10.07.2015 Views

4-la-batalla-del-laberinto

4-la-batalla-del-laberinto

4-la-batalla-del-laberinto

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Rick RiordanLa batal<strong>la</strong> <strong>del</strong> LaberintoRecorrimos un túnel de mármol, giramos a <strong>la</strong> izquierda... y estuve a punto de caeren un abismo. Tyson me sujetó en el último momento y me arrastró hacia atrás. Eltúnel continuaba más ade<strong>la</strong>nte, pero no había suelo en un trecho de treinta metros;sólo se veía un hueco oscuro y una serie de travesaños de hierro en el techo. La arañamecánica ya había cruzado <strong>la</strong> mitad <strong>del</strong> abismo colgada de los travesaños, a los queiba <strong>la</strong>nzando sus hilos metálicos.—¡Un pasamanos! —dijo Annabeth—. Se me dan muy bien.Saltó al primer travesaño, se agarró firmemente y empezó a pasar de uno a otroba<strong>la</strong>nceándose. Le daba miedo <strong>la</strong> araña más diminuta, pero no <strong>la</strong> posibilidad de caeral vacío desde un pasamanos <strong>la</strong>rguísimo. A ver quién entiende eso.Llegó al otro <strong>la</strong>do y echó a correr detrás de <strong>la</strong> araña. Me tocaba a mí. Cuando crucéel abismo, miré atrás y vi que Tyson se había subido a Grover a caballito (¿o sería acabrallito?). El grandullón llegó al final <strong>del</strong> pasamanos en tres brazadas. Menos malporque, justo cuando saltaba a mi <strong>la</strong>do, se quebró el último travesaño.Seguimos ade<strong>la</strong>nte y pasamos junto a un esqueleto desmoronado en un <strong>la</strong>do <strong>del</strong>túnel. Llevaba aún los restos de una camisa, unos pantalones y una corbata. La arañano aminoró el paso. Resbalé en un montón de pedazos de madera, pero cuandoenfoqué con <strong>la</strong> linterna descubrí que eran lápices: cientos de lápices partidos por <strong>la</strong>mitad.El túnel se abrió de repente a una gran estancia tan iluminada que <strong>la</strong> luz resultabacegadora. Lo primero que me l<strong>la</strong>mó <strong>la</strong> atención, cuando los ojos se acostumbraron,fueron los esqueletos. Había docenas tirados por el suelo. Algunos antiguos y yab<strong>la</strong>nqueados; otros recientes y muchísimo más repulsivos. No olían tan mal como losestablos de Gerión, pero casi.En el otro extremo de <strong>la</strong> estancia vi a una criatura monstruosa subida a un estradoreluciente. Tenía el cuerpo de un enorme león y cabeza de mujer. Habría resultadoguapa tal vez, pero llevaba el pelo pegado al cráneo, recogido en un moño inflexible,y se había puesto demasiado maquil<strong>la</strong>je, de manera que me recordaba a <strong>la</strong> profesorade música de tercer curso. Tenía prendida en el pecho una insignia con cinta azul quetardé unos segundos leer: «¡ESTE MONSTRUO HA SIDO DECLARADOEJEMPLAR!»—Esfinge —gimoteó Tyson.Yo sabía muy bien qué le daba tanto miedo. De pequeño, en Nueva York, Tysonhabía sido atacado por una esfinge. Aún tenía <strong>la</strong>s cicatrices en <strong>la</strong> espalda.A cada <strong>la</strong>do de <strong>la</strong> criatura, había un foco deslumbrante. La única salida era el túnelque quedaba justo detrás <strong>del</strong> estrado. La araña mecánica se deslizó entre <strong>la</strong>s garrasde <strong>la</strong> esfinge y desapareció.Annabeth se ade<strong>la</strong>ntó para seguir<strong>la</strong>, pero el monstruo dio un rugido y le mostrólos aguzados colmillos que albergaba en su boca, por lo demás de aspecto normal. De~143~

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!