11.10.2013 Views

Libre - Fundación César Manrique

Libre - Fundación César Manrique

Libre - Fundación César Manrique

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Es sin duda la última de las categorías la que necesita de una mayor precisión y aclaración.<br />

La conversión —en hectáreas de tierra ecológicamente productiva— de la energía necesaria para<br />

la obtención de bienes y servicios (energía comercial) puede realizarse de tres formas diferentes.<br />

Por un lado, es posible calcular las hectáreas de tierra productiva necesarias para producir<br />

un sustituto biológico (energía a partir de la biomasa) de los combustibles fósiles. Uno de los<br />

fundamentos para proponer este método descansa en la convicción de que una economía sostenible<br />

requiere de una oferta de energía igualmente sostenible en el tiempo, aspecto éste que<br />

no se puede garantizar por medio de los recursos energéticos de origen fósil que son no renovables.<br />

El cálculo a partir de dicho procedimiento puede realizarse atendiendo al área de tierra<br />

productiva necesaria para proporcionar una cantidad energética equivalente de etanol o metanol,<br />

incluyéndose tanto la tierra necesaria para producir la planta (biomasa), como la energía necesaria<br />

para el procesamiento de la misma. En general, las estimaciones más optimistas para el caso<br />

del etanol, sugieren una productividad media de 80 gigajulios por año y hectárea de tierra ecológicamente<br />

productiva. Para el caso del metanol las estimaciones apuntan a una hectárea para<br />

producir entre 17 y 30 megajulios 153 .<br />

Un segundo procedimiento para convertir la energía fósil en su correspondiente área de<br />

tierra productiva pasa por estimar la superficie requerida en la reposición del capital natural a<br />

la misma tasa de agotamiento de los combustibles fósiles. Este método converge con el primero<br />

en el momento en el que las reservas de combustibles no renovables se hayan agotado. En<br />

general, los datos disponibles para emplear dicho procedimiento indican que la reposición del<br />

capital natural, a medida que se va consumiendo, arroja un área apropiada de una hectárea de bosque<br />

para producir 80 gigajulios de energía en forma de biomasa.<br />

Por último, una tercera opción que es en la que se basarán los resultados finalmente obtenidos,<br />

estima la superficie necesaria (en términos de área arbolada) para asimilar el CO 2 emitido<br />

a la atmósfera como consecuencia de la combustión de esas energías de origen fósil. El argumento<br />

de fondo para utilizar este enfoque se asienta en la convicción de no permitir —si<br />

deseamos evitar las consecuencias no deseadas del cambio climático— una acumulación constante<br />

de este gas causante de la acentuación del efecto invernadero. Como, tanto la edad de los<br />

bosques y el clima en que están situados los mismos, influyen en su capacidad de asimilación de<br />

CO 2, se establece un parámetro intermedio que sirve como guía para las estimaciones: se supone<br />

que una hectárea de bosque es capaz de asimilar 1,8 toneladas de carbono al año o 1000<br />

GJ/ha 154 .<br />

El resto de huellas de deterioro ecológico son más fáciles de explicar. En el caso agrícola<br />

forestal o marítimo, el cálculo es más o menos inmediato y no requiere de mayor comentario.<br />

Sin embargo, la huella de pastos precisa de algunas matizaciones. Detrás de este concepto esta-<br />

170

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!