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Libre - Fundación César Manrique

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nuo avance en los requerimientos de energía y materiales levantó la alarma en la clase política<br />

estadounidense que tendría que lidiar con los problemas reales —y no teóricos— derivados de<br />

una escasez creciente. Por aquellas fechas se constituyó la President´s Materials Policy Commission,<br />

que en 1952 emitió un voluminoso informe de cinco tomos (conocido como «Informe Paley»)<br />

en el que se hacía un seguimiento exhaustivo de los flujos y el consumo de numerosas sustancias energéticas<br />

y materiales, realizando un análisis prospectivo de las futuras demandas y disponibilidades<br />

30 . Las cifras de consumo aportadas en ese año eran lo suficientemente elocuentes tanto por<br />

su dimensión como por la imposibilidad de generalizar, ya en aquel momento, el comportamiento<br />

norteamericano al resto del planeta:<br />

«...en 1950 Estados Unidos había utilizado dos veces y media más carbón que en 1900, tres<br />

veces más cobre, cuatro veces más cinc y treinta veces más petróleo. La cantidad de los metales y<br />

combustibles utilizados desde la Primera Guerra Mundial en Estados Unidos excedía en 1950 la suma utilizada<br />

por todo el mundo en toda la historia anterior a 1914. Aunque casi todos los materiales han<br />

sufrido una demanda creciente, el núcleo del problema relacionado con éstos se localiza en los minerales.<br />

En 1950, los Estados Unidos consumieron 2.700 millones de toneladas de materiales de todas<br />

las clases —minerales metálicos, no metálicos, productos agrícolas, materiales de construcción y<br />

combustibles— esto es, 36.000 libras por cada hombre, mujer y niño del país. Con menos del 10<br />

por 100 de la población del mundo libre, Estados Unidos consumió más de la mitad de la oferta<br />

mundial de materiales tan importantes como el petróleo, el hierro, el manganeso y el cinc (...) si<br />

todos los países del mundo quisieran alcanzar el mismo nivel de vida el mundo resultante necesitaría un<br />

consumo de materiales seis veces superior al actual» 31 .<br />

Aunque para quitar hierro a sus propias palabras, el Informe Paley niega la existencia de<br />

unos límites absolutos a la expansión de la producción y el consumo, recuerda sin embargo el<br />

resultado que en términos de dependencia y apropiación de los recursos de terceros países supone<br />

esta pauta de utilización de recursos naturales: «Estados Unidos —señala el Informe— ha<br />

sobrepasado su actual base de recursos utilizables. Esta situación se ha ido fraguando a lo largo<br />

del tiempo, pero no ha sido hasta la década de los cuarenta cuando se ha completado el cambio<br />

desde un país excedentario en materias primas a convertirse en una nación deficitaria. Mientras<br />

a comienzos del siglo se producía un 15 por 100 más de las materias primas que se consumían<br />

(excluyendo los alimentos), a mediados de siglo se consumía un 10 por 100 más de lo que<br />

se producía» 32 .<br />

Así pues, la tradición crítica de la economía convencional por el lado de las ciencias naturales<br />

consiguió hasta cierto punto un respaldo «oficial», avanzando además por una doble senda:<br />

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