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Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes

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grandiosas del orbe y condensador de las energías que han de plasmar una de las culturas del<br />

porvenir.<br />

Quizás Mendoza no ha tenido tiempo de dar fisonomía completa a su doctrina. Nos ha<br />

enseñado, en cambio, a pensar. Nos ha mostrado en qué consiste la gimnasia del intelecto.<br />

Y en las horas de reposo, cerca ya del crepúsculo, fué hurgoneando sus viejos papeles.<br />

Nos ofreció, con ellos, "El lago enigmático", en 1936, "Apuntes de un médito", en 1936, y "Voces de<br />

antaño", en 1938, poemas, estos últimos, escritos en viajes, en paseos, en horas de ocio. Mendoza<br />

no tuvo la vocación ni el aliento del poeta. Por tres veces, sin embargo, mereció los lauros de los<br />

juegos florales: en 1915, con su canto a "Tiahuanacu", en 1926 con su "Canto a Oruro", en 1927,<br />

con "El cabo de la vela".<br />

Acaba de morir el hombre de la voz rocosa, de los fuertes rasgos de piedra, el hombre del<br />

carácter invencible e indomable. Nada le arredró, ni el insulto de las muchedumbres, ni la<br />

acusación de los sectarios, ni el gesto troglodita de los chauvinos. Vivió para sus ideas y dijo, al<br />

borde mismo de la tumba, todo lo que su mente soñaba.<br />

Mendoza tuvo el talento, la personalidad' y el alma del escritor. Pero contó, sobre todo, con<br />

algo que falta frecuentemente a nuestros escritores: entereza y hombría.<br />

Julio Alvarado.<br />

El judaísmo internacional<br />

y su peligro en Bolivia<br />

Volvemos a ocuparnos de la cuestión judía, porque creemos que es un problema que<br />

afecta seriamente al país y por lo tanto digno de analizarlo y estudiarlo en todos sus aspectos,<br />

como lo ha hecho también la institución "Amigos de la Ciudad", en la que el tema ha sido<br />

ampliamente discutido.<br />

Ante todo debemos comprender el problema judío en su faz integral y fundamental. Para<br />

muchos no se trata sino de una lucha de razas, y para otros de una competición económica, en la<br />

que el judío por su agudeza mental y su sentido práctico lleva siempre ventaja, acarreándose la<br />

enemistad y el odio general. Reducido el problema a estos contornos no lo sería realmente para<br />

América, en la que no existe la lucha de razas y en la que, por otra parte, la competición comercial<br />

no reviste los contornos agudos de otras partes. Mas, el problema judío reviste una importancia<br />

mucho más honda de lo que se cree. No se trata de una simple lucha de razas, sino de la lucha de<br />

dos culturas antagónicas, o mejor dicho de un pueblo que por determinantes religiosas, éticas,<br />

psicológicas, se ha incrustado en los pueblos de otra cultura para minar y destruir los fundamentos<br />

de ésta. El problema tiene así una raigambre filosófica y religiosa.<br />

La cultura occidental se ha edificado sobre la base del cristianismo, esto es, sobre la<br />

doctrina que predicó aquel Mesías que fué denostado por el pueblo judío y acusado de impostor y<br />

de falsario. Así Jesús es para el judaísmo el eterno enemigo; Cristo se convierte en el Anticristo de<br />

su religión. De ahí que el cristianismo no es para los judíos una de tantas religiones falsas o<br />

enemigas, es la religión enemiga por antonomasia, es la religión del Impostor, del falso Apóstol.<br />

Para darse cuenta de la pasión de este sentimiento es necesario conocer el espíritu judío, de un<br />

fanatismo extremado, lleno de orgullo y de rencor. El judío no comparte ese sentido de<br />

humanitarismo cristiano, ese amplio espíritu de comprensión, de indulgencia para las opiniones<br />

contrarias y de sociabilidad que tiene el europeo. Para el judío no existe nada más que un solo<br />

pueblo digno, un solo pueblo llamado a gobernar el mundo: el "pueblo elegido de Dios".<br />

Así la cultura europea, o sea la cultura cristiana, tuvo desde sus orígenes un enemigo<br />

encarnizado y fanático. Si los judíos hubieran conservado sU territorio, habrían desencadenado<br />

una guerra permanente contra Europa. Habrían sido para ella lo que Persia fué para Grecia y lo<br />

que Cartago para Roma. Privados de su tierra pensaron que mejor que alejarse de las naciones<br />

odiadas era incrustarse en ellas para minar por dentro las bases mismas de su civilización y de sus<br />

instituciones. Así se da el caso de que una cultura tenga en sí misma el virus que va destruyendo<br />

su organismo. El edificio europeo se ha de desmoronar por la labor judía.<br />

Así, pues, eso que se llama el judaísmo internacional es todo un sistema político para<br />

apoderarse de todas las palancas y de todos los principios motores de la estructura cultural<br />

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