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Libre - Fundación César Manrique

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No obstante, las implicaciones de un stock de capital crecientemente apoyado sobre las<br />

extracciones de la corteza terrestre y fuertemente demandante de suelo posee otras importantes<br />

implicaciones para la sostenibilidad. Como apunta S. Bringezu, el stock de materiales<br />

permite<br />

«...señalar que una economía que está físicamente creciendo no puede calificarse como sostenible<br />

porque, por ejemplo, la expansión ilimitada del área cubierta de carreteras y edificios lleva<br />

directamente a una reducción de aquellas áreas que pueden ser utilizadas para otros fines como la<br />

agricultura [que sirve para el abastecimiento de la población] provocando reducciones adicionales<br />

del espacio dedicado a otros hábitat naturales» 102 .<br />

Aunque es cierto que la estimación de Ayres para Estados Unidos se aproximaba bastante<br />

a la realidad de ese país respecto a los OIT —mostrando que para este territorio el autor<br />

norteamericano no andaba demasiado desencaminado— no ocurre lo mismo con el resto de<br />

países, ni tampoco cuando tenemos en cuenta únicamente el Output Interno Procesado (OIP).<br />

Aunque con alguna diferencia metodológica, los resultados de la Tabla 2.11. coinciden plenamente<br />

con la estimación realizada por Wernick y Ausubel para el caso de Estados Unidos en el que la<br />

aportación al stock duradero era de 1.880 millones de toneladas para 1990, casi la misma cantidad<br />

estimada en la investigación aquí manejada (1.827 millones para el mismo año) 103 . Con mayores<br />

discrepancias, una estimación anterior para el caso de Austria mostrada por Anton Steurer<br />

cifraba en 1988 la acumulación de stock físico en 60 millones de toneladas, esto es, el 37 por<br />

100 de los materiales trasegados 104 , frente a los 79 millones estimados en el estudio anterior.<br />

Merece la pena terminar este epígrafe ensamblando ambas partes del balance en una representación<br />

completa que nos permita derivar también los indicadores correspondientes. Una vez<br />

estimados los principales flujos desde el lado del output con una metodología consensuada era<br />

normal que los investigadores del Instituto Wuppertal que participaron en ambos estudios se<br />

pusieran manos a la obra para actualizar las cifras apuntadas a comienzos de la década de los<br />

noventa. Recientemente, S. Bringezu ha llevado a cabo esta tarea completando la información<br />

para el año 1996, lo que de por sí confirma las tendencias apuntadas entonces. Con el país reunificado,<br />

los inputs totales domésticos e importados (excluido el agua y el oxígeno) estaban dominados<br />

por los flujos abióticos que superaban en 15 veces a los requerimientos bióticos, teniendo<br />

especial trascendencia en este dato las mochilas de deterioro ecológico vinculadas a la<br />

extracción de los recursos minerales y energéticos que representaban el 57 por 100 de las 42<br />

tm/hab de inputs abióticos. Los Requerimientos Totales de Materiales ascendían a 46,2 tm/hab,<br />

llegando a 65,3 tm/hab si dejamos de contabilizar sólo el agua. Al restar a esta última cantidad<br />

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