br />
poética extremó más la nota revolucionaria. A fin de concretar los médulos teoréticos de esta<br />
escuela y de esparcir la concepción estética que aportaba esa generación, Pinto fundó en 1899 la<br />
revista "Resurgimiento", que tuvo una gran influencia en el campo intelectual de aquella época, y<br />
que aparte de su tendencia literaria sirvió también a su director para hacer conocer en el extranjero<br />
los problemas y los asuntos concernientes a su país. En ella se comenzó a publicar su libro "Bolivia<br />
y la triple política internacional", que es un estudio histórico-político de muy alta importancia.<br />
Esta revista se constituyó en uno de los portaestandartes del modernismo literario, registró<br />
las composiciones más avanzadas de los poetas del grupo, y emprendió una prédica estética,<br />
renovando los cánones de la lira romántica y enfermiza, y preconizando en lugar de la sensibilidad<br />
artificiosa que dominó por más de medio siglo la poesía de América, un culto casi pagano por la<br />
forma, el sentido del matiz, la apreciación de las virtudes sonoras del vocablo, cualidades que si<br />
bien son ciertamente de un orden mucho más cerebral que los contenidos cordiales del verso<br />
romántico, son empero de un valor estético más alto.<br />
La revolución modernista se caracteriza por dos aspectos claramente diferenciados: la<br />
reforma métrica que tendía a romper los clásicos moldes de la versificación castellana,<br />
introduciendo nuevos módulos de medida, y libertando hasta cierto punto la forma cerrada del<br />
verso, para darle mayor elasticidad y movimiento; por otra parte la reforma prosódica, que fué en<br />
realidad la que caracterizó esencialmente dicha escuela, y que tendía a subrayar en la poesía el<br />
elemento musical o auditivo, por medio de combinaciones sonoras de vocablos, aconsonantando<br />
no únicamente las desinencias, como se hacía antes para producir la rima, sino casi todas las<br />
sílabas de un mismo verso entre sí, lo que conducía a una verdadera orquestación de las palabras.<br />
Ahora bien, estas dos fases en las que se diversificó, por así decirlo, el movimiento<br />
modernista, no estuvieron nunca claramente diferenciadas en Rubén Darío, que más que un<br />
orientador, era simplemente un creador intuitivo. Y correspondió precisamente a dos poetas<br />
bolivianos la deslindación teorética y formativa de estos dos principios que concurrieron a la<br />
revolución de la lírica americana: Ricardo Jaimes Freire y Manuel María Pinto. Jaimes Freire fué el<br />
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