10.07.2015 Views

4-la-batalla-del-laberinto

4-la-batalla-del-laberinto

4-la-batalla-del-laberinto

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Rick RiordanLa batal<strong>la</strong> <strong>del</strong> Laberinto—Las ponen a <strong>la</strong> salida de los ranchos para que <strong>la</strong>s vacas no se escapen. Nopueden andar sobre estas rejil<strong>la</strong>s.—¿Cómo lo sabes?Grover resopló, indignado.—Créeme, si tuvieras pezuñas, sabrías lo que es una rejil<strong>la</strong> de retención. ¡Son muymolestas!Me volví hacia Annabeth.—¿Hera no habló de un rancho? Hemos de comprobarlo. Tal vez Nico esté ahíarriba.El<strong>la</strong> vaciló.—De acuerdo. Pero ¿cómo salimos?Tyson resolvió el problema golpeando con ambas manos <strong>la</strong> rejil<strong>la</strong>, que sedesprendió <strong>del</strong> marco y salió disparada por los aires. Oímos enseguida un golpemetálico y un mugido sobresaltado. Tyson se sonrojó.—¡Perdón, vaquita! —gritó.Luego nos izó fuera <strong>del</strong> túnel.Estábamos en un rancho, de eso no cabía duda. Una serie de colinas se extendíanhacia el horizonte, salpicadas de robles, cactus y grandes rocas. Desde <strong>la</strong> entradasalía en ambas direcciones una cerca de a<strong>la</strong>mbre de espino. Las vacas de color cerezavagaban de acá para allá, pastando entre <strong>la</strong> hierba.—Ganado rojo —observó Annabeth—. El ganado <strong>del</strong> sol.—¿Cómo? —pregunté.—Para Apolo son sagradas.—¿Vacas sagradas?—Exacto. Pero ¿qué hacen...?—Un momento —dijo Grover—. Escucha.Al principio todo me pareció en silencio... pero luego lo capté: una algarabía deaullidos, cada vez más cercana. La maleza crujió y se removió y enseguida surgierondos perros. Con un pequeño detalle: que no eran dos, sino un perro de dos cabezas.Parecía un galgo, con aquel cuerpo <strong>la</strong>rgo, esbelto y de un marrón lustroso, pero sucuello se bifurcaba en dos cabezas que gruñían, <strong>la</strong>draban y no parecían muycontentas de vernos.—¡Perro malo como Jano! —gritó Tyson.—¡Arf! —le dijo Grover, alzando una mano a modo de saludo.~109~

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!