10.07.2015 Views

4-la-batalla-del-laberinto

4-la-batalla-del-laberinto

4-la-batalla-del-laberinto

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Rick RiordanLa batal<strong>la</strong> <strong>del</strong> Laberinto—Ya me ha oído —refunfuñó Euritión—. Usted me manda continuamente que lehaga el trabajo sucio. No para de meterse en peleas sin motivo. Y ya me he cansadode morir por usted. Si quiere combatir con el chico, hágalo usted mismo.Aquello era lo más impropio de Ares que le había oído decir a un hijo de Ares.Gerión arrojó <strong>la</strong> espátu<strong>la</strong> al suelo.—¿Te atreves a desafiarme? ¡Debería despedirte ahora mismo!—¿Y quién se ocuparía de su ganado? Ortos, ven aquí.El perro dejó de gruñir a Grover en el acto y fue a sentarse a los pies <strong>del</strong> pastor.—Muy bien —refunfuñó Gerión—. ¡Me ocuparé de ti cuando haya matado alchico!Tomó dos cuchillos de trinchar y me los arrojó sin más. Desvié uno con <strong>la</strong> espada.El otro había ido a c<strong>la</strong>varse en <strong>la</strong> mesa de picnic, apenas a tres centímetros de <strong>la</strong>mano de Euritión.Pasé enseguida al ataque. Gerión detuvo mi primer mandoble con unas tenazas alrojo vivo y me <strong>la</strong>nzó una estocada a <strong>la</strong> cara con un tenedor de barbacoa. Eludí susiguiente golpe y lo traspasé de parte a parte por su pecho central.—¡Arggg! —Cayó de rodil<strong>la</strong>s. Aguardé a que se desintegrara, tal como hacentodos los monstruos. Pero él me dirigió una mueca y se incorporó otra vez. La heridaabierta en su de<strong>la</strong>ntal había empezado a cerrarse.—Buen intento, hijo. La cuestión es que tengo tres corazones. La copia deseguridad perfecta.Volcó <strong>la</strong> barbacoa, desparramando <strong>la</strong>s brasas por todas partes. Una aterrizó juntoa <strong>la</strong> cara de Annabeth, que soltó un gemido ahogado. Tyson tironeó de sus ataduras,pero ni siquiera toda su fuerza bastó para romper los nudos. Tenía que dar fin aaquel<strong>la</strong> pelea antes de que mis amigos sufrieran algún daño.Asesté una estocada a Gerión en el pecho izquierdo, pero él se rió. Le c<strong>la</strong>vé <strong>la</strong>espada en el estómago derecho. Nada. Por su modo de reaccionar, parecía que no leestuviera dando tajos a él, sino a su osito de peluche.Tres corazones. La copia de seguridad perfecta. Ensartarlos de uno en uno noservía de nada...Corrí al interior de <strong>la</strong> casa.—¡Cobarde! —gritó—. ¡Vuelve aquí y muere como un hombre!Las paredes <strong>del</strong> salón estaban decoradas con espantosos trofeos de caza, comociervos disecados y cabezas de dragón; también había un armario lleno de rifles, unjuego de espadas cruzadas y un arco y un carcaj.~126~

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!