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4-la-batalla-del-laberinto

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Rick RiordanLa batal<strong>la</strong> <strong>del</strong> Laberintomal, te prometí una respuesta para vuestra búsqueda. Te prometí reve<strong>la</strong>rte cómollegar a Dédalo. Bueno, <strong>la</strong> cosa es así. No tiene nada que ver con el hilo de Ariadna.No exactamente. Desde luego, el hilo funciona. Es lo que buscará el ejército <strong>del</strong> titán.Pero <strong>la</strong> mejor manera de moverse por el <strong>la</strong>berinto... Teseo contaba con <strong>la</strong> ayuda de <strong>la</strong>princesa. Y <strong>la</strong> princesa era una mortal. Sin una gota de sangre divina, pero muy lista.Y capaz de ver, muchacho. El<strong>la</strong> veía con toda c<strong>la</strong>ridad. Lo que estoy diciendo... esque yo creo que tú sabes cómo orientarte en el <strong>la</strong>berinto.Por fin lo comprendí. ¿Cómo no me había dado cuenta antes? Hera tenía razón. Larespuesta había estado a mi alcance desde el principio.—Sí —admití—. Sí, lo sé.—Entonces has de decidir si vas a marcharte o no.—Yo... —Quería decir que sí. C<strong>la</strong>ro que me marcharía. Pero <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras se meatascaban en <strong>la</strong> garganta. Me sorprendí a mí mismo contemp<strong>la</strong>ndo el <strong>la</strong>go y, depronto, <strong>la</strong> idea de partir me pareció muy dura.—No lo decidas aún —me aconsejó Hefesto—. Aguarda hasta el alba. Ése es unbuen momento para tomar decisiones.—¿Dédalo se dignará siquiera ayudarnos? —le pregunté—. Si le proporciona aLuke un medio para cruzar el <strong>la</strong>berinto, estamos perdidos. He vistos cosas ensueños... Dédalo mató a su sobrino. Se llenó de amargura y de ira y...—No es fácil ser un gran inventor —respondió Hefesto con voz ronca—. Siempresolo. Siempre incomprendido. Es fácil amargarse y cometer terribles errores. Resultamás complicado trabajar con personas que con máquinas. Y cuando rompes a unapersona, ya no puedes arreg<strong>la</strong>r<strong>la</strong>.Hefesto acabó de limpiarse los restos de Pepsi de su ropa.—Dédalo empezó bien. Ayudó a <strong>la</strong> princesa Ariadna y a Teseo porque leinspiraron compasión. Intentó hacer una buena obra. Y toda su vida quedómalograda por ello. ¿Eso fue justo? —El dios se encogió de hombros—. No sé siDédalo te ayudará, muchacho, pero no te atrevas a juzgar a nadie hasta que hayasentrado en su fragua y trabajado con su martillo, ¿de acuerdo?—Lo intentaré.Hefesto se levantó.—Adiós, muchacho. Hiciste bien destruyendo a los telekhines. Siempre meacordaré de ti por ese motivo.Sonaba a despedida definitiva. El dios volvió a transformarse en una l<strong>la</strong>marada yse deslizó sobre el agua, alejándose hacia el mundo exterior.* * *~172~

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