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Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes

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Victoriano Villaba, Fiscal de la Real Audiencia y Chansilleria de La Plata, en su libro sobre<br />

"Apuntes para una reforma de España sin trastorno del gobierno monárquico ni de la religión",<br />

decía: "¿Puede aspirar a culta una nación que apenas tiene enseñanza de las verdaderas ciencias,<br />

y tiene infinitas cátedras de jerga escolástica? ¿Puede ser culta sin geografía, sin aritmética, sin<br />

matemáticas, sin química, sin física, sin lenguas madres, sin historia, sin política, en las<br />

Universidades; y sí soIo con filosofía aristotélica, con leyes romanas, cánones, teología escolástica<br />

y medicina peripatética ?"<br />

Era, pues, evidente que ya en Chuquisaca alentaba el deseo de romper con los rígidos<br />

cánones teológicos, de superar la filosofía escolástica medioeval y de liberarse de la estrecha<br />

argumentación silogística. Y estos anhelos fueron en gran parte realizados por don Benito María de<br />

Moxó y Francoli, nuevo Arzobispo de la Plata y Cancelario nato de la Universidad, que venía a<br />

ocupar la silla que había dejado el beato y sapiente Sanalberto. Desde su llegada las esperanzas<br />

del docto claustro fueron puestas en él, y así lo significó en forma clara y sin ambajes don Miguel<br />

Santos y Quiñones. Rector de la Universidad, en la arenga de bien venida a su ilustrísima. "El<br />

orador —dice Moreno— se encaró de frente al escolasticismo imperante denunciándole como<br />

enemigo del progreso científico. A nombre del claustro insinuó el deseo de que se echasen por<br />

tierra en Chuquisaca las constituciones de la Universidad limeña de San Marcos, que no hacían<br />

sino arraigar más y más en la escuela el peripato ergotista. Deslizó la esperanza de que,<br />

inspirándose el entrante cancelario en su amor a la juventud estudiosa, arbitrase métodos más<br />

adecuados para fomentar la enseñanza y ensanchar la esfera de los conocimientos".<br />

Don Benito María de Moxó, doctor en letras divinas y humanas y laureado en bella<br />

literatura, no era ajeno al entusiasmo de la época por el racionalismo de Descartes, de<br />

Malebranche y Leibiniz, que él sabía armonizar discretamente con los principios de la Teología. Así<br />

el método racionalista y el empirista experimental de Bacon y Loke para el estudio de las ciencias<br />

de la naturaleza, fueron puestos en práctica.<br />

"Porque —como dice el papelista cruceño— no tan solo su fe de sacerdote católico, pero ni<br />

aun siquiera sus recelos patrióticos de español, se sintieron alarmados con el anhelo de luz y aire<br />

que se manifestaba en el claustro universitario. Lejos de eso, solía recordar no sin tristeza que la<br />

nueva filosofía, en su fermentación prodigiosa y con el impulso dado con ella a los espíritus, había<br />

levantado muy alto a todos los pueblos europeos, dejando en el profundo a la peripatética y<br />

ergotista España", Tan profundamente empapado de estas verdades se hallaba el arzobispo, y tan<br />

acorde con aquellos conceptos que desde la Francia racionalista y desde la empirista Inglaterra se<br />

habían esparcido por todo el mundo, renovando las ideas y las mentalidades y produciendo una<br />

verdadera revolución en los espíritus, que el mismo Moxó había escrito ya en uno de sus libros:<br />

"Las ventajas grandísimas que las naciones rivales de España han sacado de dicha filosofía,<br />

llamada comúnmente física experimental, para diferenciarla de la aristotélica, y los inestimables<br />

bienes de que nos hemos privado nosotros por nuestra reprensible terquedad, en no abandonar las<br />

rancias, misteriosas e inútiles máximas del peripato: no es necesario que aquí lo ponderemos;<br />

pues lo está publicando a voces nuestro actual atraso en los varios ramos de ciencias naturales y<br />

artes, respecto de los rápidos progresos que hicieran luego en los mismos las expresadas<br />

naciones".<br />

La Universidad se hallaba de plácemes de tener un cancelario de tan liberales ideas, y los<br />

bulliciosos estudiantes, tomándose más de lo que se les daba, rompían con las pragmáticas<br />

escolásticas y con los cánones medioevales, haciendo volar sus inteligencias por el dilatado campo<br />

de las nuevas ideas. "Desde la llegada del Arzobispo — dice Moreno —, se dió allá en la flor de<br />

hablar entre estudiantes y letrados contra el silogismo, y cuando alguno se descuidaba<br />

argumentando en la antigua forma, "no se enrede, amigo, en esas vejeses (le gritaban), y razone<br />

de corrido como el señor Arzobispo".<br />

Las innovaciones que Moxó introdujo en la Universidad, significaban, pues, una verdadera<br />

revolución. El había dado paso a los métodos de Bacon y Descartes, en contra de las pragmáticas<br />

medioevales. Su acción significó propiamente un renacimiento charquino. Ya estaba lejos la Edad<br />

Media. Con los libros de Descartes y Malebranche, se filtraron también los de Condilac, Voltaire y<br />

Rousseau, que de tan funestas consecuencias iban a ser para la corona de España. Del análisis<br />

filosófico se pasó al análisis político, y de las ciencias de la naturaleza a las ciencias sociales, a las<br />

que sin duda alguna era más proclive el espíritu charquino. Y así en los debates juristas de la<br />

Academia Carolina, hasta los que llegaban los rumores de la Francia revolucionaria, es donde<br />

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