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Libre - Fundación César Manrique

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ior. Desde esta perspectiva, la misma tabla revela que Alemania ha sido un caso singular en cuanto<br />

a las emisiones a la atmósfera, fruto de la política de aumento de la eficiencia en el uso energético<br />

consecuencia de la «crisis» de los años setenta y la posterior reducción de la dependencia<br />

del lignito que favoreció la disminución de las emisiones. A esto hay que añadir que tras la<br />

reunificación, la administración germana clausuró numerosas fábricas de la antigua República<br />

Democrática que funcionaban con unos ratios de eficiencia bastante bajos.<br />

Pero se recordará que, páginas atrás, al comentar los principales resultados del estudio Resource<br />

Flows... dejamos pendiente el análisis de un cuarto resultado que se podía extraer del debate<br />

en torno a los balances materiales de las economías industriales. Precisamente la reflexión sobre<br />

los residuos invita a retomar ahora ese asunto en su vertiente polémica. Hace más de una década,<br />

cuando Robert Ayres intentó actualizar los cálculos sobre flujos de energía y materiales para<br />

Estados Unidos que realizó con Kneese y d”Arge, sugirió que, cada vez en mayor medida, las<br />

economías industriales han acentuado su comportamiento «lineal», pues el grueso de la energía<br />

y los materiales son utilizados rápidamente y emitidos en forma de residuos con igual velocidad.<br />

Esta última consideración es objeto todavía de un interesante debate a pesar de la estimación<br />

de Ayres en la que subrayaba que en el caso de Estados Unidos únicamente 150 millones de<br />

toneladas del total extraído de la naturaleza se convertía en bienes duraderos y activos materiales,<br />

lo que para ese país apenas representaba el 6 por 100 del total de flujos movilizados, convirtiéndose<br />

el restante 94 por 100 rápidamente en residuos 99 .<br />

Ahora bien, las cifras aportadas por los balances de materiales en varios países demuestran<br />

que el aumento del stock físico (como diferencia entre los inputs captados en la naturaleza<br />

y los outputs vertidos a la misma) se ha incrementado considerablemente, alcanzando porcentajes<br />

muy superiores al 6 por 100 manejado por Ayres. El estudio The Weight of Nations nos<br />

permite estimar no sólo la cantidad de material que traspasa los límites del sistema económico,<br />

sino también el flujo de materiales que cada año permanece dentro del propio sistema añadiéndose<br />

al stock físico del territorio. El grueso de esta cantidad lo componen las infraestructuras y bienes<br />

duraderos (carreteras, edificios públicos y viviendas, fábricas, ferrocarriles,...), siendo necesario<br />

detraer la parte que cada año desaparece en forma de demoliciones, vertido o abandono<br />

con el fin de obtener el «Aumento Neto del Stock» (ANS). Haciendo las cuentas de esta forma<br />

se ve que en tres de los cinco países objeto de estudio (Austria,Alemania y Japón) el ANS alcanza<br />

una magnitud entre 10 y 11 tm/hab similar a los residuos de la producción de bienes y servicios<br />

vertidos a la naturaleza (OIP), mientras que Estados Unidos y Holanda se encuentran alrededor<br />

de las 8 tm/hab (Tabla 2.11.).<br />

Cabe subrayar que el grueso de estas cantidades viene de la mano de los materiales de<br />

construcción incorporados a las infraestructuras que representan la casi totalidad del tonelaje<br />

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