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Libre - Fundación César Manrique

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Para lo que aquí nos interesa y dejando al margen la crítica general sobre la teoría ricardiana<br />

y posteriores refinamientos, la prescripción normativa que se deduce de la misma implica<br />

la ausencia de externalidades ambientales y demás fallos del mercado; o lo que es lo mismo: que<br />

los precios tienen que reflejar todos los costes en que se incurre en el proceso de fabricación<br />

de una mercancía destinada a la exportación. Esta exigencia de que los precios digan la «verdad»<br />

nos permite expresar de otra forma la misma circunstancia, a saber: en presencia de externalidades<br />

ambientales no se puede afirmar que el libre comercio se traduzca en un incremento del bienestar<br />

económico ni por lo tanto que existan ventajas mutuas derivadas del intercambio. En efecto, tomar<br />

en consideración o no, dentro de los costes, el deterioro ambiental y social provocado por la<br />

fabricación de una mercancía influye en el precio final de ésta y en la ventaja comparativa del<br />

país que la exporta. Si en vez de incluir estas consideraciones, se «externalizan» los costes de<br />

producción, una mercancía puede reducir su precio y obtener así una mayor ventaja comparativa<br />

de la que realmente posee.<br />

Aunque la teoría convencional del comercio internacional, razonando en términos exclusivamente<br />

monetarios, y bajo una serie de supuestos, intente «demostrar» que el resultado final<br />

del comercio mundial arroja un saldo positivo; recapacitando acerca de la interpretación económica<br />

de las leyes de la termodinámica, observaremos que, por el contrario, el resultado del<br />

proceso productivo, en términos físicos, arroja siempre un saldo negativo. Por lo tanto, esto nos<br />

lleva directamente a afirmar que no se puede obtener una redistribución positiva para ambas partes<br />

de un proceso que es, por naturaleza, deficitario. Siendo rigurosos, tendríamos que hablar del comercio<br />

internacional en términos de un juego de suma nula o negativa. El coste ecológico, así como<br />

la transformación de estado de la energía y los materiales involucrados en el proceso de importar<br />

ciertas mercancías de fácil fabricación nacional, muestran la irracionalidad económica en sentido<br />

amplio de muchas prácticas comerciales.Y uno de los problemas del análisis convencional<br />

del comercio mundial es precisamente su incapacidad para percibir las importantes implicaciones<br />

ecológicas que se encubren tras el usual «velo monetario». Nada se dice sobre el verdadero<br />

consumo de recursos, y su naturaleza en términos de cantidades, ni se informa sobre la sostenibilidad<br />

o insostenibilidad de ciertas extracciones de recursos y producciones de bienes con<br />

destino al comercio internacional. En definitiva, se hace reiteradamente abstracción de los contextos<br />

socioambientales en los que se practican los intercambios, reduciendo la capacidad explicativa de<br />

la propia teoría y, en consecuencia, de las propuestas de política comercial en ella basadas. Creemos<br />

que el alcance de estas objeciones afecta tanto a la teoría original como a los desarrollos<br />

posteriores (Nueva Teoría del Comercio Internacional), lo cual hace pensar en la dificultad que<br />

el enfoque convencional posee actualmente para explicar los intercambios y las «ganancias del<br />

comercio» a nivel internacional.<br />

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