10.07.2015 Views

4-la-batalla-del-laberinto

4-la-batalla-del-laberinto

4-la-batalla-del-laberinto

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Rick RiordanLa batal<strong>la</strong> <strong>del</strong> LaberintoCon un repentino sobresalto, me percaté de que hasta ese momento no sabía e<strong>la</strong>pellido de Luke. Ni siquiera se me había ocurrido preguntarlo.Luke sacaba su espada. El doble filo de Backbiter —<strong>la</strong> mitad de acero, <strong>la</strong> mitad debronce celestial— tenía un fulgor malvado. Había estado muchas veces a punto desucumbir ante aquel<strong>la</strong> espada. Era un arma perversa, capaz de matar por igual amonstruos y humanos; su hoja era <strong>la</strong> única que me daba miedo de verdad.«Te entregaste a mí por entero —le recordaba Cronos—. Tomaste esa espada enprueba de tu juramento.»—Sí, mi señor. Es sólo...«Querías poder. Te lo di. Ahora estás más allá de todo daño. Muy prontogobernarás el mundo de los dioses y los mortales. ¿No deseas vengarte? ¿No quieresver destruido el Olimpo?»Un escalofrío recorría el cuerpo de Luke.—Sí.El ataúd emitía un resp<strong>la</strong>ndor y su luz dorada inundaba <strong>la</strong> habitación.«Entonces prepara <strong>la</strong> fuerza de asalto. En cuanto se cierre el trato, nos pondremosen marcha. Primero reduciremos a cenizas el Campamento Mestizo. Y una vezeliminados esos héroes engorrosos, marcharemos hacia el Olimpo.»Alguien l<strong>la</strong>maba a <strong>la</strong>s puertas <strong>del</strong> camarote principal. El resp<strong>la</strong>ndor <strong>del</strong> ataúd sedesvanecía. Luke se incorporaba, envainaba su espada, se arreg<strong>la</strong>ba sus b<strong>la</strong>ncosropajes y respiraba hondo.—Ade<strong>la</strong>nte.Las puertas se abrían de golpe. Dos dracaenae —mujeres-reptil con doble co<strong>la</strong> deserpiente en lugar de piernas— se deslizaban en el interior <strong>del</strong> camarote. Entreambas iba Kelli, <strong>la</strong> empusa y animadora de <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> Goode.—Ho<strong>la</strong>, Luke. —Kelli sonreía. Iba con un vestido rojo y tenía un aspectoimpresionante, pero yo había visto su forma real y sabía lo que ocultaba: piernasdesiguales, ojos rojos, aguzados colmillos y un pelo l<strong>la</strong>meante.—¿Qué quieres, demonio? —preguntaba Luke fríamente—. Te he dicho que no memolestaras.Kelli hacía un mohín.—Qué poco amable. Pareces muy tenso. ¿Qué te parecería un buen masaje en loshombros?Luke retrocedía.—Si tienes que informar de algo, suéltalo ya. ¡Y si no, fuera!~70~

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!