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Libre - Fundación César Manrique

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te generalmente al hecho de que «...cuando la producción destinada a la subsistencia, y que no<br />

se tiene en cuenta en la contabilidad económica, se destina a la producción para el comercio,<br />

que sí se incluye en esa contabilidad, se percibe una falsa ganancia» 13 . Y tampoco se dice nada<br />

sobre la racionalidad de pagar las importaciones a costa de los ingresos obtenidos por unas exportaciones<br />

que se realizan con cargo al deterioro de un patrimonio natural no renovable, y que<br />

constituye la fuente de riqueza futura de ese país. Pudiendo añadirse que el prometido aumento<br />

de las posibilidades de consumo y diversidad de los bienes puestos al servicio de la población<br />

por obra y gracia de la liberalización comercial es algo que está lejos de ser evidente. Como<br />

apostillan los esposos Lovins y el alemán E.U. von Weizsäcker:<br />

«...la imagen engaña. Si bien la diversidad de las ofertas crece en cada lugar del planeta, el número<br />

total de ofertas en el mundo disminuye. ¿Cuántas bebidas locales han sido desplazadas por la Coca-<br />

Cola? ¿Cuántos tipos de frutas y verduras han desaparecido de los mercados a raíz de la normalización<br />

de los tipos? Según un estudio del Rural Advancement Fund International, el 97% de los diferentes<br />

tipos de verduras han desaparecido de la oferta entre 1903 y1983 y seguramente se han perdido.» 14<br />

Parece evidente que, del mismo modo que en otras ocasiones, la vulgarización de la doctrina<br />

implicó la pérdida de una parte sustancial de su significado original. En este caso concreto,<br />

la parte sacrificada ha sido la relativa a los «supuestos».Así, lo que puede constituir una afirmación<br />

en presencia de estas hipótesis, deviene en una negación, o cuando menos en una afirmación<br />

muy matizada, en ausencia de las mismas 15 .Aunque podríamos convenir, con Joan Robinson,<br />

en que las mencionadas características del modelo «excluyen la discusión de cualquier problema<br />

de interés en el mundo real» 16 , y a pesar de las reticencias que pueden despertar la mayoría<br />

de los planteamientos enunciados, desde un punto de vista general, uno de los talones de<br />

Aquiles, un lugar importante por donde se resquebraja el edificio de la Teoría de la Ventaja Comparativa,<br />

se encuentra en el último de los supuestos, a saber: la ausencia de movilidad factorial entre<br />

los países que comercian.<br />

Si aceptamos la ausencia de movilidad de la mano de obra y el «capital», esto quiere decir<br />

que ninguno de los factores tiene la posibilidad de emigrar de un país a otro, pues, en caso contrario,<br />

el intercambio no se guiaría por la ventaja comparativa, ni existirían las ganancias preconizadas<br />

por la teoría. En efecto, desde el momento en que el capital (como actualmente ocurre)<br />

atraviesa libremente las fronteras en busca de la máxima rentabilidad y modifica, de esta forma,<br />

la dotación de factores productivos entre los diferentes países, la inversión comercial no se regirá<br />

por criterios de rentabilidad relativa sino que, al contrario, responderá a la llamada de la rentabilidad<br />

absoluta 17 .<br />

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