Revista Kollasuyo número 1 -L- 1939 – 1895kb - andes
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ecursos vitales, por las proyecciones futuras y por las necesidades administrativas. Precisamente<br />
este espíritu jurídico-administrativo con que procedió España en todo momento, al fijar el<br />
otorgamiento de las encomiendas, de las exploraciones y de las delimitaciones administrativas,<br />
sirvió durante el Coloniaje al buen ordenamiento de la marcha de su maquinaria en el nuevo<br />
mundo, y luego ha tenido sus derivaciones en el futuro, para la fijación de las fronteras de los<br />
Nuevos estados hispano-americanos.<br />
Así sobre la plataforma geográfica autónoma el coloniaje edificó sus distritos<br />
administrativos y militares, y sobre estos mismos fundamentos se alzaron las soberanías de los<br />
nuevos estados que al establecerse libremente de España y también del tutelaje de otras<br />
influencias que deseaban absorber las más fuertes a las más pequeñas, se crearon en un<br />
significado total las nuevas repúblicas hispano-americanas como naciones, como pueblos<br />
soberanos, como autarquías económicas y como estados independientes.<br />
-V-<br />
Al proclamarse la independencia las distintas regiones que integraban América se<br />
encontraban agrupadas dentro de los virreinatos, por el sistema administrativo de las audiencias,<br />
intendencias y gobernaciones. Las Audiencias que fueron al mismo tiempo organismos de<br />
administrar justicia, instrumentos de gobierno y que gozaban de facultades militares, fueron la<br />
expresión máxima de la región, completada por todos los elementos indispensables, para construir<br />
un estado independiente. Es por esto, que las audiencias reales, fueron en sus jurisdicciones la<br />
base, para la erección de las jurisdicciones y la diferenciación estatal de unas regiones dé otras. En<br />
grado menor algunas intendencias también sirvieron de base, para la organización de los nuevos<br />
estados, siempre dentro de este temperamento regional a que nos venimos refiriendo.<br />
Al constituirse las nuevas nacionalidades hispano-americanas, apesar de las<br />
delimitaciones nacidas de la tradición, de la geografía y de las necesidades económicas, se<br />
imponía la erección de un principio jurídico que diera títulos de soberanía territorial a los estados<br />
que acababan de fundarse. El Libertador, inspirado en la conciencia regional, administrativa y<br />
jurídica que existía en América, restableció que los límites de las nuevas nacionalidades estaban<br />
trazados por la heredad que les correspondía como resultado de las jurisdicciones administrativas<br />
que rigieron durante el coloniaje. Tal es el fundamento de lo que en derecho público internacional<br />
hispano-americano se llama el uti possidetis juris de 1810, que fué patrocinado por Bolívar, para su<br />
realización en los países americanos de origen español, sirviéndoles de verdadero título posesorio<br />
de sus derechos. Más tarde este principio del uti possidetis juris ha sido consagrado por la voluntad<br />
de todas las naciones hispano-americanas mediante tratados y sancionado en congresos interamericanos,<br />
de tal forma que todas las controversias de límites y de soberanías, que surgieron<br />
entre dos países vecinos, han sido zanjadas por medio del arbitraje, poniendo por base principal el<br />
uti possidetis juris de 1810, que es la carta de posesión y el título acreditativo de la heredad<br />
territorial de cada una de las repúblicas del otro lado del Atlántico.<br />
La república de Bolivia, que es la prolongación de la primitiva nación Aymara, acaso la más<br />
antigua del continente americano, cuyo dominio desde las más lejanas edades, anteriores al<br />
imperio de los incas, abrazaba una vasta extensión territorial, con sus fronteras claramente<br />
definidas y no alteradas por los mismos incas, cuando estos en el curso de cuatro siglos<br />
incorporaron dicha nación a su señorío. Sobre esta plataforma geográfica se erigió por los<br />
españoles, producida la Conquista, la Audiencia de Charcas que tuvo por distrito la totalidad de la<br />
nación Aymara. La Bolivia republicana independiente se edificó, pues, sobre este nacionalismo<br />
geográfico, al que se unió el regionalismo de orden emocional y político. Este sentimiento<br />
nacionalista, se convirtió al iniciarse la guerra de la independencia en un horizonte incendiado por<br />
nuevos ideales, y en el anhelo que capacitara a los altoperuanos, para cumplir independientemente<br />
su destino de factores sociales de progreso, ingresando al universo de las naciones libres, en la<br />
categoría de un estado soberano con todos los atributos heredados de sus más remotos<br />
antepasados.<br />
La historia de la fundación de Bolivia, es sin duda, uno de los episodios más dramáticos de<br />
la organización de los estados modernos, tanto en América como en el viejo Mundo. El primer país<br />
que con su sacudimiento revolucionario de La Paz hizo vibrar a toda la América del Sur, después<br />
de una guerra cruenta de quince años es el último en alcanzar su autonomía. Este hecho prueba el<br />
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